La desigualdad en los ingresos de la población empeoró levemente en el segundo trimestre de este año, medida a través del coeficiente de Gini que publicó Indec el jueves. Su valor fue de 0,417, siendo cero el valor que implica igualdad absoluta y uno desigualdad total, mientras que en igual período del año pasado había sido de 0,414. Se mantiene igual dentro de los mejores registros para un segundo trimestre en los últimos años y deja atrás los valores del primer trimestre que habían sido poco favorables. En tanto, otra estadística relevante es la brecha de ingresos calculada entre el decil más rico y más pobre de la población, que se mantuvo en 14 veces ubicandosé entre las menores de la serie histórica. Son datos particularmente relevantes dada la coyuntura en el segundo trimestre, de recesión de la actividad y aceleración de la dinámica inflacionaria.
El ingreso promedio per cápita del total de la población alcanzó los 87.310 pesos, mientras que la mediana del ingreso per cápita fue de 65.500 pesos: es decir la mitad de la población encuestada cobra hasta esa suma de dinero. El muestreo se realiza en los 31 aglomerados urbanos que releva el Indec, en los cuales habitan 29,4 millones de personas. En el decil más rico de la población la mediana del ingreso per cápita fue de 230.000 pesos en tanto que en el décil más pobre alcanzó los 17.000 pesos, de allí que la brecha de ingresos entre ambos extremos de la población sea de 14 (similar a la registrada en igual período de 2022).
La brecha de ingresos entre las clases más ricas y menos favorecidas de la población viene disminuyendo desde picos elevados registrados en 2019 y 2020, la recuperación del empleo en la pospandemia contribuye a generar esta situación. El miércoles Indec difundió los datos de empleo correspondientes al segundo trimestre de 2023: la tasa de desocupación fue la más baja para ese trimestre desde 2003 alcanzando un 6,2 por ciento. En tanto, la tasa de actividad se ubicó en niveles cercanos a los máximos históricos al promediar el 47,6 por ciento. Es de destacar el sostén de los ingresos y el empleo aún en un contexto recesivo para la actividad económica (el EMAE retrocedió 2,9 por ciento en el segundo trimestre del año) y de aceleración inflacionaria (7,4 de inflación mensual promedio). La semana próxima Indec publicará el dato de pobreza e indigencia en el primer semestre del año y se aguarda sea desfavorable.
Analizado según la escala de ingreso individual, el ingreso promedio del estrato más bajo –que contempla a los cuatro primeros deciles de la población- equivalió a 51.196 pesos, mientras el del estrato medio –entre los deciles 5 a 8- alcanzó los 132.455 pesos y el del estrato alto –los deciles 9 y 10- ascendió a 325.695 pesos. De todos modos, cabe mencionar que la información sobre ingresos que releva el Indec suele estar subestimada, especialmente en los deciles más altos. A su vez, se advierte una diferencia según género: los perceptores varones tuvieron un ingreso promedio de 161.252 pesos mientras que el de las mujeres fue 116.584 pesos.
Es curioso que al analizar esa misma clasificación para la población que está laboralmente ocupada, los valores no aumentan significativamente: el ingreso promedio de los primeros cuatro deciles de la población ordenada según ingreso de la ocupación principal fue de 51.771 pesos, el ingreso promedio del estrato medio fue de 143.286 pesos, mientras el de los deciles más ricos equivalió a 317.518 pesos (esto es menor al estimado para la población total encuestada).
En cambio, respecto a la población asalariada se observan registros más altos: el ingreso promedio de los primeros cuatro deciles de la población ordenada según ingreso principal fue de 59.277 pesos, el ingreso promedio del estrato medio fue de 152.880 pesos, mientras el de los deciles más ricos equivalió a 320.993 pesos. Dentro de la población asalariada, no obstante, las condiciones son heterogéneas según el grado de formalidad del empleo: entre las personas asalariadas con descuento jubilatorio el ingreso promedio fue de 186.987 pesos, mientras que en el caso de aquellas sin descuento jubilatorio alcanzó 81.736 pesos.
Un aspecto que observar el informe de Indec es que el crecimiento interanual de los asalariados formales (con descuento jubilatorio) fue levemente inferior a la evolución de la inflación minorista que promedió el 113 por ciento en el segundo trimestre del año, mientras dichos salarios treparon 108,6 por ciento. Por el contrario, los salarios del sector informal (sin descuento jubilatorio) crecieron en línea con la inflación.
En el caso de los hogares, los ingresos laborales representaron el 76,1 por ciento de los ingresos totales, mientras que los ingresos no laborales alcanzaron el 23,9 por ciento restante. El peso de los ingresos no laborales fue mayor en los deciles de menores ingresos, representando al 64,8 por ciento en el decirl primero y al 15,1 por ciento del total en el decil décimo.