La alta inflación en alimentos, la caída de los ingresos de trabajadores no registrados y del poder adquisitivo del salario mínimo, la reducción en términos reales de la Asignación Universal por Hijo y tarjeta Alimentar y planes sociales. Esos son los factores que están detrás del aumento de la pobreza en la primera parte del año.
En el escenario post-PASO, la fuerte aceleración inflacionaria podría anticipar un empeoramiento de la situación, que sólo podría ser contenida por las medidas de apoyo a los ingresos de informales y asalariados dispuestas por el Gobierno. Así lo plantea un informe del Centro de Economía Política Argentina (CEPA).
De acuerdo a las estadísticas oficiales, en el primer semestre de 2023 la población que vivió en la pobreza llegó al 40,1 por ciento, un fuerte incremento respecto al primer semestre de 2022, donde había alcanzado el 36,5 por ciento. En el caso de la indigencia, la suba fue de 0,5 punto respecto al primer semestre de 2022 (8,8 por ciento).
El aumento de la pobreza y de la indigencia se da por varios factores, entre los que aparece una inflación en alimentos que supera al promedio, una dinámica salarial que no alcanza para pelearle a la inflación, la decisión política de no impulsar el salario mínimo y el ajuste fiscal que afecta sensiblemente a la población con menos recursos.
Inflación
El CEPA marca que la inflación de alimentos en el primer semestre se ubicó en el 7,7 por ciento en promedio mensual, casi 2 puntos porcentuales del promedio de 5,8 por ciento del primer semestre de 2022. El precio de los alimentos determina la línea de indigencia y en buena medida también la canasta de pobreza.
En el primer semestre, la evolución interanual de la canasta básica que se utiliza para medir la pobreza marcó un alza del 105,3 por ciento, mientras que en el primer semestre de 2022, ese guarismo se ubicaba en el 99,7 por ciento. En el caso de la canasta de indigencia, el alza interanual promedió el 99,5 por ciento.
La situación de la inflación en alimentos en los últimos meses se volvió incluso más desesperante: el dato de agosto marcó una suba interanual del rubro alimentos y bebidas del orden del 133,5 por ciento. En verduras, tubérculos y legumbres, por ejemplo, el incremento llega al 165 por ciento, mientras que en frutas es del 151,4 por ciento. El segmento de leches, productos lácteos y huevos anota un 139 por ciento.
Ingresos
Para el CEPA, es relevante estudiar la marcha de los ingresos de los trabajadores no registrados y del salario mínimo a la hora de analizar los datos de pobreza e indigencia, dado el mayor peso relativo del trabajo precario entre los empleados de bajos ingresos. "Si se considera la evolución del salario del empleo no registrado, éste se redujo 7,1 por ciento respecto del primer semestre del año anterior y casi 1 por ciento respecto al semestre inmediato anterior", indica el informe.
En el caso del salario mínimo, "se percibe un valor equivalente al primer semestre de 2022 y una retracción de casi 13 por ciento en relación al semestre inmediato anterior (como resultado de los bonos de 22.500 pesos abonados en noviembre y diciembre de 2022, que atendió a aquellas personas que no tenían ningún ingreso declarado". Por su parte, el RIPTE mostró en el primer semestre de 2023, una desmejora en términos reales de 2,8 por ciento respecto al primer semestre del año 2022.
Ajuste fiscal
En el primer semestre de 2023, el valor real de la AUH se redujo sensiblemente respecto del nivel del primer semestre de 2022. "La desmejora se explica principalmente por el impacto de los bonos otorgados en aquella primera parte del año, ya que durante los meses de mayo y junio, se abonaron sendos bonos de 9 mil pesos para aquellas personas sin trabajo formal, AUH, y otros", dice el CEPA.
Asimismo, se produjo una desmejora en la evolución real de los ingresos de la Tarjeta Alimentar, con una caída del 5 por ciento respecto al primer semestre de 2022. En el caso de los planes sociales, "el escenario muestra una reducción de su poder adquisitivo de 6,3 por ciento respecto al primer semestre de 2022, como resultado del impacto de los bonos de mayo y junio de 2022, manteniéndose en valores similares al semestre inmediato anterior", agrega el CEPA.
En cambio, en el caso de la jubilación mínima, durante el primer semestre de 2023 muestra una mejora de casi 2 por ciento en relación al primer semestre de 2022, como resultado de la aplicación de bonos compensatorios. Respecto al semestre inmediato anterior se observa una retracción de 1 por ciento.
En cuanto al empleo, en la primera parte del año la desocupación se ubicó en el menor valor desde 2015, del orden de 6,6 por ciento, junto a un aumento de la tasa de empleo. Sin embargo, esto no fue suficiente para frenar el avance de la pobreza, lo cual coincide con la creciente caracterización del mercado de "trabajadores pobres".
De hecho, el CEPA calcula que la relación de la mediana de salarios registrados (el salario que divide en partes iguales a la distribución total), respecto de la Canasta Básica Total pasó, entre finales de 2017 y hasta finales de 2019, de superar a la CBT en 12,2 por ciento a quedar por debajo de la misma en 14,4 por ciento, lo cual equivale a una retracción de casi 30 puntos.