Mario Wainfeld fue la referencia obligada de los lectores de PáginaI12 durante años en citas dominicales que se cortaron para siempre este 21 de septiembre y que tendrá el peso de su ausencia en el primer domingo de primavera. Faltarán a partir de allí cuatro semanas para unas elecciones presidenciales que podrían depositar en la Casa Rosada a un proyecto de extrema derecha. El tránsito de este período de la vida nacional ya no tiene al columnista.
Llamativamente, la prosa diaria de Wainfeld no tuvo continuidad en textos de largo aliento sino hasta hace pocos años. El abogado y periodista dejó dos libros, publicados en 2016 y 2019, es decir, en el arco que se abre con el gobierno de Mauricio Macri y que se cierra con el ocaso de ese proyecto conservador, en los albores ciertamente esperanzadores de lo que fue el Frente de Todos.
Kirchner. El tipo que supo, se publicó en octubre de 2016, por Siglo XXI. No es solamente el primer libro de Wainfeld: es, tal vez, uno de los mejores textos sobre la figura de Néstor Kirchner. A caballo de la crónica periodística y el ensayo político, el volumen abarcó la etapa que va de 2003 a 2010, con capacidad para analizar pliegues hoy quizás algo perdidos en la memoria, pero que tuvieron fuerte implicancia en su momento, como la primera marcha de Juan Carlos Blumberg en reclamo de justicia por el secuestro y asesinato de su hijo para contraponer ante el impacto, horas antes, del acto de Kirchner en la ESMA y el retiro de los cuadros de Videla y Bignone del Colegio Militar.
Si un lector o investigador del presente o el futuro quisiera indagar sobre la experiencia kirchnerista, la obra de Wainfeld sobre Kirchner es una referencia ineludible. Allí está todo: la construcción política desde Santa Cruz, el proceso de desendeudamiento, la concertación política y el proyecto transversal, los derechos humanos, las movidas destituyentes (Cromañón y la 125), la Ley de Medios.
Además, el libro le dio cabida a un toque satírico que Wainfeld plasmó en unas cuantas notas en este diario: el politólogo sueco que escribe su tesis sobre la Argentina. Heredera directa de la "Llamada internacional" de Osvaldo Soriano, esa serie de notas mostró con humor la perspectiva de un extranjero (nada más alejado de la idiosincracia argentina que un escandinavo) que intenta entender los vaivenes de un país sudamericano y un fenómeno como el peronismo. El humor y la ironía eran una veta en la escritura de Wainfeld, ya de antes de PáginaI12. A mediados de los 80 reseñó en la revista Unidos el perdurable ensayo Los cuatro peronismos de Alejandro Horowicz. Allí deslizó esta línea: "Es mucho menos peronista que Ramos, mucho más serio que Sebreli, mucho menos aburrido que Milcíades Peña".
Estallidos argentinos. Cuando se desbanda el vago orden en que vivimos, apareció a mediados de 2019, también por Siglo XXI. El libro se centró en varios momentos límite de la democracia argentina en este siglo: 2001, el fallo del 2x1 de la Corte Suprema en favor de los genocidas, las muertes de Santiago Maldonado y Rafael Nahuel, entre otros hechos.
Fino lector, como en su primer libro, no solamente hay referencias bibliográficas y citas, sino también capítulos encabezados, todos, por uno, dos y hasta tres epígrafes, de autores diversos, como Max Weber, Marguerite Yourcenar, Sandor Marai, Rodolfo Walsh, bastante seguido, Jorge Luis Borges. Wainfeld era un lector de Borges y llegó a interpretar el ascenso de Jorge Bergoglio como Papa en base a un cuento de los no más citados del escritor, "La escritura del dios", y sobre el que se había referido en PáginaI12 en ocasión del centenario del autor de Ficciones. Aquella columna se tituló como el cuento de Borges.
Los dos libros que se dejó se cierran con ánimo de no clausurar la lectura, sino de continuarla en el diálogo a través del correo electrónico. Dedicó sendas páginas a justificar el dialogo con los lectores. "Mi esperanza se ramifica: ansío que lleguen muchos mensajes y poder contestarlos todos con cierta dedicación", escribió en su libro sobre Kirchner, con un afán que estaba en sus columnas dominicales con casilla de mail al pie.
En Estallidos argentinos repitió la fórmula y contó su experiencia con los mensajes por el primer libro: "Lancé una botella al mar, no sabía cómo me responderían. Por una vez en la vida, la pegué. Recibí centenares de mensajes, equivalentes, póngale, al uno por ciento de los ejemplares vendidos (...). Los contesté todos, algunos se extendieron en intercambios más extensos (...). Me sorprendió la cantidad de historias de vida, recuerdos, episodios nacionales o personales (...). Aprendí y me conmoví muchísimo, 'releí' mi propio texto (...). Adeudo un artículo sobre ese relato coral, impagable".
La foto que ilustra en PáginaI12 la noticia de la muerte de Wainfeld es de Guadalupe Lombardo. El columnista habla a cámara, en la redacción del diario, en una de las primeras charlas on line para suscriptores. Era 2018. El cronista, que no había tenido contacto con el columnista, tuvo que desglosar sus palabras para una nota en la web. Terminada la charla, le acercó un ejemplar de Kirchner. El tipo que supo. Le estampó estas palabras a alguien a quien no había visto nunca: "Para Juan Pablo, gracias por tu interés. Un fuerte abrazo, compañero. Mario". Y lo despidió con un beso y un abrazo.