La provincia se perdió, Rosario se perdió también. El peronismo de Santa Fe sabe que lo único que queda es Sergio Massa. La última y decisiva batalla para dar. No será lo mismo ser oposición teniendo al futuro presidente al lado que dejando los comandos de la Casa Rosada en manos de Juntos por el Cambio o de La Libertad Avanza. Una cosa es estar en el llano, otra en el desierto caliente y seco. Por eso es que esta vez nadie se quiere perder la oportunidad de decir “yo colaboré, humildemente y desde mi lugar” si es que se llega a dar el batacazo. Demasiado tiene ya el PJ provincial con sus facturas internas y con volver a rearmarse desde atrás después del sacudón electoral en todo el territorio.
Massa no descolló en Santa Fe tampoco en las PASO nacionales y sabe qué fibra tiene que tocar, al menos en la ciudad más grande de la provincia. “Rosario tiene que volver a brillar”, dijo en el acto del sábado cuando dejó inaugurada una nueva base para Gendarmería y la llegada de otros 500 efectivos federales. Pero no se quedó ahí, planteó que el coqueto y abandonado edificio ferroviario de Central Córdoba se transforme en sede de Inteligencia Criminal de la Policía Federal en la ciudad. Y tiró la máxima al final destacando el papel de los diputados nacionales Germán Martínez, Marcos Cleri y Vanesa Massetani, además del senador Marcelo Lewandowski, en esa gestión. Se comprometió a actualizar el Fondo del Conurbano que recibe Rosario y por el que deja de percibir el aporte provincial del Fondo de Obras Menores.
Mientras que el Fondo del Conurbano que se originó en los ‘90 cuando 30 millones de dólares y pesos eran lo mismo, hoy siguen siendo unos casi simbólicos 30 millones de pesos; el Fondo de Obras Menores que perciben otros municipios y comunas, para Rosario significarían 7000 millones de pesos extra. Una cuestión que el intendente Pablo Javkin se comprometió a solucionar con el nuevo gobernador Maximiliano Pullaro. Pero ahora Javkin fue convocado por Massa públicamente en el acto del sábado en Juan Pablo II y Lamadrid para “trabajar juntos” en la actualización del Fondo del Conurbano con la intención de que esa plata que se recupere “sea el 50% para aportar a combatir la inseguridad” detalló el candidato presidencial de Unión por la Patria.
Massa ya había destacado en el encuentro que mantuvo con productores rurales en Pilar, la tarea que llevaron adelante Lewandowski y Silvina Frana que integraron la fórmula de gobernador y vice en las últimas elecciones. El ministro de Economía necesita a todo el peronismo de Santa Fe activo detrás de él para mejorar la cosecha de las PASO que tuvo en esta provincia que no pudo terminar de empujar las chances del peronismo frente a la coalición santafesina opositora Unidos para Cambiar Santa Fe.
Con los anuncios sobre seguridad puede avanzar algo en el terreno que aquí disputa Patricia Bullrich que insiste en que cuando ella era ministra de Mauricio Macri los narcos estaban a raya en la región, lo cual sería para discutir un rato largo. Pero si los santafesinos le creyeron a Pullaro que pasó por ese ministerio en épocas de Miguel Lifschitz, por qué no intentarlo.
Pero en la disputa no entra Javier Milei ni aquí ni en otros lugares donde nunca apunta su motosierra para el lado de la criminalidad organizada o el delito predatorio. No se distrae de la idea de provocar serios cortes y heridas mortales al aparato del Estado. Y así se impuso también en las primarias en Santa Fe. Por lo tanto creer que el votante medio santafesino o rosarino están exclusivamente preocupados por la violencia e inseguridad que -obviamente los afecta- es una apreciación al menos incompleta.
Sordos ruidos
Con todo, la política provincial parece apaciguada tras los resultados electorales y hasta la transición entre los equipos del gobernador Omar Perotti y los representantes del sucesor Pullaro, se parece a un liceo de señoritas. Pero en el ejercicio del poder la calma no dura y basta una chispa para encender la mecha. Y esta se prendió en el interior del Ministerio Público de la Acusación (MPA). Después de los escándalos que terminaron con la carrera, el prestigio y hasta la libertad de los fiscales Patricio Serjal y Gustavo Ponce Asahad, involucrados en la megacausa del juego clandestino; la denuncia de esta semana contra el fiscal antinarco más encumbrado, Matías Edery, volvió a sacudir la estructura de la justicia.
Edery fue denunciado por sus colegas Pablo Socca y Miguel Moreno, no por corrupción, sino por lo que creen es un delito de “acción pública”. En síntesis brutal entienden que el fiscal trocó información por impunidad en el caso de Mariana Ortigala. La mujer fue clave para armar toda la causa contra el capo narco Esteban Alvarado, incluso recibió varios balazos por su testimonio. Pero cuatro años después terminó detenida en la trama de extorsiones por un millón y medio de dólares contra el dueño de una cadena de loterías que Guille Cantero dirigió desde el penal. Socca y Moreno se preguntan cómo nadie notó que Ortigala se había vuelto millonaria con 14 propiedades a su nombre y que integraba una asociación ilícita comandada por Los Monos.
Hasta ahí un tema delicado y muy técnico en el que Edery se supo defender muy bien de las acusaciones y entiende que hay un hilo político detrás de esto. “Lo que parece, es”, dijo el fiscal al ser consultado por la decisión sorpresiva del reelecto senador Armando Traferri de pedir que ahora sí le quiten los fueros para presentarse en la justicia. Justamente fue Edery junto al fiscal Luis Schiappa Pietra quienes pugnaron en vano por llevarlo a indagatoria en la megacausa del juego clandestino en la que aseguraban tener numerosas pruebas que señalaban al senador peronista de San Lorenzo. Pero Traferri se negó sistemáticamente hasta ahora que ve cómo su perseguidor quedó debilitado por una denuncia de sus pares.
La incomodidad de los senadores provinciales en la sesión del jueves era ostensible. Pocos quisieron arriesgar su postura sobre el tema de los superfueros de Traferri que, meses atrás, varios habían votado por quitárselos pero el legislador peronista quedó protegido en aquel momento incluso por senadores radicales.
En su intervención en el recinto Traferri no se privó de decir que además de él también el gobernador electo “Pullaro fue objeto de espionaje” en referencia a las denuncias que apuntaron al ex ministro de Seguridad Marcelo Sain. De esta manera dejó también en evidencia que tiene buena llegada al gobierno que tomará las riendas de la Casa Gris a partir del 10 de diciembre.