Los relatos que surcan la propuesta de Invisibles delinean un mapa de problemáticas urgentes, que continúan más allá de las alertas. La pandemia fue una de sus expresiones más recientes, a la par del cambio climático y la desforestación, entre otros ejemplos. En el nudo aparece el maltrato hacia los animales, en su uso y abuso. Un sistema económico, en suma, que piensa utilitariamente y no mide consecuencias. Con dirección de Ana Paula Rosillo, Invisibles indaga a través de miradas y pareceres compartidos de profesionales y activistas dedicados a la política ambiental, el veganismo, los derechos ambientales y la alimentación basada en plantas.

El trabajo contó con el apoyo del Plan Fomento del Ministerio de Cultura de la provincia, tuvo su estreno en el Cine Gaumont de Buenos Aires el 10 de agosto, y el viernes próximo se proyecta –gratis, a las 20.30– en El Cairo Cine Público (Santa Fe 1120). Entre sus partícipes figuran Malena Blanco (creadora de @voicot), Ariel Kraselnik (médico cardiólogo), Rocío Hernández (nutricionista) y María Angélica Miotti, con la participación de Santiago Magariños, actor y activista.

Oriunda de Rafaela, además docente y periodista, Ana Paula Rosillo posee una trayectoria audiovisual ligada a unitarios de TV, pero con Invisibles alcanza su opera prima en el largometraje. “Luego de varios documentales independientes mi vida pegó un vuelco y cambió totalmente a partir del vínculo con los animales. Comencé a reflexionar y tener ganas de llevarlo al cine, y me preguntaba cómo hacerlo con el antiespecismo. Tenía más dudas que otra cosa. De alguna manera, creo que fue a partir de un plan de entrevistas a los protagonistas cómo comenzaron a aparecer la luz y las posibilidades de reunir y acomodar sus diálogos y armar el guion”, comenta la realizadora a Rosario/12.

-¿Qué es el antiespecismo?

-Al antiespecismo se lo repite pero hay mucha desinformación y poco conocimiento. Y no es una casualidad, ya que estamos anclados y ancladas en sociedades que son profundamente especistas. Así como otras discriminaciones, el especismo es la discriminación por especies, y nuestras sociedades son muy especistas, de manera absoluta y desde la estructura legal; por ejemplo, el Código Civil y Comercial de la República Argentina considera que los demás animales son cosas semovientes, que se mueven. Tiene la misma categoría un perro, una cabra, un cerdo, que un mueble. Partiendo de esa base, y al advertir cómo son nuestros hábitos y vínculos con los animales, nos damos cuenta cómo el especismo nos atraviesa. También por esto del supremacismo humano, de ponernos por encima de todo porque nos consideramos superiores; un paradigma que tiene origen en la modernidad pero que está puesto en tela de juicio. Nada es obvio en esto de cómo nos relacionamos y de qué manera tratamos a los animales. En esta relación se teje el especismo, de una forma en donde terminamos usándolos en nuestro beneficio, para la vestimenta, la experimentación o la alimentación. Un poco se trata de traer a la luz estos relatos, a partir de una mirada que permita problematizar, cuestionarnos e interpelarnos. En este vínculo no nos damos siquiera cuenta de que somos opresores, y ahí está la peligrosidad.

-Un ejemplo sencillo que expone tu película es la respuesta a la pregunta sobre cómo incorporar calcio.

-Nos han educado en este mito e idea de que si querés calcio tenés que incorporar lácteos, cuando está comprobado por la comunidad científica de alimentación de varios lugares del mundo que consumirlos genera osteoporosis. Hay que decodificar y desmitificar un montón de cosas que nos hizo creer el sistema en el que vivimos, sostenido por un poder hegemónico que está relacionado con comer animales. Ariel Kraselnik, que es médico y cardiólogo, abre la discusión acerca de cómo la economía necesita expandir su frontera agropecuaria y poner soja donde hay campo nativo, donde hay biodiversidad. Y todo esto está relacionado con el cambio climático, las sequías, las grandes inundaciones y el modo actual de vida que tenemos, donde el verano ocurre en invierno. La idea era que estos activistas lo pudieran decir, porque son profesionales en sus ámbitos, y porque los medios no lo dicen porque son coherentes al poder.

-En cuanto a lo formal, la puesta en escena te llevó a recrear situaciones: clases, diálogos o una consulta médica.

-La idea era salirse del lado más tradicional del documental clásico, como la persona o el referente mirando a cámara. Quería buscar un costado que fuera, si se quiere, más ficcional pero que permitiera decir algunas cosas importantes desde un lugar cotidiano y menos estereotipado. Al preguntarme cómo hacer para que Ariel planteara porqué comer animales genera pandemia, se me ocurrió la clase y filmamos en la Faculta de Odontología, en Rosario, dónde él y Rocío Hernández, que es nutricionista, fueron armados con sus textos y hablaron a estudiantes verdaderos, que colaboraron. La conversación entre Malena Blanco (creadora de Voicot) y Santiago Magariños (activista), en el jardincito de él, surgió de manera más espontánea; ellos me preguntaron sobre qué quería que hablaran y así salió, son temas que conocen desde hace años y saben cómo contarlos. No son actores, pero quise que pudieran expresarse de una manera natural.

Invisibles cuenta con guion y dirección de Ana Paula Rosillo y producción de Hodie Producciones y Adriana Tarnousky; en sus rubros técnicos participaron Andrés Dentoni (cámara y edición), Mario Liotta (fotografía y cámara), Beto Bellezze (animación), Noelia Parise (diseño y gráfica), Jerónimo Rubino (música). El elenco se completa con Malena Blanco, Ariel Kraselnik, María Angélica Miotti, Rocío Hernández, Santiago Magariños, Iván Tritten, Patricia Almada, y Paulina Gaetan.