Boca iniciará ante Palmeiras una semana trepidante. Muchas cosas que van más allá de la cancha empezarán a jugarse cuando el equipo de jorge Almirón enfrente a los brasileños, por la primera seminal de la Copa Libertadores de América, con el arbitraje del colombiano Wilmar Roldán y la televisación de Telefé, Fox Sports y Star+.

Del resultado que Boca obtenga dependerá de la manera en la que afrontará el Superclásico del próximo domingo a las 14, y el desquite copero del próximo jueves 5 en el Allianz Arena de San Pablo. Con un triunfo (y hasta con un empate con el arco en cero), el ánimo quedará elevado y hasta sería posible que los titulares xeneizes afronten los tres partidos más importantes del año. 

El técnico boquense, Jorge Almirón, ya dijo que la formación ante River dependerá del marcador que se obtenga ante Palmeiras, que la idea en principio es que no jueguen los mismos, y que tiene muy en claro que su suerte se jugará principalmente en los 180 minutos que durará la serie ante los brasileños.

La Copa Libertadores es la gran obsesión boquense, la medida de todas sus cosas. Boca la ganó por última vez en 2007 y luego perdió dos finales: la de 2012 ante Corinthians y la de 2018 ante River. Por eso la apuesta es a todo o nada. Pero la exigencia es alta: Palmeiras es, acaso, el equipo con más oficio copero del momento en Sudamérica. 

El club de San Pablo fue campeón de dos de las últimas tres ediciones (2020 y 2021), está invicto en esta edición con siete partidos ganados y dos empatados, y perdió apenas cuatro de sus últimos 48 partidos de Libertadores, habiendo ganado en ese lapso 12 de 13 series de eliminación directa. 

No es un equipo invulnerable. Pero si muy complicado y cuenta con jugadores que saben afrontar partidos de este tenor en el que tendrán 60 mil personas bramando en su contra. En su último partido copero de visitante, Palmeiras goleó 4-0 a Deportivo Pereira de Colombia y se aseguró el pase a esta semifinal. Pero la historia juega a favor de Boca: le ganó por penales la final de 2000 y la semi de 2001 y lo dejó afuera de la semifinal de 2018.

Boca llegó hasta esta instancia  sustentado en su eficacia en las definiciones por tiros desde el punto penal. De esa manera, dejó en el camino a Nacional de Montevideo en octavos y a Racing en cuartos, con grandes noches de su arquero Sergio "Chiquito" Romero, que detuvo cuatro de los siete penales que le remataron y de sus ejecutores quienes anotaron ocho de nueve ejecuciones.

En los ensayos previos, Almirón diagramó dos formaciones totalmente distintas. El martes sorprendió excluyendo al juvenil Valentín Barco por Lucas Janson y a su vez, insistió con el peruano Luis Advíncula en el mediocampo y ubicó como lateral derecho a Lucas Blondel. Este miércoles, el técnico le devolvió la titularidad a Barco en el mediocampo, retrasó a Advíncula a su puesto original e incluyó a Miguel Merentiel como acompañante de Edinson Cavani en la delantera.

En ofensiva, acaso radica el principal déficit de Boca: Cavani ha marcado un gol en siete partidos y el sábado pasado, en ocasión del empate 1-1 ante Lanús, surgieron algunas murmullos de inquietud de parte de los hinchas cada vez que el delantero uruguayo entraba en juego lejos del área. Tal vez juegue la dupla uruguaya Cavani-Merentiel, tal vez lo haga Janson (que hizo goles en los dos últimos partidos de la Copa de la Liga y algunos (los menos) especulan con una sorprendente vuelta a la titularidad de Darío Benedetto, quien quedó relegado por la llegada de Cavani e hizo un buen ingreso contra Lanús. Por estas horas, Almirón lo sigue pensando y seguramente definirá la formación en el vestuario local de la Bombonera, una hora antes de que empiece a rodar la pelota.