El stock de Lebac es de 942 mil millones de pesos. La Base Monetaria suma 870 mil millones de pesos. Las cifras se publicaron en el último Informe Monetario diario del Banco Central, lo que resulta que la relación entre Letras y Base ya es del 108 por ciento. Puesto de otro modo: hay 1,08 pesos de deuda en Lebac por cada peso que circula en la economía. La relación era del 90 por ciento a mediados del año pasado, cuando el BC estimó que para agosto de este año el ratio iba a ser inferior al 85 por ciento. La proyección, que sigue disponible en la página web de la entidad, es otro de los errores de diagnóstico de Federico Sturzenegger y su equipo en el Central. Se suma al objetivo de inflación que no se cumplirá en 2017 y al anuncio fallido de aumento de las reservas internacionales.

Sturzenegger aseguraba a mitad del 2016 que el crecimiento de la economía y la caída de la tasa de interés permitirían ir disminuyendo en forma gradual el stock de Lebac este año. Pero la bola de nieve no sólo no se achicó sino que continúo incrementándose. Subió de 617 a 942 mil millones de pesos entre agosto del año pasado y el mismo mes de este año, 325 mil millones de pesos más, mientras que Base Monetaria sumó 197 mil millones. La tasa se mantuvo en niveles elevados y no creció la economía. El crecimiento acumulado del PIB en los últimos 12 meses, según el Indec, fue cero.

Los funcionarios del BC no dieron una explicación de por qué fallaron en la proyección. Esa carencia no es novedad porque la discrecionalidad se volvió costumbre en el directorio de la entidad. En agosto de este año comenzó a intervenir en el mercado cambiario vendiendo reservas, tras casi 18 meses de decir que no había que controlar el precio del dólar. Nunca aclaró ni argumentó su cambio de postura.

La política monetaria sigue sin encontrar el rumbo y el Banco Central se descapitaliza. El patrimonio neto de la entidad bajó a la mitad este año y se encuentra cada vez más endeudado por el aumento de las Lebac. En las últimas tres licitaciones primarias de Letras no pudo renovar en promedio unos 90 mil millones de pesos y debió salir a absorber ese monto a través de nuevas licitaciones del mercado secundario. El resultado fue un alza de la tasa de interés, que la semana pasada superó el 27 por ciento anual.

La absorción de pesos con Lebac no implicó una moderación en la expansión de la Base Monetaria. En agosto aumentó a un ritmo de 29,3 por ciento, cifra casi idéntica a la que en 2014 y 2015 Sturzenegger indicaba que era insostenible y provocaba inflación. Este suplemento revisó cuánto subió la Base Monetaria en promedio interanual entre enero y julio de 2017. La cifra se ubicó en el 34,9 por ciento, cuando en el mismo período del 2014 había sido de 19,1 por ciento, en 2015 del 30,2 por ciento y en 2016 de 28,0. Es un dato llamativo. La política monetaria fue más expansiva respecto de la aplicada en la gestión anterior. Pero la diferencia es que esta emisión no consiguió incentivar el movimiento de la actividad. Fue para entregar rentas extraordinarias a inversores y bancos.

El crecimiento de la Base Monetaria, el endeudamiento con las Lebac, la tasa de interés elevada y la inflación conviven con una economía con déficit fiscal y desequilibrios externos (déficits comercial y de cuenta corriente con salida de capitales). Esta combinación de variables, aunque no es habitual encontrarlas al mismo tiempo, genera consenso entre los economistas de corrientes diversas, desde liberales a progresistas: el resultado es explosivo.