No le alcanzó a boca. La actuación digna, la entrega y las mejores llegadas, ni la Bombonera repleta alcanzaon para evitar la frustración, por el empare que celebraron los paulistas. Saben que quedaron mejor parados para la revancha.
La Bombonera tiembla, late, se mueve, se estremece, cruje y ruge siempre, pero mucho más en las grandes jornadas: en los Superclásicos, en las finales de la Copa o en partidos como este, que no es final pero adentro y afuera se vivió como si lo fuera. Lo que no termina de quedar claro es el nivel de influencia que ejerce ese mágica cajita de resonancia sobre los futbolistas de Boca (o eventualmente la Selección) y sus rivales.
Los datos estadísticos pueden ayudar en la búsqueda de la respuesta. Por un lado, Boca ganó siete de cada diez partidos que jugó ahí por la Copa Libertadores, pero por otro lado de las 11 finales de Copa que disputó en su cancha solo ganó cuatro partidos. ¡Cuatro de once nada más!.
Los otros los igualó (cinco) o los perdió (dos). Uno de sus empates tuvo sabor a derrota, el 0-0 contra Olimpia en el '79, y lo mismo el 2-2 contra River en el 2018. Otro dato a considerar es que en esa cancha la Selección Argentina sufrió uno de los fracasos más estrepitosos de su historia: el 2-2 contra Perú, que la dejó afuera del Mundial de 1970.
La última vez que Boca y Palmeiras habían jugado acá fue en otra semifinal, el 24 de octubre de 2018. También aquella vez la Bombonera era de fuego. Ganó Boca 2-0 con goles de Darío Benedetto (el único sobreviviente de aquella jornada en el actual plantel), en el último tramo del partido, bajo un aliento infernal. Boca formó con Rossi; Jara, Izquierdoz, Magallán, Olaza; Nández, Barrios, Pablo Pérez; Pavón, Abila, Zárate.
Después entraron Buffarini, Benedetto y Villa. El técnico era Guillermo Barros Schelotto. ¿Tenía aquel equipo más jerarquía nombre por nombre que este? Tema abierto para la polémica.
Por el lado de los brasileños, del actual plantel jugaron el arquero Wewerton, el central Gustavo Gómez y Maike, que en aquel partido fue lateral y en este de ahora volante ofensivo. Tres de 11 que ya sabían lo que es pisar la Bombonera.
Los otros no parecieron sentir la presión. En realidad, la salida de Boca con show de globo, humo y luces, y un canto furioso dada para asustar a cualquiera. Pero a medida que transcurrían los minutos, la voz de aliento se limitó a "La 12". Sobre la mitad del primer tiempo, por un par de minutos, y sobre todo en los últimos cinco de esa etapa inicial, el equipo logro que el "dale Boooo", se extendiera a la otra cabecera y las plateas.
En el segundo tiempo se repitieron los altibajos del equipo, y del aliento masivo. Cuando terminó el partido la barra brava tibiamente se acordó de River, mientras festejaba el empate el puñadito de brasileños en la tercera bandeja.