El titular de la Federación de Trabajadores de la Industria del Cuero, Walter Correa, no tiene duda y asegura que la CGT debe elaborar un plan de lucha que incluya el paro nacional porque “cuando gobierna la oligarquía los derechos se pierden y la única forma de recuperarlos es luchando por ellos”. El también referente de la Corriente Federal de los Trabajadores, sostiene que es imprescindible un cambio generacional en la conducción de la central obrera y cree que el bancario Sergio Palazzo puede representar esa renovación que desplace a la “gerontocracia sindical”.
–La Corriente estuvo en la marcha aunque no participó del escenario. ¿Era necesaria la marcha?
–Sí, estoy plenamente convencido que toda expresión popular marca el rumbo y sobre todo en nuestra historia contemporánea de nuestro país. Por eso me parece sumamente positiva porque cristaliza el reclamo de un montón de compañeros y compañeras que a lo largo de 20 meses, sin salir en los medios masivos monopólicos, han luchado y manifestaron su rechazo. En este caso la Corriente como así también muchas organizaciones de base, sociales, regionales de CGT, las protagonizaron. La clase trabajadora pelea todos los días y por ahí no se ve una expresión similar en las cúpulas dirigenciales pero los que tienen un arraigo contundente con las bases y con el territorio la pelea es diaria. Debemos recordar que a nivel sindical hay 75 mil dirigentes en todo el país y son esos lo que luchan y no son los pavos reales que salen a menudo en los grandes medios.
–El Comité Central Confederal (CCC) es el que definirá el llamado a un paro. ¿Están dadas las condiciones para una medida de esa magnitud?
–Desde la CFT siempre solicitamos la realización del Confederal porque es una herramienta estatutaria donde nosotros pretendemos que se debata para luego pasar a la acción estableciendo un plan de lucha que comience con un paro nacional. Es necesario recordar que todo lo que se logró hasta el momento, como fue el paro del 6 de abril y las marchas multitudinarias de marzo, se debió a la fuerza que ejercieron las bases y provocó la reacción hacia arriba. Creo que tenemos que tener en claro que estamos ante una nueva clase trabajadora que generaron los gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner. Y entre estos trabajadores y un sector de la dirigencia tradicional hay un abismo.
–¿Por qué?
–Porque representan lo que denomino una gerontocracia sindical. Entonces esta nueva clase trabajadora es la que está dispuesta a movilizarse e incluso hasta interpelar a sus dirigentes.
–¿Esa interpelación se podrá ver en el Confederal del 25 de septiembre?
–Es día a día. La marcha del 22 fue la consecuencia de un acto en el micro estadio de Ferro donde los secretarios generales expusieron y se aprobó la movilización. El clima está para lucha y conflicto, para defender a los trabajadores y al pueblo argentino. Que haya algún sindicalista mire al costado no quiere decir que eso ocurra con la gran mayoría de la dirigencia gremial que sí está dispuesta a dar pelea como desde hace 20 meses.
–Sin embargo, dirigentes del Consejo Directivo de la CGT sostienen que la movilización e incluso el paro sólo favorecen al oficialismo. ¿Es así?
–La verdad que no comparto esa posición. Los trabajadores tenemos dos herramientas, el voto democrático y la otra es la pelea habilitada por nuestra propia Constitución cuando favorece el derecho a huelga y lo tenemos que implementar. Porque lo que tenemos que lograr es que el gobierno nacional cambie las políticas económicas que son las que en los noventa dejó a buena parte de la sociedad argentina en la calle.
–Otros miembros de la conducción cegetista dicen que quieren evitar que las medidas de la central obrera sean usadas por los candidatos de octubre.
–Eso es un gran pretexto por no hacer lo que debe ya que cuando uno se pone al frente de una organización sindical la premisa es defender a sus pares. Entonces, el que argumenta esto lo usa para hacerse el distraído. En 2016, el pretexto fue la gobernabilidad y pasaron cosas que perjudicaron a los trabajadores y ahora quieren usar la cuestión electoral. Mire, en los 80, en el marco de una democracia incipiente y hasta custodiada todavía por los milicos, Saúl Ubaldini no pensó en la gobernabilidad sino que defendió a los trabajadores y ese el ejemplo a seguir. No podemos hacernos los distraídos en el nombre de la gobernabilidad o al proceso electoral.
–¿Entonces es preciso renovar la conducción de la CGT?
–La Corriente quiere debatir en el Confederal para que con la participación de todos los secretarios generales se pueda determinar el plan de lucha ante la situación que impera. El triunvirato no tiene un pensamiento común en cuál debe ser ese plan. Por eso siempre recuerdo lo que solía decir (el ex sindicalista y ex diputado) Lorenzo Pepe: “Aquellos que no estén dispuestos a luchar que tengan un retiro honroso y dejen el lugar a los que lo van a hacer”. Acá se trata de sostener nuestra propia historia como clase trabajadora y la CGT es una herramienta de los trabajadores y no de los dirigentes y por eso no se puede destruir. Si interpretamos las cartas de (Juan) Perón a (Raimundo) Ongaro hacia fines de los sesenta donde le decía “ahora que no hay cargos para repartir, no hay privilegios, que hay que resistir y confrontar es el momento del recambio generacional”. Bueno, ahora vivimos una situación similar. Hay muchos compañeros que deben tener en cuenta esto y deben dar lugar a los que pueden pelear en defensa de los trabajadores. Tienen que tener esta lectura y generosidad.
–El nombre de Sergio Palazzo de La Bancaria y principal referente de la Corriente suena para la conducción de la CGT. ¿Es posible?
–Comparto plenamente el criterio de Palazzo. Es uno de los candidatos a esta gran renovación que necesitamos los trabajadores.
–¿El que tenga un origen radical no resulta un escollo?
–No, para nada porque lo que importa es defender a los trabajadores. Eso es lo importante y no en qué partido se referencia.
–Usted además es candidato a diputado nacional por Unidad Ciudadana. ¿Cree que triunfarán en octubre?
–Sinceramente tengo que destacar que contra viento y marea Cristina Kirchner ha hecho una muy buena elección y aspiramos a hacer una mucha mejor en octubre. No tengo duda que lo vamos a lograr porque los trabajadores, nuestro pueblo, nos va a acompañar. Vale aclarar que muchos de los argentinos están viviendo un shock y están atónitos ante una realidad adversa que, aunque suene paradójico, no están acostumbrados. Me refiero a que no tienen la experiencia de recibir un telegrama de suspensión o despido, de llegar a la fábrica y ver el cartel que anuncia su cierre. Son hechos que no se vivieron en los 12 años de Néstor y Cristina. Por eso tenemos que ser comprensivos como militantes pero también direccionar a ese compañero en la defensa de nuestros derechos de trabajador y de ciudadanos.
–¿Se puede perder esa costumbre?
–Muchos de mis compañeros míos pasaron de usar el bicicletero a la playa de estacionamiento de la fábrica y otros vinieron con su auto directamente. Entonces esa nueva clase está viviendo en carne propia todo un proceso novedoso para ellos donde nos quitan los derechos que habíamos conseguido. Cuando gobierna la oligarquía los derechos se pierden y la única forma de recuperarlos es luchando por ellos. Por eso tenemos que ayudar y orientar al compañero para que salga de la confusión y pelee para recuperar los derechos conculcados.