"Por un país donde el buentrato a las personas mayores sea ley", es la frase que Luana Volnovich eligió para su biografía de Twitter. Ahí también se define como militante de la Cámpora y Directora Ejecutiva de PAMI. En ese orden. Volnovich dirige hace tres años una de las áreas más sensibles del Poder Ejecutivo: por su función, que es cuidar la salud y el bienestar de 5 millones de adultas y adultos mayores de Argentina; por su caja, una de las más importantes del Estado; y por su inmensidad, el PAMI es la obra social más grande de Latinoamérica.
Cuando se refiere a la población con la que comenzó a trabajar desde 2015 - primero como vicepresidenta segunda de la comisión de Seguridad Social de Diputados, luego como directora del PAMI-, Luana Volnovich se los apropia. Habla de "mis jubilados y jubiladas". Su gestión termina con algunos hechos inéditos: es la primera vez en 52 años que los afiliados pueden elegir dentro de la cartilla en qué clínicas y con qué médicos atenderse, y deja al organismo con un superávit que mantiene desde hace tres años consecutivos.
Desde su oficina en el tercer piso de la sede central de PAMI, empapelada con fotos y carteles de Néstor y Cristina Kirchner, Volnovich habla con PáginaI12 con la excusa del anuncio de universalización del Programa Alimentario, y da definiciones sobre el futuro del financiamiento de la salud de los adultos mayores: "El PAMI es la solución argentina para un desafío mundial", sentencia.
- ¿Qué es lo que más te preocupa de lo que plantea la oposición con respecto al sector de adultos mayores?
- Acá hay un modelo (Patricia Bullrich) que gobernó los últimos cuatro años y ya vimos los resultados, y otro ( Javier Milei) que no se sabe bien lo que quiere. Milei propone la disolución del Estado porque es ineficiente. Y si hay un lugar donde está el Estado es en PAMI. PAMI es el Estado. Es una mirada antitética a la visión de Milei. La lógica del león es la ley de la selva, porque si no hay Estado es la ley de la selva. Y en la ley de la selva los viejos son los primeros que pierden. Los que tienen recursos para sobrevivir van a estar mejor. No es rentable desde la lógica del mercado mantener a los viejos, porque son los que más medicamentos consumen, los que más estudios se hacen, los que más servicios utilizan. La Argentina sin el PAMI es inviable, y no tiene sentido porque financiar la salud de los adultos mayores que cada vez vivimos más es un desafío en todo el mundo y PAMI es un solución argentina para un desafío mundial.
- ¿Cómo funcionaría la lógica de los vouchers para el PAMI?
- Cuando empezás a mirar los debates de la seguridad social, la pregunta es quién lo va a pagar. Ahí es donde viene por ejemplo Milei a plantear la idea de los vouchers. El sistema de vouchers es inaplicable, porque omite el detalle de que el Estado es una herramienta eficaz y eficiente para cuidar en la masividad, para tener la capacidad de bajar precios y permitir una política expansiva en materia de salud. Si Milei cerarra el PAMI, agarrara la plata que entra en un mes por el presupuesto de PAMI y lo dividiera entre los 5 millones de afiliados, a cada afiliado le corresponderían 24.000 pesos. Una prepaga cuesta 160.000 pesos para los adultos mayores, si tienen suerte de que los admitan. Los medicamentos pueden costar por lo menos 40.000 pesos. El PAMI funciona por la masividad y por eso rinde. Cualquier propuesta que no incluya al PAMI es condenar a los afiliados a una tortura.
- ¿Y Bullrich?
- En términos prestacionales la gestión anterior había quitado el servicio de los medicamentos gratis poniendo barreras de acceso. Además se había hecho un sistema capitado, que es lo más nefasto que hay para la salud. Es un negocio financiero espectacular para las clínicas, que recibían la cápita- es decir la plata- a principio de mes en función de la cantidad de prestadores que ellas mismas declaraban que pueden atender y que después nadie controlaba nada. La cápita es un sistema donde el Estado se saca la responsabilidad, agarran la plata de los jubilados y se la dan a las clínicas y se van a dormir. A su vez los prestadores no tienen ningún estímulo para atender, porque reciben la plata anticipadamente y nadie las controla. Es un gran negocio financiero para las clínicas y un pésimo negocio para la gente, porque el servicio era muy malo. Eso lo hicieron Patricia Bullrich, Macri, Ocaña. Además dejaron una deuda con el equivalente a plata de hoy a 100.000 millones de pesos , es un montón de plata porque es casi el mismo monto que estamos destinando a la universalización del Programa Alimentario que anunciamos el domingo.
