La semana que pasó no podría haber sido peor para Santa Fe. A la confirmación de que carnes congeladas de cerdo de Estados Unidos pueden llegar al mercado argentino, justo cuando la producción en ese sector comenzaba a crecer como en el resto del país; se sumó la noticia del biodiesel. El arancel de entre 54 y 60 por ciento que impuso a ese producto el gobierno de Donald Trump golpea a los productores que en gran número se encuentran dispersos en esta provincia, la principal productora de ese insumo. "Estados Unidos tardó 20 años para permitirnos venderles unos limones y ellos en 24 horas nos cerraron un mercado enorme", dijo el ministro de la Producción Luis Contigiani, titular de la cartera que puso el grito en el cielo mucho antes de la reacción tímida de la Cancillería argentina.

Con todo, la decisión del gobierno norteamericano deja una enseñanza muy gráfica: mientras muchos países centrales cierran su economía e intentan colocar sus excedentes, Argentina se abre al mundo sin condiciones y sigue importando trabajo y producción extranjeros en desmedro de su economía interna.

Claro que fueron los productores norteamericanos de biodiesel los que motorizaron el lobby para arancelar a sus competidores argentinos, tal como lo denunció el gobierno de Mauricio Macri. Pero la gestión Trump respondió defendiéndolos, como lo hizo el vicepresidente Mike Pence que con la excusa de venir a Buenos Aires para felicitar a Macri por los resultados electorales de las PASO, se llevó el compromiso de eliminar las barreras comerciales que impedían importar carne congelada de cerdo desde los Estados Unidos.

Qué distinta respuesta obtuvieron los productores porcinos nucleados en la Federación Agraria Argentina cuando se sentaron estos días frente al ministro de Agricultura y Ganadería, Ricardo Buryaile. "'Así son las reglas del comercio internacional', nos respondió el ministro", aseguró Pablo Paillole de la FAA. Hay además otro agravante: La política económica de Cambiemos lo que hace es favorecer la concentración. Por eso hoy el 90 por ciento de los productores porcinos del país que son pequeños y medianos, producen el 35% de toda la carne de cerdo. Mientras que el 10% de los grandes productores hace el 65% por ciento del mercado.

Por eso es necesario ser cuidadosos cuando se señala que éste es un gobierno que favorece al "campo". Es un gobierno que favorece a los sectores concentrados de cualquier tipo de producción.

El otro golpe para Santa Fe estuvo vinculado al recorte de fondos destinados al programa Cambio Rural, una iniciativa ejecutada por el INTA. Para los pequeños productores que viven en esta provincia de la agricultura familiar, el programa representa valor agregado y mayor rentabilidad. La idea funciona desde hace más de 20 años y busca que los chacareros se asocien para agregarle valor a la materia prima con coordinación y asesoramiento técnico del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria.

 

 

Durante 2015 y 2016 se trabajó sobre un total de 1.200 grupos conformados por más de 10 mil productores. Ahora la nueva gestión a cargo de Ricardo Negri decidió "reordenar" el programa con un proceso de "reempadronamiento". Esa decisión eliminó de un plumazo a 800 de esos grupos de productores, muchos de ellos en Santa Fe. La secretaría de Agroindustria tiene pensado ahorrarse unos 45 millones de pesos anuales con la decisión. Es decir, un claro ajuste.

Según un informe de la Federación Agraria Argentina, ese programa había logrado en estos años que las pymes agroalimentarias, el sector cooperativo y los agricultures familiares se asocien y se fortalezcan desde la innovación.

El recorte de Cambio Rural tiene un doble efecto negativo. Por un lado la imposibilidad para los pequeños productores de acceder a un asesoramiento adecuado y por el otro la pérdida de fuentes de trabajo ya que son muchos los técnicos que dejarán de prestar sus servicios en los distintos emprendimintos.

En Santa Fe el mayor impacto aparece en la cadena lechera, un sector apuntado por el INTA para mejorar la escasa productividad de los últimos años. "Estamos hablando de la subsistencia de muchos productores. El Estado retrocede cada vez más, es un panorama altamente preocupante", señalaron los dirigentes federados.

En otro orden, el jueves pasado tuvo su primer efecto en la provincia la aplicación del decreto que habilita al ministro de Transporte de la Nación Guillermo Dietrich a levantar vías ferroviarias y cerrar ramales. La orden se hizo efectiva en las vías que conectan a la localidad de Los Amores en el norte provincial con el sur de Chaco. El servicio completo suspendido involucra a tres ramales: Saénz Peña‑Choritis, Resistencia/Cauí‑ Los Amores y el servicio urbano Puerto Tirol‑ Puerto Vilelas; además de las obras del ferrocarril Belgrano Cargas hasta el puerto de Barranqueras.

El ministro Dietrich estuvo en Rosario ese mismo jueves, recorriendo obras portuarias y terminales privadas. Participó además del 133 aniversario de la Bolsa de Comercio de Rosario. Nada dijo sobre el tema.

Al lado del gobernador Miguel Lifschitz y de la intendenta Mónica Fein, el titular del ministerio de Transporte de la Nación sí insistió en una metáfora que creó el presidente Macri y que pinta de cuerpo entero a su gobierno: "Nos gusta ser cancheros, nosotros ponemos los arcos, las redes, pintamos las líneas y ustedes son los que juegan", le dijo al poderoso empresariado presente en el acto en la Bolsa. Lo que nunca explican es por qué siempre son los mismos los que tienen alquilada la canchita y hasta los árbitros.