La apuesta de Boca para el partido ante Palmeiras fue netamente ofensiva, con la inclusión de jugadores de esas características, para intentar lograr un triunfo en la serie de semifinales, luego de los empates en las instancias anteriores.

Barco, Medina, Merentiel y Cavani, más Guillermo Fernández, dejaban en claro que el entrenador estaba decidido a buscar los tres puntos, para quedar mejor posicionado en la revancha de la semana próxima.

Boca, a pesar de esos nombres, no podía ejercer supremacía sobre el conjunto brasileño, y mucho menos hilvanar acciones de ataque que le permitan adelantarse en el resultado.

El control de la pelota no era del local, debido a que los dos Fernández (el otro era Ezequiel) no podían prevalecer en la zona media. Los volantes de Palmeiras eran más astutos para agruparse, y entre Ze Rafael y Mayke se las ingeniaban para anticiparse a sus adversarios.

El único futbolista de Boca capaz de armar juego del medio hacia adelante era Barco. El juvenil, a pura técnica, encaraba y dejaba adversarios en el camino, para luego lanzar la pelota al área en la búsqueda de un compañero que pudiera conectarla con acierto. Una de esas maniobras casi termina en gol de Merentiel, pero el toque del uruguayo no fue preciso.

La otra aproximación profunda del local fue a través de una acción detenida: Barco ejecutó un tiro libro y Cavani cabeceó la pelota al lado del palo. Demasiado poco para un plantel que estaba con la decisión de acorralar a Palmeiras en su terreno.

La mejor construcción colectiva de Boca se dio en el descuento del primero tiempo, y finalizó con un envío de Advíncula desde la derecha, pero el cabezazo de Cavani no fue certero.

Del otro lado tampoco hubo desborde de audacia. Palmeiras sólo había logrado ubicar a Arthur de frente a Romero, con un remate que se fue desviado. El resto de sus intentos se diluían en la puerta del área.

La impaciencia se fue apoderando de la gente en la segunda parte, a partir de la necesidad de alcanzar el triunfo. Rafael Veiga sorprendió cuando encontró mal parada a la defensa local, pero su remate se fue desviado.

El arquero Weverton reaccionó muy bien ante la llegada de Fabra, y si bien el final de la jugada terminó en gol, el árbitro cobró una falta del propio colombiano que dejó algunas dudas.

La incertidumbre creció en el estadio cuando el técnico Almirón decidió reemplazar a Barco, para que le deje su lugar a Janson. En principio, el juvenil estaba agotado físicamente. El ingresado pudo desbordar por la izquierda en un par de ocasiones, pero los que llegaban por el centro no lograron conectar sus envíos.

El final fue pura decepción para Boca, que continúa sin poder ganar en las series individuales en esta Copa. La continuidad se definirá la semana próxima en San Pablo, para saber si llega a la final de Río de Janeiro.