Desde Roma
Cuando ACNUR (Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados) habló de unos 110 millones de desplazados y refugiados en el mundo en 2023, quedó claro una vez más que el tema migrantes se está haciendo cada vez más grave y más difícil de abordar si no se proponen soluciones inmediatas. Porque esos números pueden seguir aumentado, tal como dijo Filippo Grandi, máxima autoridad del organismo, a la prensa en Ginebra.
Y este domingo, la iglesia celebra el 109 aniversario de la Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado, instituida por el Papa Pio X en 1914, poco antes de la Primera Guerra Mundial, para rezar por los miles de italianos que emigraban al exterior. Argentina era uno de los países de destino. Más tarde se agregó como día también del refugiado, es decir los que escapan de persecuciones y guerras. Para las Naciones Unidas, en cambio, el Día Internacional del Refugiado se conmemora el 20 de junio y el del Migrante el 18 de diciembre.
El mensaje del Papa
El Papa Francisco, que desde hace años viene insistiendo sobre la necesidad de soluciones para los migrantes a los que siempre expresa su solidaridad, aprovechó este día para lanzar un mensaje que pide a los gobiernos un accionar más activo porque “la libertad debería caracterizar siempre la decisión de dejar la propia tierra”, dijo.
El problema es que se presentan “conflictos, desastres naturales, o más sencillamente la imposibilidad de vivir una vida digna y próspera en la propia tierra de origen y eso obliga a millones de personas a partir”, agregó. “Y para eliminar esas causas y acabar con las migraciones forzadas es necesario el trabajo común de todos, cada uno de acuerdo a sus propias responsabilidades. Es un esfuerzo que comienza por preguntarnos qué podemos hacer, pero también qué debemos dejar de hacer. Debemos esforzarnos por detener la carrera de armamentos, el colonialismo económico, la usurpación de los recursos ajenos, la devastación de nuestra casa común”, subrayó Francisco añadiendo que “la tarea principal corresponde a los países de origen y a sus gobernantes” pero también “es necesario un esfuerzo conjunto de cada uno de los países y de la comunidad internacional para que se asegure a todos el derecho a no tener que emigrar, es decir, la posibilidad de vivir en paz y con dignidad en la propia tierra”.
“Por eso, mientras trabajamos para que toda migración pueda ser fruto de una decisión libre, estamos llamados a tener el máximo respeto por la dignidad de cada migrante; y esto significa acompañar y gobernar los flujos del mejor modo posible, construyendo puentes y no muros, ampliando los canales para una migración segura y regular”, concluyó Francisco.
Migrantes y refugiados
También este sábado, en su visita a la ciudad francesa de Marsella donde se hizo en estos días el evento católico “Encuentros mediterráneos”, Francisco destacó que los que se refugian en nuestros países “no deben ser vistos como un peso sino como un don” y pidió a los europeos “no difundir alarmismos” respecto a los migrantes.
“Hay un grito de dolor que suena más que otra cosa y que está transformando el Mare Nostrum (mar nuestro) en Mare Mortuum (mar de muertos). El Mediterráneo, de cuna de civilización en tumba de la dignidad. Es el grito sofocado de los hermanos y hermanas migrantes”, dijo Francisco en la ceremonia de cierre de evento de la que participó también el presidente francés Emmanuel Macron y su esposa Brigitte Macron.
El papa también hizo referencia a las guerras y conflictos que provocan las emigraciones y recordó “con las armas se hace la guerra, no la paz. Y con la avidez del poder se vuelve al pasado, no se construye el futuro”, concluyó Francisco pidiendo además la “integración” de los migrantes a la sociedad donde viven, haciéndolos “ciudadanos con todos sus derechos”, para que no sean víctimas de la criminalidad ni de la prostitución.
Viajes
Desde el principio de su pontificado, el Papa argentino se viene preocupando por los migrantes. Su primer viaje fuera del Vaticano, en efecto, pocos meses después de haber sido elegido Pontífice en 2013, fue a la isla de Lampedusa, el territorio italiano más cerca de África, donde llegaban y llegan miles de migrantes y otros tantos mueren en el mar. Francisco desde una nave tiró coronas de flores en el mar en memoria de los migrantes desaparecidos.
En 2016 hizo otro viaje similar a la isla griega de Lesbo, que alojaba a miles de prófugos. En la visita se presentó junto las autoridades ortodoxos de Grecia para comenzar así un movimiento mundial de toma de conciencia a fin de cambiar el trágico curso de los acontecimientos, sobre todo, porque según Francisco hay miedos sin fundamento que pueden convertir a la gente en “seres intolerantes, cerrados, incluso racistas”.
