Pensar en el cine es también pensar en música, o a la inversa. Un diálogo que cada uno disfruta como quiere y desea. Por este camino transita Volver a Solanas: Canciones de cine, el espectáculo musical dedicado a las canciones con las que el director de El exilio de Gardel delineó su cine. Versiones de Astor Piazzolla, Alfredo Zitarrosa, Fito Páez, además de creaciones del propio Solanas, serán parte del show que hoy a las 21.30, en Complejo Cultural Atlas (Mitre 645), ofrecerán Patricia Mazzoni (voz), Pablo Suárez (guitarra y voz) y Carlos Tegiacchi (teclados); con las presencias invitadas de Ignacio Corominas (guitarra) y José Gago (flauta traversa).
“Uno de los muchos problemas que tenemos en Argentina, entre quienes nos gusta pensar o escribir sobre el arte y la cultura, es la dificultad para hacer dialogar distintos lenguajes y mundos. Me parece que quizás por eso también me gusta el cine de Pino Solanas, en donde siempre se está dialogando y mezclando”, comenta Pablo Suárez a Rosario/12.
“En esta propuesta, hay varias cosas que se juntan; una podría ser la del maestro ciruela, como si se diera una clase. En ese afán, el riesgo está en que quede medio pedagógico, pero en el mal sentido de la palabra. Otra cuestión es la de que los universos musicales se despliegan, a colores y como un atlas, diría Serrat; y trabajar con autores te sirve para cerrar, un director evita que se te disperse la propuesta. Eso, combinado con la necesidad de hacer dialogar los géneros, los mundos y los colores. Yo soy historiador y este es un laburo muy importante, que tenemos que hacer, no solo entre artistas e historiadores. Hay ámbitos y personajes que tendrían que dialogar, y la música con el cine es una de estas posibilidades. Yo quiero que la gente, luego de ver este show, tenga ganas de volver a ver las películas”, continúa Suárez.
-Recordar las películas de Solanas implica sus canciones, son constitutivas.
-Solanas se tomaba un laburo especial al elegir las canciones. En Los hijos de Fierro, las letras son de (Mauricio) Kartun y las toca Zitarrosa, además de ser un cine súper político. En Sur aparece Fito (Páez) y en El viaje actúa; también está (Egberto) Gismonti. Y las canciones del propio Solanas, que son muy buenas. Me parece muy necesario hacer dialogar los lenguajes artísticos, porque los encasillamientos terminan obturando la mirada. Cuando el director elige una música o un intérprete hay una carga, como cuando se presenta a Fito en Sur como Marcelo y sus Ravioles; hay una búsqueda y está ahí, hay que rescatarlo. En La nube no solo lo pone a (Eduardo) Pavlovsky sino también a (Luis) Cardei, un cantante de tango que estaba olvidadísimo, le da un papel importante y lo hace cantar; tal vez sea su única aparición en cine cantando. Creo que uno de los problemas que tenemos es dialogar y éste es un aporte, una invitación a hacer dialogar lenguajes y mundos.
-Recuerdo cuando le preguntaban a Solanas sobre la participación de Fito como actor, y respondía que un músico, desde el solo hecho de subir a un escenario, ya actuaba. Ahora bien, ¿cómo apareció esta idea?
-Comenzó hace muchos años, en 2013, cuando presentamos con Sergio Luis Fuster el libro Cine y Tierra, donde publiqué un artículo. Propuse cantar música de películas argentinas para esa presentación e hicimos unos temas; por ejemplo “En el país de Nomeacuerdo”, que está en La historia oficial. Esa canción era una cosa antes de la película, luego pasó a ser otra; y siempre me quedó la cosa esta de juntar. El candidato era Leonardo Favio, pero su cine y música son tan distintos que hasta tienen públicos diferentes; de hecho, sus canciones no están en sus películas. Pero en el caso de Solanas la idea cerraba, ofrecía un buen perfil para poner Zitarrosa, Páez, Piazzolla, y se pudo armar, con dos idóneos, porque Carlos Tegiacchi tocó con Omar Torres y tiene al tango muy manyado, y Nacho Corominas es un guitarrista muy zitarrosero.
Entre las canciones que se escucharán, Suárez adelanta versiones de “Solo”, “Vuelvo al sur”, “Ushuaia”, “que es hermosa y no ha tenido otras versiones; es decir, había canciones planchadas y queríamos sacarlas, como temas de Piazzolla que casi nadie toca. Al repertorio hay que moverlo o terminamos haciendo lo de siempre”.
-Y resituar aquellas canciones en este contexto.
-En El exilio de Gardel, la canción “Tango Tango” habla de “un país donde pueda ser yo, donde puedas trabajar sin tener que mendigar”. Ese programa que Solanas pensaba para la Argentina del ’85/’86 hoy tiene una vigencia dramática. Un país donde todos te respeten parece un objetivo a alcanzar, y esa canción que parecía un testimonio sobre la primavera democrática y la agenda que tenía, podría ser hoy, todavía, un buen programa.