A través de un detallado cuestionamiento en las redes sociales, la Agencia Nacional de Seguridad Vial (ANSV) puso en evidencia cómo el gobierno de la ciudad de Buenos Aires “se mantiene al margen de las principales políticas” nacionales en esa área y empeoró los índices de transgresiones a esa problemática, que es uno de los principales factores de muertes en siniestros.
El racconto fue hecho por el titular de la ANSV, Pablo Martínez Carignano, a través de una serie de posteos en los que detalló cuáles son las medidas a través de las cuales el gobierno de Horacio Rodríguez Larreta “no quiere formar parte” de un sistema que sí adopta la mayorías de las provincias.
Si bien la agencia “no puede obligar a la ciudad” a implementar las políticas de seguridad vial, ya que “en materia de tránsito local, las decisiones son locales”, lo que sí está claro es que el gobierno de Juntos por el Cambio convirtió a la ciudad en “una isla” donde no todo es lo que el macrismo asegura.
Por ejemplo, prosiguió el funcionario, la ciudad “no adhiere a la ley de Alcohol Cero” al volante, una medida que obliga a los conductores a no beber para evitar accidentes de tránsito. Sin embargo, en la Capital Federal “la cantidad de conductores borrachos no para de aumentar”.
Según datos oficiales, en 2015 fueron 3159 las personas sancionadas por esa transgresión y 5591 en 2021, solo seis años después.
La ciudad, prosiguió Martinez Carignano, tampoco adhiere al Scoring establecido por la ANSV que establece un sistema de puntos que el conductor debe mantener para poder seguir manejando, y que se le descuentan cuando comete infracciones.
Sin embargo, al no adherir la ciudad, quienes cometen una infracción en el ámbito porteño “no sufren descuentos de puntos”. Es decir que no son sancionados.
El gobierno de Horacio Rodríguez Larreta tampoco adhiere al Plan Federal de Eduación Vial, con lo cual Buenos Aires se convierte “en el único distrito del país en el que los chicos de jardín, primaria y secundaria no reciben enseñanzas básicas sobre cómo transitar en el espacio público de manera segura”.
Esta manera sectaria y apática de gestionar por parte del gobierno de Rodríguez Larreta (sí, la mirada ‘friendly’ encierra falta de trabajo y de formación) es tan penosa como inentendible”, expresó el funcionario.
En lo que sí está obligado a participar el gobierno porteño es en la política para obtener la licencia nacional de conducir, que es un sistema federal al que adhirió la Legislatura. Sin embargo, en lo que se mantiene al margen es en los cambios de requisitos que se implementaron para jóvenes de entre 16 y 21 años que quieran obtener su primera licencia.
La ANSV lanzó hace poco un curso teórico por internet con que los aspirantes deben cumplir. “El motivo de esta decisión se basa en datos duros: nada mata más jóvenes en nuestro país que los siniestros viales. Entonces, todo esfuerzo para que los chicos se conviertan en mejores conductores es poco”, sostuvo Carignano.
Sin embargo, la Ciudad “dice que si se les impone a sus jóvenes la carga de tener que estudiar 5 horas más que lo que ellos enseñan, se estaría violando el federalismo, faltando el respeto a la Ciudad. Insólito”, calificó el titular de la ANSV.
“La ficción de que la Ciudad es una isla y de que solos lo hacen mejor queda desmentida con la sola lectura de las estadísticas, para no mencionar la performance de las actuales autoridades en las últimas elecciones”, apuntó Martínez Carignano y sentenció que “si CABA no encuentra beneficios en profundizar la Educación Vial y ya no quiere formar parte de un sistema nacional de licencias al que se sumó por propia voluntad, sabrá qué hacer. Cómo lo va a explicar es otro tema”.