Encíclicas
En su encíclica “Laudato si” de 2015 también habló de los migrantes, haciendo tácita alusión a un fenómeno peligroso como es la “globalización de la indiferencia”. En la encíclica “Fratelli tutti” de 2020 subrayó que todos somos hermanos y debemos ayudarnos, migrantes incluidos.
Francisco no deja pasar ninguna oportunidad para pedir por la paz en el mundo y a los gobiernos que tomen medidas para ayudar a los migrantes. Y a la gente les pide tratarlos como sus iguales, sin discriminación porque “nadie debe ser excluido”, como dijo en su mensaje para la Jornada del Migrante y Refugiado de 2022.
Cifras, llegados y desaparecidos
Durante la pandemia del covid 19 comenzada en 2019, se restringieron los movimientos migratorios. Pero a partir de 2021 los números aumentaron, también luego a causa de la guerra Ucrania-Rusia y en muchos casos por el cambio climático. Según ACNUR, desde que comenzó esta guerra en febrero de 2022, se fueron del país más de 8 millones de ucranianos, en principio recibidos en los países limítrofes como Polonia, Rumania, Hungría, Eslovaquia, Moldavia.
Según los expertos en migraciones de OIM (Organización Internacional para las Migraciones) son tres los factores que empujan a la gente a partir: factores socio-políticos, factores demográficos y económicos y factores ambientales. Los factores socio-políticos incluyen persecuciones y conflictos, discriminación racial o religiosa, violaciones de los derechos humanos. Algunos cambios a nivel demográfico, como por ejemplo un crecimiento desmedido de la población empuja a la gente a irse del país por la escasez de trabajo, pero también el envejecimiento de la población. Por último, los factores ambientales como inundaciones, huracanes, terremotos, sequías, producen hambrunas y hacen que la gente escape. Los expertos de OIM estiman que en 2050 se podría llegar a 1.000 millones de personas que escapan de sus países por razones ambientales.
Italia es el principal país de llegada de refugiados y migrantes en Europa. En 2023 (hasta el 13 de setiembre), según datos oficiales italianos, llegaron 123.863 inmigrantes. Pero en las últimas semanas, la isla de Lampedusa, registró un récord de llegadas, alcanzando hasta más de 7.000 personas en dos o tres días. Hasta julio de 2023, el 66% de los migrantes llegados a Europa habían desembarcado en Lampedusa.
En los primeros seis meses de 2023, unos 76.000 migrantes llegaron a Europa, 56.000 de ellos a Italia, 11.000 a España y los demás a Grecia, Chipre y Malta.
Desde 2014 hasta ahora en todo el mundo unos 55.000 migrantes perdieron la vida, 26.000 de ellos en el Mediterráneo, según el proyecto “Migrantes desaparecidos” de OIM.
En los primeros seis meses del 2023 murieron o están desaparecidas 1.300 personas en su intento por llegar a Europa, el dato más alto de los últimos seis años, aclaró OIM. Pero como siempre, los expertos aseguran que las cifras son aproximadas ya que no todos los ahogados han sido encontrados o no se cuenta con datos suficientes.
Las instituciones internacionales
La Unión Europea (UE) empezó en 1990 con el primer acuerdo sobre temas migratorios, el Convenio de Dublin. Pero fue necesario actualizar esos acuerdos periódicamente a causa del aumento del flujo migratorio. En Europa son aceptados sólo los refugiados que escapan de conflictos, guerras o persecuciones. No los que escapan de la pobreza.
Desde 2022 la UE está discutiendo sobre un nuevo pacto migratorio. Estas negociaciones deberían terminar en febrero del 2024.
Para el Banco Mundial, de acuerdo a su informe de 2023, las poblaciones de todo el mundo están envejeciendo a un ritmo sin precedentes -Italia es un ejemplo-, lo que hace que muchos países dependan cada vez más de la migración para hacer realidad su crecimiento económico. Y de acuerdo con el informe, la actual situación es una oportunidad única para hacer que la migración ayude a las economías y a las personas.
Otro punto destacado por el Banco Mundial fue la cooperación internacional a la que calificó como “esencial para transformar la migración en una potente fuerza que contribuya al desarrollo”. Se requieren “esfuerzos multilaterales”pero también escuchar las voces de quienes están poco representados en el debate como los países en desarrollo, el sector privado y otros interesados, además de migrantes y refugiados”, subrayó el informe.