El presidente colombiano, Gustavo Petro, aseguró que la posición de cerrar la frontera entre Colombia y Panamá -cuyo límite está marcado por la densa y montañosa selva del tapón del Darién- para parar el aumento del flujo migratorio "no es eficaz".
"Hay una posición que es reprimir, cerrar fronteras. En el caso del tapón del Darién es taponar el tapón, lo cual es bastante difícil (...) Yo creo que esa posición no es la eficaz", aseguró el presidente desde Nueva York, donde se encuentra para participar en la 78ª Asamblea General de las Naciones Unidas.
El domingo, durante un encuentro con residentes colombianos en Nueva York, sugirió que "los poderes políticos de este país (EE.UU.) nos han pedido que tapemos el tapón, como si eso fuera fácil; que construyamos una especie de muro para que no pase la gente hacia los EE.UU.; nos han pedido que corramos en cierta forma la frontera de México con Estados Unidos en sus puestos de migración para que se instalen puestos de migración en Colombia", algo que el Gobierno estadounidense ha desmentido.
Petro considera que para reducir el flujo se deben atajar problemas en los países de origen. "Lo que nosotros buscamos es disminuir con eficacia el flujo de personas de todo el mundo por ese tapón y producir bienestar en sus países de orígenes. La mejor manera de acabar el éxodo es que haya prosperidad", aseguró este lunes el presidente.
Y para ello, volvió a insistir en el desbloqueo de Venezuela como solución al "éxodo" y concretamente en "liberar fondos de manera progresiva".
"Hemos pedido que a través de la Corporación Andina de Fomento (CAF) se permita tramitar los dineros propiedad de Venezuela en el Fondo Monetario Internacional (FMI), los llamados derechos especiales de giro, por una cuantía de 5.000 millones de dólares para empezar a lograr un mejor bienestar de la población en Venezuela, que es lo que permitiría disminuir sustancialmente el flujo del Darién", apuntó.
La peligrosa selva del Darién
Petro se reunirá este martes con su homólogo panameño, Laurentino Cortizo, para abordar este tema, después de que el Gobierno del país vecino haya acusado en varias ocasiones a Colombia de inacción ante la crisis que se vive en la frontera, donde una media de 3.000 personas están llegando cada día al otro lado de la selva.
En su tránsito por esta montañosa selva, que puede durar una semana, se enfrentan a peligros naturales como crecidas de ríos, precipicios resbaladizos, falta de comida y agua potable o picaduras de animales, pero también a bandas criminales -el tráfico de migrantes está liderado por el Clan del Golfo en el lado colombiano- y ataques y violaciones por parte de bandas.
El sábado en su intervención durante la reunión del Grupo de los 77 y China (G77+China) celebrada en La Habana, Cuba, la canciller panameña, Janaina Tewaney, pidió -como también ha hecho Colombia- mayor coordinación para ejecutar "políticas migratorias efectivas y realistas" que garanticen los derechos humanos de los cientos de miles de personas que cruzan la selva del Darién.
"Por favor, Darién no es una ruta y no lo puede ser", remarcó la canciller panameña, destacando que solo este año Panamá prevé que entre 400.000 y 500.000 personas crucen la selva darienita en su trayecto hacia EE.UU. y que, en lo que ha transcurrido del año su país ha recibido cuatro veces más migrantes que en un periodo de cinco años.