Los aumentos de precios hacia los sectores más populares son cotidianos. En este sentido el Programa Hogar se considera como una iniciativa útil para paliar la problemática respecto al acceso a la garrafa, pero el precio establecido sigue siendo insuficiente. La situación de los vecinos que viven en los barrios donde no llega la red de gas natural es cada vez más compleja. Según la Resolución 56/2017 de la Secretaría de Recursos Hidrocarburíferas, publicada en el Boletín Oficial, la garrafa de 10 kilos tendrá un precio máximo de venta antes de impuestos de 122,17 pesos, que al sumar el 10,5 por ciento de IVA, llega a un precio final de 135 pesos. 

Hubo un aumento a través de la actualización de los precios Máximos de Referencia de garrafas de GLP de diez de capacidad para Fraccionadores, Distribuidores y Comercios. Pero se mantuvo en igual término de 20 pesos final el precio subsidiado de la garrafa de 10 kilos para los beneficiarios del Programa Hogar, que es la que más demanda los sectores que aún no tienen acceso a la red de gas.

Desde una visión como política pública se considera que si bien la iniciativa es útil para paliar la problemática respecto al acceso a la garrafa, el aumento debe ser un poco más equitativo para beneficiarios del Programa Hogar. Además, el contexto general de ajuste e inflación se ha agravado durante el primer semestre 2017, afectando principalmente a los sectores populares. 

El aumento otorgado a los empresarios del sector fue del 39 por ciento del valor de la garrafa de gas envasado de 10 kilogramos, con lo cual pasó de un valor de 97 a 135 pesos en las distribuidoras y fraccionadoras de gas envasado. Este precio no incluye la distribución, con lo cual si no se cuenta con transporte propio para comprar en la puerta de estos lugares o es entregada a domicilio, el costo asciende a 220 pesos la unidad, que es el precio en el que ronda comprarla en un local del barrio. Además, los recorridos logísticos que realiza un camión de las empresas comercializadoras, sigue siendo insuficiente sumándole la falta de control sobre los precios. Dos cuestiones: la primera es porque dicha distribución no llega a todos los barrios de cada ciudad donde el consumo de garrafa es masivo (problemática derivada de la falta de acceso al servicio de la red de gas), y por otra parte, las dificultades que presenta acceder al envase de gas, por su precio, y porque se comercializa principalmente en el mercado negro, sin que el Estado tenga ningún tipo de accionar (control)  con esta situación.

En este sentido, cabe rescatar que el Programa Hogar originado en 2015 fue una “reformulación” del programa anterior Garrafas para Todos, que en vez de subsidiar a la oferta representada en las empresas que participan de la cadena de abastecimiento de las garrafas, se subsidia directamente a los que lo necesitan, a los que no tienen ingresos suficientes para abonar el precio de la garrafa. Actualmente la dinámica del Estado Nacional llevada adelante por el gobierno de la “Alianza Pro” cambio totalmente en el pensar en el “bienestar social” ya que últimamente realiza un traspaso de derechos de los sectores populares hacia los sectores empresariales.

* Docente investigador Unaj/Fundación Generación del Sur.