Este viernes pasado, 15 de septiembre, a las 12.39. Mario me escribe por whatsapp
-Aguitiur, Tuny
Significa “que tengas un buen año” en idish. Es que ese viernes era año nuevo (Rosh Hashaná) 5784. Y en verdad el saludo se escribe A guit iur. Seguro que Mario sabía cómo se escribe, pero quiso darle su toque mistongo.
Siguiente mensaje:
-Así decían bobe y zeide
O sea, así decían mi abuela y abuelo. Todo siempre en idish.
12.41 Mario escribe
-Minga de Shaná Tová, che
Shaná Tová es deseo de buen año, pero no en el idish de la tradición sino en el hebreo actual.
A nosotros, los que nos quedamos ahora sin Mario, nos cayó eso de interpretar esas frases hermosas que siempre fluían.
Mario me escribió ese viernes que su reivindicación era la de esos abuelos nuestros que sobrevivieron al Holocausto, llenos de dulzura y cultura, guardando la herencia judía. Pero no quería asociar el saludo del nuevo año con la derecha israelí, con la beligerancia de Netanyahu y la inexistencia de una política de paz.
Seguro que esa fue su intención. No necesito ni preguntarle.
Y, por supuesto, ese minga y el che del final: la marca porteña y diría el toque peronista del que siempre disfrutaba. O sea: sí, idish, bobe, zeide, lo que sea, pero de acá. Y, con mirada progresista, siempre, siempre, hasta en un saludo de año nuevo.
Mario era esto: la inteligencia, la suavidad, los principios, la amistad.
Aguitiur Mario. Nos quedamos acá, mal, extrañándote.