De todos los saltos que una cantante puede dar en la escena indie argentina pospandemia, Blair eligió el menos pensado: cambió la escena abarrotada del trap por el pop alternativo, una superficie con mucho más espacio disponible para formar una identidad. Es la inversa del recorrido que hizo la mayoría de los artistas que hoy dominan Spotify, y precisamente por eso la decisión quizás termine siendo un éxito.
Con 22 años y un disco publicado, Llorando en la fiesta, Blair ya es un fenómeno. Sus canciones se nutren de un entramado pop complejo y se ubican entre las fantasías adolescentes y la realidad de la adultez, un ejercicio que le permite adoptar el tono confesional de Taylor Swift en un tema e interpolar la melodía de Twin Peaks o los gritos de Phoebe Bridgers en otro. Pero de samplear no nace un fenómeno: también se necesita un número formidable de personas, y Blair lo sabe.
Basta una escena para comprobarlo: en 2022, durante la previa al show de Bridgers en el Primavera Sound, la cantante oriunda de Punta Alta envió un flyer que anunciaba el lanzamiento de su disco a todas las personas que tenían Airdrop activado. "Es para locas como nosotras", decía el mensaje. La creatividad de la técnica, que le consiguió algunos seguidores, se la atribuye a estar crónicamente online. "Toda mi vida fue así. A los 14 años estaba en Tumblr reposteando letras de Lana del Rey, es lo mismo que sigo haciendo ahora", dice la artista.
Menos de un año después, Blair agotó un Niceto Club, estrenó el single Novios imaginarios en julio, acaba de sacar esta madrugada Indies (que resuena a indie alternativo noventero) junto a su coequiper Dante Saulino, y se prepara para participar del Festival Clave 13/17 (que se desarrollará este fin de semana en el Centro Cultural Recoleta), mientras piensa en su próximo disco y cierra fechas en futuros festivales.
- ¿Qué historias querés contar con tu disco, Llorando en la fiesta?
- Con el disco me pasó que no tenía nada planeado. Cuando intento planear, generalmente no me sale. Las letras terminaron siendo todas autobiográficas, es todo real lo que dice ahí, excepto Otra noche en los 70 que es una historia de ficción. Quiero empezar a explorar más esa parte, porque de repente por unos meses no me pasa nada interesante y no tengo más letras para escribir. También me encanta leer y me gusta mucho Taylor Swift, que hace eso de crear historias. Pero el disco es todo autobiográfico.
- Llorar en la fiesta es una contradicción icónica. ¿Qué querés decir?
- El nombre surgió de algo muy literal: creo que estaba llorando en una fiesta y se me ocurrió. Y después lo llevé al lado de la metáfora de sentir que estás desencajando en un lugar en el que todos la están pasando bien y vos la estás pasando mal.
- ¿Sentís que no encajás? ¿En qué aspectos?
- Se puede notar en la letra de Yo & Yo, por ejemplo, en que capaz estoy en un momento en el que se están dando cosas muy lindas y tendría que estar contenta pero al mismo tiempo me siento sola. Con cosas así, siento que desencajo.
- Tus temas tienen referencias a los '70 y los '90. ¿Qué te atrae de esas épocas y cómo te inspiran artísticamente?
- Los '70 son la época que más me gusta. Tomo un poquito de cada cosa: el glam de los '80, el movimiento más grunge de los '90, pero de los '70 me encanta todo. Muchos artistas que me gustan empezaron a tomar fama en esa época y me encanta ver fotos o leer libros de ese momento. Uno de mis favoritos es Éramos unos niños de Patti Smith. Ahí cuenta que pasó de no ser conocida a hacer música entre fines de los '60 y principios de los '70, cuando todo estaba centrado en Nueva York y todos se conocían con todos. De repente menciona que se le sentó al lado Jimi Hendrix o se cruzó a Janis Joplin; me encanta ver cómo esa gente se iba conociendo y cómo se iba gestando todo eso que vendría después.
- De Llorando en la fiesta a tu single Novios imaginarios pasaste del pop alternativo a un sonido emo dosmilero. ¿Qué provocó el cambio?
