Codeudores, codeudoras y codeudoros:
Con gran satisfacción, quiero comentarles que la columna del pasado sábado 23, “Pastel de papas”, trajo a colación (más que a colación, a cena completa) una cantidad de comentarios, públicos y privados, de lectores, oras y oros que deseaban sumarse a la campaña, y pensaban, para el domingo 22 de octubre a la noche, festejar la victoria, tomar fuerzas para el balotaje o iniciar la resistencia con un estruendoso pastel de papas, como propuse y haré.
Hubo quienes postulaban que la calabaza iba mejor que la batata como “tercera fuerza” (la papa y la carne eran número puesto del balotaje), otres criticaban mi postura a favor de las pasas de uva, no faltó quien propusiera sumar al queso cremoso como aliado extrapartidario; el huevo duro y las aceitunas en general sumaron votos, y alguno propuso agregar “una leve capa de azúcar” (disculpen la triste metáfora, pero en mi caso el azúcar está proscripto, y fue un médico quien lo ordenó).
No queremos perder a los compañeros vegetarianos, por lo cual puede haber versión sin carne, con soja texturizada (muy bien condimentada, eso sí), y hasta “la onda verde” puede ser incluida, con una capa de puré de arvejas (es al gusto de cade une). Lo importante es que estemos “Unidos y Pastelizados”, prestos a festejar, a militar o a resistir, depende del caso.
Dicho esto, he de señalar que, faltando menos de un mes para las elecciones, las campañas marchan a todo trapo. Pero hay cosas que me cuesta entender. La Pubertad Avanza, por ejemplo, no contentos con la dinamita, la motosierra y la exclusión masiva propuestas por Javier Milucha, no satisfechos con la no muy misteriosa predilección autoritaria disfrazada de demócrata de su candidata a viceperderora, incluyó ahora al Curly (¿o será Moe?) que le faltaba al trío, en condición de candidato a Alcalde Mayor. Él es quien, autopercibiéndose español, reivindica el virreinato; autopercibiéndose Sarmiento, reivindica la pornografía como materia escolar en lugar de la ESI. Y preparémonos, porque el día que se perciba Tiranosaurio o Hitler…, no sabemos con qué se nos podrá venir. Por otra parte, no pude dejar de notar que el candidato a presidente no deja de hablar de “su ley”, y el candidato a gobernador no deja de “marrar” cada vez que dice algo. “Marcados por el significante” diría eventualmente Lacan.
Mientras tanto, en “Juntos por el Naufragio”, Patricia Faizer no deja de señalar que su “plan” político es "destruir al kirchnerismo", su plan económico es "destruir al kirchnerismo", su plan social es "destruir al kirchnerismo", su plan educativo es “destruir al kirchnerismo”, su proyecto científico es “destruir al kirchnerismo”, su plan contra la inflación es “destruir al kirchnerismo”. Y en cuanto a su política de obras públicas... ¡Uy, de eso no dijo nada! ¿Cuál será, cuál será?
Hay que admitir, eso sí, que muestran una ¿envidiable? rapacidad, ¡perdón, quise decir capacidad!, de autopercepción, y se ven como halcones. Habría que crear “Halcónicos Anónimos”; no sé, uno dice…
Me pregunto cómo creen que podrían ganar las elecciones con semejantes banderas imaginarias, y entonces se me ocurre que:
* Creen que la gente está tan indignada por la inflación que los va a votar a ellos, aunque sean cómplices de los formadores de precios y busquen una dolarización en la que estos se irían “al infinito y más allá”.
* La gente no escucha el discurso, les ve la cara de odio y “empatiza”, creyendo que la respuesta a la insatisfacción es “la destrucción total”; el “quesepudratodismo militante”.
* A pesar de ser absolutamente representantes del establishment, tratan de mostrarse como de afuera, nuevos…
* En verdad, no les importa ganar o no las elecciones, sino que los grupos que les rodean ejerzan el poder, gobernando o no.
No sé cuál de las opciones es peor, pero todas asustan. Y por si esto fuera poco, la contundente nota de Sandra Russo, “Largoplacismo radical” , nos cuenta que esta gente y sus titiriteros no piensan ni mucho ni poquito ni nada en las personas que aquí vivimos, sino en “salvar a la especie”, siendo “la especie” ellos mismos, sus amigos, allegados y descendientes.
Podríamos decir que, en esa línea, el “Homo Garcans”, el “Mimportunpitus Narcisus” o el “Necius Violentus” serían la especie dominante dentro de no demasiado tiempo. Porque parte del problema es que ellos mismos, y quizás muchos de sus votantes, se creen “inmortales”. ¡Falso, garquitas míos, falso!
Piensan que, por sus "méritos", no serían afectados por un shock económico, un virus –como el que ya está desde hace tres años–, un caos social, la escasez de agua o de aire, o incluso el estallido del mundo. Cuando se den cuenta, será tarde, garquines y garquinas de mi falangeta.
Cierto es que la fama (no el prestigio, eso jamás) les es amistosa, mientras lo sea. Y creen que así se puede ser ídolo popular, star, o gobernante. También es cierto que algunos llegan de esa manera a tener “reconocimiento social”, si se puede llamar así a que en las redes te pongan muchos likes. Personalmente sigo creyendo que, para llegar a algún lado, hay que crecer desde el pie, como dice la hermosa canción de Alfredo Zitarrosa, y quiero mencionar a alguien que, a mi entender, fue por ese camino. Me refiero a una persona que quizás conocimos cuando defendió la recuperación de YPF, después fue ministro de Economía y peleó contra los embates de los fondos buitre; luego recorrió la provincia de Buenos Aires en un Clio durante cuatro años; llegó a ser electo gobernador y, con mucha obra, mucha inclusión y muy pocas palabras, ganó las PASO para ser reelecto. A puro prestigio, a pura obra, a puro cariño por y de la gente. No hace falta que diga quién es, ¿no?
No podría terminar esta columna sin mencionar y agradecer a Mario Wainfeld, uno de los “necesarios” en estos tiempos tan complicados. Ya lo extrañamos.
Sugiero acompañar esta nota con el video estreno “Kilómetro 11 (parodia electoralista)” de Rudy-Sanz: