A los 38 años de edad, Bruno Guillén, un profesor de una escuela técnica de Bariloche que impulsó un proyecto solidario de fabricación de dispositivos en 3D para personas con artritis reumatoidea, fue seleccionado entre los 50 mejores docentes del mundo en el certamen Global Teacher Prize y participa por un premio de un millón de dólares.
El galardón, que reconoce la vocación por la enseñanza y es entregado por la Fundación Varkey en colaboración con UNESCO y en alianza con Dubai Cares, será alzado por su ganador en noviembre. Pero antes, en octubre, se darán a conocer los 10 finalistas.
Guillén trabaja todas las semanas doble turno en el Centro de Educación Técnica (CET) N° 2, a orillas del lago Nahuel Huapi. Durante la mañana tiene a cargo el taller de oficina técnica, y a la tarde, dicta la capacitación de CAD (Diseño Asistido por Computadora). Es uno de los 50 docentes de todo el mundo que tiene posibilidades de llevarse el premio mayor: fue seleccionado entre 7000 postulantes de 130 países.
Según detalla el sitio web oficial del Global Teacher Prize, los organizadores destacan que el profesor argentino fue elegido por su vocación por la excelencia, y sobre todo, por involucrar a sus estudiantes a que utilicen impresoras 3D para diseñar y fabricar dispositivos para personas con artritis reumatoidea.
Estas creaciones facilitan la realización de tareas como abrir una botella, subir un cierre, abrocharse un botón o abrir una puerta. La idea surgió a mediados de 2019, y cuatro años después, más de 100 personas ya disponen de los dispositivos fabricados por Bruno y sus alumnos.
“Estoy re contento, feliz. Llegar hasta acá es un montón y creo que se puede seguir avanzando, soy optimista”, expresó el profesor a diario Río Negro. Asimismo, destacó el “sacrificio de los docentes, que hacen un esfuerzo tremendo, con 3 o 4 cargos para poder vivir”.
Y afirmó: “por eso siento que es importante mostrar que hay docentes que se comprometen, y esto que me está pasando no lo tomo como algo personal, solamente yo me animé a contar mis historia, pero hay muchos docentes que podrían estar en mi lugar”, relató.
El camino del docente
Bruno, oriundo de El Alto, en el barrio Peumayén, aseguró haber tenido una “linda infancia”, pero tiene grabado en su memoria el recuerdo de que su familia llegaba “económicamente con lo justo”. “Mi papá tenía trabajos en negro”, recordó al medio rionegrino.
Cuando era adolescente estudió en un colegio industrial, donde aprendió el oficio de la electromecánica. “La escuela secundaria me abrió puertas”, afirmó Bruno. Y contó que a los 15 años comenzó a trabajar como ayudante de electricista. Tras egresar del secundario, estudió Teología dos años en la localidad bonaerense Quilmes, por su vinculación a la iglesia evangélica Río de vida. En 2007 regresó a Bariloche para acompañar a su padre en su nuevo emprendimiento de herrería.
Continuó estudiando por las noches en la escuela de oficios para ser constructor, y más tarde, en 2012, se encontró dando clases como suplente en su vieja escuela. Luego se consolidó como profesor de Diseño asistido por computadora, una materia que continúa dictando hasta hoy.
Para completar su currículum, amplió sus conocimientos técnicos en el Instituto de Educación Técnica, y cursó tres años en el Instituto de Formación Docente de Bariloche.
El proyecto solidario por el cual resultó nominado
“Cuando les propuse a los chicos que orientáramos la clase a un fin solidario, enseguida se entusiasmaron”, contó Guillén a diario Rio Negro, y explicó: “Organizamos varios encuentros entre los estudiantes y las personas del grupo Ayuda Mutua Artritis Reumatoidea (AMAR) para entender sus necesidades”.
El docente indicó que los alumnos del taller “aprenden a bocetar el objeto y a darle las características necesarias para la impresión”. Luego, proceden a hacer “abrochabotones, calzadores de medias, abrebotellas y portallaves”. Y agregó: “Es un proceso de diseño, prueba y corrección. Vamos probando hasta que llegamos a las versiones finales”, explicó.
Los artículos diseñados e impresos se entregan de forma gratuita a quienes los necesitan, ya que el proyecto se sustenta con donaciones y los logros de los alumnos de Bruno en concursos de producción de ciencia y tecnología.
Además de este posible premio que puede lograr el docente, el proyecto “Ayuda en 3D” ya fue galardonado: quedó en el tercer puesto a nivel regional en un concurso organizado por el Centro Latinoamericano de Aprendizaje y Servicio Solidario (CLAYSS), y también fue seleccionado entre más de 300 iniciativas como finalista del Premio Presidencial Escuelas Solidarias 2023.