- Cuando empezamos a hacer Llorando en la fiesta nos dimos cuenta de algo muy loco: si escuchás los temas en tu casa son muy tranquis, pero en vivo parecía una secta con gritos, revoleos de cosas, golpes al escenario... Si pasaba eso con temas así, pensamos qué pasaría con un tema más rockero, más pesado. Y también creo que la imagen de female rage nos llevó para ese lado. También surgió: estábamos escuchando My Chemical Romance y pensamos en hacer algo así, bien 2006, 2008. No sé si haría todo un disco de ese estilo, pero me gusta ir por lados más rockeros.
- Mencionás la female rage. ¿Qué cosas te enojan hoy?
- Me enoja la gente en internet. No sé, muchas actitudes que tiene la gente, entre paréntesis hombres, para con nosotras. Esa gente que es ciega y vos le tratás de hacer entender las cosas que están mal en la vida, en la sociedad, sobre todo la gente grande. La injusticia... Son muchas cosas.
- El comportamiento sectario en tus shows también se replica en la relación que tenés con tus seguidores en Twitter. ¿Te divierte la interacción?
- Es un ida y vuelta constante y eso hace que también vaya creciendo. En este momento, que no soy una persona hiper famosa que no puede andar contestando cada tuit, vale la pena responderle a la gente. Y también siempre recalco que yo soy una más. No me interesa ese papel de artista, hacerme la misteriosa y abrir Twitter solo para decir toco tal día en tal lado, compren sus entradas, chau. Toda mi vida fue así: a los 14 años estaba en Tumblr reposteando letras de Lana del Rey, es lo mismo que sigo haciendo ahora. Entiendo que la gente más famosa no está todo el tiempo para estar tiqui tiqui con el celular, pero capaz hay 800 personas que te están etiquetando en una publicación para que veas el dibujo que te hicieron y no se te cae ningún like, eso me parece horrible porque es obvio que lo viste. No quiero ser nunca una de esas personas. En lo que esté a mi alcance, me gusta interactuar con la gente.
- En Novios imaginarios hablás de autocaricias, de volver sola de una fiesta o que no te manden mensajes en todo el día. ¿Sentís que nuestra generación tiene dificultades para vincularse?
- Lo encaré por ese lado. Me pongo medio boomer cuando digo que me gustan las cosas de los '70 y digo "ahora con las redes sociales...". Es complicado, me parece que antes las cosas eran más fáciles y, con las redes, la gente se maquinea demás, se pierde mucho el foco de lo que es una relación y ni hablar del tema relaciones abiertas, monogamia, poligamia. Hay conceptos muy borrosos y creo que estamos tan sobrecargados de comunicación todo el tiempo que genera un efecto rebote en el que de repente no nos sabemos comunicar, incluyéndome. A veces tengo que decirle algo a alguien y no se lo puedo decir en la cara, prefiero mandarle un mensaje. Entonces siento que por ese lado nos perjudica tanta comunicación, porque terminamos no haciendo nada.
- ¿Qué viene después de presentar Novios imaginarios e Indies?
- Estamos preparando más temas con Dante Saulino, mi productor. Quiero un segundo disco ya, urgente. Si fuera por mí sacaría un disco por año. Para lo que queda de este año, me quiero enfocar en tocar todo lo que pueda, hay unos pares de festivales que están ahí y va a haber muchas más fechas para encontrarnos con la gente. También hay conversaciones con festivales para el año que viene.
- ¿Cuál es tu aspiración como artista? ¿Te alcanza el mundillo indie o querés la fama y el reconocimiento mainstream?
- Yo quiero ser cada vez más grande. Desde chiquita soy así, sueño con ser famosa y qué se yo. Tampoco es algo que me obsesione o no me permita disfrutar de lo que me está pasando ahora, porque también siento que estoy creciendo cada vez más y estoy contenta con eso. Estoy disfrutando el presente pero siempre enfocándome en seguir creciendo lo más que se pueda, y que cada vez haya más gente que me escuche.