El debate fiscalista, novedoso en el escenario mediático y político, abrió una marea de especulaciones sobre la pérdida de recaudación que el fisco tuvo por la decisión del ministro de Economía, Sergio Massa, de eliminar la cuarta categoría del Impuesto a las Ganancias. La discusión, en el fondo, enfrenta a los que aseguran que los impuestos a empresas y grandes contribuyentes traban la actividad económica y los otros, que entienden que esos impuestos deben cobrarse por su rol distributivo entre quienes pueden pagar y quienes no.
En este escenario, los datos muestran que eliminar tributos a sectores empresarios o exportadores, tiene hasta el triple de perjuicio al fisco y, además, en las eliminaciones más recientes, no generaron el nivel de cuestionamiento que desató un tributo como Ganancias, que si bien es cierto que impacta en una porción menor de los trabajadores, es un daño serio para el bolsillo de obreros de todo tipo de rubros. Quedó más de manifiesto, inclusive, tras la reacción nula de la oposición sobre la medida de Massa de bajar retenciones por 90 días a la industria láctea.
Los números
Puesto en cifras porcentuales para equiparar años anteriores con los actuales y evitar hablar en terminos de dinero y modificaciones del producto, la quita de Ganancias que ordenó Massa representa casi un 0,3 por ciento del PBI. El impacto es muy menor en relación a las últimas bajas de Retenciones a las Exportaciones y Contribuciones Patronales.
En 2016, el Gobierno de Mauricio Macri entró a la gestión eliminando Derechos de Exportación a la soja, medida que costó 0,74 por ciento del PBI. Tres años más tarde, en 2019, la reducción que hizo el PRO de Contribuciones Patronales supuso un 0,22 por ciento del PBI.
En ese momento, no se debatió públicamente ni el macrismo expuso que esa no erogación era dañina para el fisco. La idea, no equivocada, es que las retencioners distorsionan la actividad económica y que existen en pocos lugares de mundo. Tampoco se planteó que quitar retenciones en un país de 40 por ciento de pobres y otro tanto de trabajadores informales, no es un principio justo, algo que sí surge en el marco del debate actual por el Impuesto a las Ganancias.
El "pocos o muchos" esconde una trampa
En lo conceptual y técnico es claro que la inequidad aumenta si los que más ganan (los que pagan Ganancias) terminando "ganando" aún más por la quita de Ganancias. Es decir, se amplía la brecha de ingresos entre trabajadores no alcanzados por el Impuestos y aquellos que sí lo están. Hoy, definida la quita de Ganancias, quedaron pagando sólo algo más de 70 mil trabajadores de los 800 mil que pagaban antes de la suba del Mínimo a 1,7 millones de pesos. Estos números se inscriben en un mercado formal del trabajo que se aproxima a los 9 millones de empleados privados.
El problema, agregan en el Gobierno, es que la responsabilidad del Estado "es buscar las maneras de recuperar esa recaudación que empieza a faltar por Ganancias". El asunto es que esa recuperación amerita que los Estados tomen la decisión política de cobrarles más impuestos a los que más tienen. Y ahí entran en juego los sectores exportadores, el Poder Judicial, y las grandes empresas, que tienen espaldas para retoques al alza. En el caso de la Justicia, si los magistrados pagaran, se cubriría no sólo la quita de la cuarta categoría, sino que a la vez se podrían bajar retenciones sin impacto.
Todos estos números y las características del debate muestran, también, que las promesas del libertario Javier Milei y la líder PRO, Patricia Bullrich, de rebajas impositivas en Retenciones (Milei plantea un recorte de 15 puntos del PBI), no sólo dañarán seriamente al fisco sino que no parece, de acuerdo a lo que plantean sus equipos, que esas condonaciones tributarias a sectores empresarios se vayan a compensar cobrándoles más a otros sectores pudientes.
Esto explica, quizás, por qué el economista de Patricia, Carlos Melconian, ya le avisó que es imposible, en caso de ganar, llegar y eliminar retenciones a las exportaciones agropecuarias. Esto le trajo a Bullrich dolores de cabeza cuando charló hace poco con ruralistas, que le preguntaron sobre el tema. Ella sólo atinó a responde que trataría de convencer a Melconian.