El hielo antártico alcanzó su mínimo histórico el pasado 10 de diciembre, según un informe preliminar del Centro Nacional de Datos de Hielo y Nieve de Estados Unidos (NSIDC). Sin embargo, desde el NSIDC estimaron que "los vientos cambiantes o el crecimiento tardío aún podrían aumentar la extensión del hielo antártico". La marca anterior había sido registrada en 1986.
A comienzos de abril de 2023, el hielo marino "mantuvo un crecimiento de hielo récord", pero desde principios hasta mediados de agosto "el crecimiento se desaceleró considerablemente", precisó el informe de la NSIDC.
Después de ese período, el crecimiento del hielo se volvió a acelerar y la brecha entre 2023 y 1986 quedó fijada en aproximadamente 1 millón de kilómetros cuadrados. Se trata de la primera vez que la extensión del hielo marino no supera los 17 millones de kilómetros cuadrados.
En 2023, el hielo antártico alcanzó una extensión máxima anual de 16,96 millones de kilómetros cuadrados, cifra que se ubica 1,03 millones de kilómetros cuadrados por debajo del mínimo histórico anterior, establecido en 1986.
¿Qué pasa en la Antártida?
Desde agosto de 2016, la tendencia de la extensión del hielo marino de la Antártida sufrió una fuerte caída en casi todos los meses. La mayoría de las investigaciones sugirieron que los cambios en el contenido de calor del océano cerca de la superficie son responsables del lento crecimiento.
"Existe cierta preocupación de que esto pueda ser el comienzo de una tendencia a largo plazo de disminución del hielo marino antártico", advirtieron desde el NSIDC. Además, señalaron que los océanos "se están calentando globalmente y el agua cálida mezclándose en la capa polar del Océano Austral podría continuar".
Otra alerta que encendieron en el informe fue que si la extensión "dramáticamente menor" del hielo marino continúa hasta el verano de 2024 "una gran parte de la costa antártica quedará expuesta a las olas del océano y al clima marino".
Si ocurren estas proyecciones, pueden ocurrir dos impactos opuestos. Por un lado, "la erosión del hielo costero más perenne y de las plataformas de hielo, desestabilizando la capa de hielo", y por el otro "o una mayor acumulación cerca de la costa, compensando en parte la amenaza del aumento del nivel del mar".
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