Decir que son virtuosos es poco, que la música los hace interactuar de manera sorprendente también. ¿Entonces? Mejor escucharlos y disfrutarlos, porque son extraordinarios. Christy Doran’s Sound Fountain surge de la combustión consumada entre los suizos Christy Doran (guitarra) y Lukas Mantel (batería) y Franco Fontanarrosa (bajo). Tuvieron una pausa obligada de tres años; y ahora retoman los encuentros y las giras con la presentación de su nuevo álbum: Lift the Bar. Hoy a las 21, el trío internacional de jazz moderno se presenta en el Petit Salon de Plataforma Lavardén (Mendoza 1085).

“Hay muchos formatos desde los que se puede desarrollar una formación musical; en algunos grupos, es claramente alguien el que digita la dirección artística y el color musical, pero hay otros donde ocurre una sumatoria entre los integrantes, y para mí éste es el caso de esta banda. Es una banda donde tenemos un sonido que está basado en la resultante de cómo toca cada uno y cómo interactuamos. Justamente, eso deviene en una manera de tocar que es nuestra y en un lenguaje al que con el tiempo hemos desarrollado”, comenta Franco Fontanarrosa a Rosario/12.

“En Christy Doran’s Sound Fountain la cuestión técnica está bastante presente y en lo personal es uno de los grupos que más me demanda a nivel técnico, hay que tocar cosas muy difíciles y rápidas, algo que nos resulta bastante característico también”, continúa el músico.

-¿Cómo trabajan las composiciones y arreglos?

-Los tres componemos, y con cierta anticipación nos enviamos dos o tres composiciones para que cada uno las vaya estudiando para cuando nos podemos juntar. Pero todo es siempre medio rápido, porque cuando nos juntamos nunca tenemos mucho tiempo para ensayar. Ahora, en esta gira, recién nos encontramos y tenemos solo tres ensayos antes del primer show. Una vez, por ejemplo, durante una gira en China, nos encontramos en Shanghai y solo tuvimos tiempo para un ensayo. Siempre es así, pero también hemos encontrado una manera de trabajar y eso te hace focalizar mucho, porque el tiempo es oro y estás muy enfocado en la música.

-Ya son cuatro discos, ¿qué notás que sucedió entre ustedes en este tiempo?

-Me parece, sobre todo en lo compositivo, que lo que empieza a pasar es que uno aprende qué cosas funcionan; el tiempo te da la posibilidad de la prueba y el error y vas depurando ciertas cuestiones, te vas dando cuenta de que determinado tipo de cosas van a funcionar mejor con tal o cual persona. Todo eso fue haciendo que la música funcione cada vez mejor porque nos conocemos más.

-A propósito, ¿cómo se conocieron?

-Hace 7 u 8 años atrás, cuando Christy vino a Argentina a tocar con su grupo New Bag; con mi grupo La Mujer Barbuda abrimos el concierto y pegamos mucha onda. Coincidió además que ese año tenía planeado ir a Europa y él me invitó a Suiza, nos juntamos a tocar y tuvimos mucha química. Al poco tiempo, Lukas vino también a Argentina y Christy le pasó mi contacto, con él también hubo mucha química. Y así comenzó esta idea de formar el grupo, empezar a tocar, hacer giras y trabajar juntos.

-Algo que la respuesta del público respaldó y de manera internacional, ya que recorrieron el mundo.

-Sí, ya tocamos en todo tipo de situaciones y conciertos, algunos buenísimos y otros malísimos, con todo lo variopinto que hay en el medio (risas).

El baterista Lukas Mantel, también en diálogo con Rosario/12, agregaba que “Christy Doran’s Sound Fountain es, en primer lugar, el placer de tocar juntos; entre nosotros hay mucha energía y ganas de tocar música, de crear algo en el momento. Con Franco tenemos una fraternidad que nació desde el primer instante, cuando nos conocimos en Buenos Aires. Esas ganas de crear algo son la base del grupo, también a partir de una exploración musical”.

-Son muy complejos, y sin embargo el disfrute se siente, hay diversión en la música que hacen.

-Para mí, la complejidad no tiene que ser algo que exista por sí mismo, sino en función de una expresión artística. La técnica tiene que ser el 50% de la expresión y tiene que estar detrás de lo que se quiere decir, y estoy muy agradecido de que eso se transmita a quienes escuchan. Es algo que aprendí de Christy Doran y es lo más importante: hay que llegar a ese punto en el que el público sienta esa energía, el cómo no importa tanto.