Hace tiempo, desde el movimiento de mujeres, venimos trabajando en visibilizar que el problema de la violencia machista se agrava por la falta de acceso efectivo a la justicia. Cuando hay jueces y fiscales sin perspectiva de género, lejos de reparar las violencias padecidas y denunciadas, el poder judicial nos revictimiza.
En 2014, ante las reiteradas denuncias que realizamos por la falta de sensibilidad y agilidad para dar respuestas a las mujeres, fui convocada por el Fiscal General para colaborar en el armado de un protocolo para la atención de mujeres en situación de violencia de género para el Ministerio Público de la Acusación. Junto a un equipo de abogadas y activistas de distintas organizaciones, asumimos el compromiso voluntario durante todo un año, y a pesar de habernos sentido subestimadas en varias oportunidades, sostuvimos la tarea hasta el final, porque nosotras mejor que nadie sabemos la violencia es hija de la injusticia y la impunidad, y que en esto a las mujeres se nos juega la vida.
Por ese entonces, Fernando Rodrigo era asignado fiscal de la Oficina de Violencia de Género de la fiscalía, y hasta hace unos días era fiscal de la Unidad de Flagrancia y Juicio.
Tras hacerse pública la denuncia en su contra por tres abogadas, una de ellas su ex pareja, renunció. Hace unos días, se conocía que los teléfonos de su ex pareja y de un familiar de ella habían sido incluidos en la lista sábana de teléfonos a intervenir, en distintas investigaciones inventadas por el funcionario público.
Ante la renuncia, es importante remarcar que el hecho de haber renunciado no puede liberarlo de ser investigado: ni a él, ni a quienes permitieron que esto tuviera curso.
Imaginemos que es este mismo hombre el que trató con una gran cantidad de mujeres que durante un año tuvieron que hacer sus denuncias ante este fiscal, mientras estuvo a cargo de la Oficina de Violencia de Género (2014/2015). ¿Cómo se les explica a esas mujeres que, en situación de vulnerabilidad por la violencia machista que padecen, tuvieron que estar expuestas a una "justicia" que reproduce las mismas prácticas que denuncian ellas? ¿Qué respuestas se le dará por parte de la institución que debía repararlas y acompañarlas?
Es en parte por esta injusticia, que quieres peleamos por una vida digna de ser vivida, venimos construyendo las respuestas que ni el Estado ni la Justicia pueden darnos. Por eso decimos que estamos para nosotras: nos estamos moviendo porque ya no queremos ser relegadas al mismo lugar de siempre.