- El PAMI fue protagonista de una de esta serie de medidas que está anunciando Sergio Massa para mantener el poder adquisitivo de los ingresos de los y las argentinas. ¿De qué se trata?
- Como parte de las acciones para mejorar las condiciones de vida de la gente, tomamos la decisión de universalizar el Programa Alimentario de PAMI. Es decir, que 3 millones de afiliados, todos mayores de sesenta años que perciben hasta una jubilación mínima y media- que hoy son 131.000 pesos- se conviertan automáticamente en parte de este programa. A los afiliados de PAMI que cumplan estas condiciones se les va a sumar a su jubilación un bono mensual de 15.000 pesos en octubre, noviembre y diciembre.
- Se llama Programa Alimentario pero no se destina solo al consumo de alimentos, ¿verdad?
- No, puede destinarse a otros consumos. Es plata en la cuenta, pero lo llamamos así porque es una herramienta histórica del PAMI que existe desde 1992. Es importante entender que el PAMI no es una obra social, es un Instituto de Promoción Social con una mirada integral de la salud que no se reduce solamente a dar medicamentos y tratamiento médico, sino al bienestar general. En un primer momento, significaba la entrega de bolsones con alimentos en los Centros de Jubilados que luego se transformaron en una prestación numeraria sin asignación específica.
- Lo van a empezar a cobrar 3 millones de personas. ¿A cuánta gente alcanzaba antes?
- Cuando llegamos a la gestión cobraban este refuerzo apenas 500.000 personas, que tenían que hacer un trámite tedioso hasta lograr conseguirlo. El programa entró dentro de la lógica de vaciamiento de la administración del PAMI de la gestión anterior, que no se redujo sólo a dejar de otorgar medicamentos gratis o pocos turnos médicos. Durante los cuatro años de gobierno de Mauricio Macri no se aumentó ni la cantidad de personas que cobraban los bolsones, ni tampoco el monto. Desde que llegamos a la gestión lo fuimos fortaleciendo en dinero y ampliando. Ahora lo hicimos más universal, alcanzando a 3 millones de afiliados.
- ¿Cuánto dinero implica y cómo se financia el programa?
- Son 130.000 millones de pesos de inversión hasta fin de año. Pero lo importante es que es una inversión que hacemos de nuestros propios ahorros. No fuimos a pedir asistencia del Tesoro, sino que el PAMI recauda aportes de trabajadores y jubilados que le permiten financiar este y otros proyectos recientes como la ampliación de la cantidad de productos gratis que van adentro del vademécum de medicamentos, la inauguración de hospitales, construcción de residencias para adultos mayores, y la inversión para mejorar prácticas quirúrgicas. Todas estas medidas las hacemos con los ahorros que generamos de nuestros propios recursos.
- Es un dato distinto porque, históricamente, las gestiones del PAMI terminan con deudas
- Nosotros estamos terminando la gestión con ahorro y no en base a un ajuste, sino habiendo ampliado las prestaciones. Dimos 60 millones de turnos con libertad de elegir, volvimos a ofrecer medicamentos gratis a los afiliados, vamos a terminar con más cantidad de hospitales propios y ahora universalizamos el Programa Alimentario.
- Es el tercer año seguido que el Instituto tiene superávit, ¿cómo lo lograron?
- Pudimos ahorrar porque negociamos los precios de los medicamentos y de todo lo que compramos. Por su inmensidad, el PAMI es el primer comprador de todo lo que se te ocurra del rubro salud, compramos el 40 por ciento de los medicamentos, tenemos el 50 por ciento de los pacientes oncológicos de argentina, y puedo seguir. En esa masividad que nos da esta capacidad estatal de ser mayoristas, negociamos precios. Y si bien es el rol que tiene que tener el Estado, negociar implica pelear y evidentemente hubo tiempos en los que no hubo ganas de negociar y disputarle rentabilidad al sector salud, que es altísima. Y a su vez ahorrar significa cuidar la plata de los jubilados, había mucha oscuridad acá adentro.
- ¿Crees que se pueden ganar las elecciones?
-Nosotros necesitamos que Massa gane, los viejos necesitan que Massa gane. Porque ninguna de las otras dos propuestas los tiene en cuenta. Es un tema de subsistencia.