Desde Barcelona
UNO ¿Dónde estuvo Rodríguez durante estas semanas en las que no estuvo aquí? Ni la menor ni la mayor idea. Como casi todos con todo. Porque parecería que el mundo entero no tiene la menor idea de lo que está pasando en el mundo y por dónde van los tiros y vienen los disparos cada vez más disparatados y tirados a diestra y siniestra pero casi siempre dando en el más negro de los blancos. Y, claro, Rodríguez hace todo lo posible por ser blanco móvil, por ponérsela difícil a los hipócritas francotiradores. Pero siempre es alcanzado porque nunca deja de sentirse perseguido. Y, una vez capturado y atado de pies y manos y de mente y alma, no deja de gemir la palabrita de moda que ya no es resiliencia. No: ahora el término a emitir cada cinco segundos es amnistía. Y diciéndolo...
DOS ...Rodríguez despierta tan cansado de estar cansado. Sabiendo que recupera supuesta consciencia (no necesariamente buena) en un sitio en el que la amnistía y su invocación es algo que está en el aire, que se respira, y que hace toser y estornudar y que está en boca de todos. Y de acuerdo: hubiera intentos de distracción. Ocurrió lo del beso a futbolista campeona del mundo (el beso más importante de la Historia desde aquel de Judas a JC, su filmación estudiada como la de JFK aquella mañana en Dallas). Murió par de figuras legendarias (conductora mañanera televisiva y una cantante/bailaora noctámbula). Volvió el covid y regresaron los Rolling Stones (uno y otros sin haberse ido nunca). La princesa ingresó en las fuerzas armadas para su entrenamiento como futura reina. Un español descuartizó a colombiano en Tailandia. Siguió haciendo calor y llovió mucho pero sigue la sequía. Continuaron rebajándose penas a violadores/acosadores por virtud (poca) de nueva y desigual legislación cortesía del Ministerio de Igualdad. Se estrenó en San Sebastián entrevista filmada a etarra. Se emitió un documental sobre Miguel Bosé y Julio Iglesias cumplió 80 años y trescientos millones de discos vendidos y, se dice y no lo desmiente, tres mil mujeres "interpretadas" por él sin que esto lo cancele pero sí se lo regañe un poquito luego de festejárselo por décadas (lo que en ambos casos evidencia que en ocasiones la vida es tanto más interesante que la obra). Y se publicitaron nuevas y preocupantes aplicaciones de la llamada Inteligencia Artificial a dominar a la cada vez más naturalmente desinteligente raza humana. Pero nada hizo sombra a la encandiladora (con mayúscula) Amnistía y la teóricamente posible o no puesta en práctica de su (im)práctica teoría o algo así. Porque si no se es amnistioso prontito, prontito va a haber de nuevo nuevas elecciones generales. Y las van a traer los Reyes Magos aunque nadie las haya pedido. Elecciones como ese carbón que reciben los niños mal portados y mayores de dieciocho años que ya no saben cómo comportarse.
TRES Y --con la constante pronunciación del término-- queda claro algo: Amnistía (suena a nombre de ambigua diosa greco-romana pero proviene de amnesia) suele evocarse cuando de lo que se trata es de acordarse de olvidarse. La RAE define: "Perdón de cierto tipo de delitos, que extingue la responsabilidad de sus autores". Y, en este caso, los autores fueron los separatistas catalanes con eso de la declaración instantánea y unilateral y fugaz y efímera y co$to$a de la independencia allá por 2017: esos segundos que no estremecieron al mundo pero que sí siguen sacudiendo a un país. Seis años después, el ahora presidente en funciones Sánchez necesita de los pocos escaños de Junts per Catalunya para ser reinvestido presidente. Lo que implica buscar "encaje constitucional" al perdón del prófugo Puigdemont más otras cositas. Y de ahí --conceder o no conceder-- opiniones (des)encontradas en tertulias y editoriales y gruñidos de Felipe G. o de José María A. quienes siempre siguen estando allí al despertar. Y la indignación del duelista de duelo Feijóo quien pudo haber sido un contender. Y la voraz sonrisa de la vicepresidenta también a reconfirmar Yolanda Díaz (críptica como esfinge, dijo eso de "La amnistía no es una ley sino que acaba en una ley"). Una ley a la que se le indulta la palabra amnistía y se la reviste de empatía o de alivio penal o de... Y "desbordado" contra-mitin del PP en la plaza Salvador Dalí de Madrid (con vítores a la omnipresente futurísima Díaz Ayuso). Y "La Patronal" que no compra ni paga lo de amnistiar. Y firme columna de Javier Cercas en El País donde --con el título de "No habrá amnistía"-- dijo estar seguro de que Sánchez no cometerá semejante desatino y se pregunta por qué si ahora resulta que la amnistía es la cura para todos los males del mundo el presidente no la incluyó en su programa electoral sino que, además, la negó. Y, con gracia, Cercas rebatió eso de que la amnistía no está explícitamente prohibida por la Constitución con un, bueno, tampoco condena los sacrificios humanos. Y --esperanzado o ingenuo, pero aún socialista-- Cercas concluye con un "no habrá amnistía porque es más importante el futuro de la democracia que el presente del poder".
Así, por el momento, el gobierno demandándole a Junts/Esquerra que renuncien y descarten de su imaginario/credo todo eso de la vía unilateral/referéndum y Junts demandándole al PSOE que descarte y renuncie a pedirles que renuncien y descarten la vía unilateral/referéndum. Y Sánchez elevando a Bruselas poco práctico y complicado como precedente pedido (sólo en Francia hay setenta y cinco lenguas regionales y dieciséis en Alemania) de que la Unión Europa declare lenguas oficiales al gallego y euskera priorizando el catalán porque Sánchez necesita ser investido, inbertitu, investit. En cualquier caso, la UE dijo que no es hora de esas cosas y que, además, saldría muy caro (Sánchez, generoso, se ofreció a pagar factura/fractura continental como abona la de su ya plurilingüe Congreso nacional donde, algo se lo dice a Rodríguez, en su cafetería todos hablan en el idioma que se habla en la Bombay de los gin tonics, y otra ronda de pinganillos para todos). Y Rodríguez escucha y no entiende por qué y para qué todo esto si ni se entienden en español o en castellano o en lo que sea.
Amnistía en esperanto se dice amnesto.
CUATRO Mientras tanto y hasta entonces y a la izquierda --Sumar y Podemos-- no paran de odiarse como sólo pueden odiarse aquellos que dicen oponerse a las políticas del odio. Y a la espera de que pase la investidura de Feijóo que todos dan por fallida (aunque nunca se descarta sorpresita tránsfuga), el site satírico El Mundo Today tituló "Pedro Sánchez se compromete a que haya un gobierno progresista en España durante ocho segundos". Y, bajo la risa, Rodríguez no puede sino preguntar qué será el progresismo cuando, para que ese gobierno se conforme, necesitará apoyo del Partido Nacionalista Vasco, EH Bildu, Junts y de Esquerra: para muchos formaciones más bien de derecha y/o con aroma "rompedor" (de España). Y vaya a saber cuáles serán las condiciones/concesiones para este pacto "frankenstiano".
Así, algo que se hace pedazos o algo hecho de pedazos.
Sánchez repite una y otra vez que su intención era la de "buscar votos hasta debajo de las piedras". El problema es que, piensa Rodríguez, muchas veces lo que se encuentra debajo de las piedras del camino no es más que más piedras en el camino.