La aerolínea Ryanair bajó las tarifas entre 5 y 7 por ciento en sus vuelos hacia Barcelona como medida preventiva para no perder clientes tras los atentados jihadistas del pasado 17 de agosto. “Con tarifas más bajas la gente vuela más fácil”, aseguró el consejero delegado de la aerolínea low cost, Michael O’Leary. La práctica habitual de Ryanair es rebajar de forma automática el precio de sus billetes a destinos afectados por un atentado terrorista con el fin de mantener los tráficos. Y esta estrategia parece haberles funcionado.
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