Miles de personas comenzaron este sábado la 49° Peregrinación Juvenil a Luján, que partió desde el santuario de San Cayetano en el barrio porteño de Liniers, rumbo a la Basílica de Luján en la provincia de Buenos Aires, una caminata de 60 kilómetros que terminará el domingo.
Pasadas las 10 se dio inicio formal a la procesión, si bien en las primeras horas ya muchos asistentes habían empezado a congregarse frente a la iglesia, y otros ya caminaban hacia Luján; incluso desde noche anterior hubo peregrinos de Morón e Ituzaingó que partieron por avenida Rivadavia hacia Luján.
El párroco del santuario de San Cayetano, Lucas Arguimbau, bendijo la salida de la Virgen, que fue cargada por cuatro jóvenes de una parroquia de La Matanza: "Unidos, ayudándonos unos a otros, acompañándonos en el camino, tratando de llegar juntos a la meta. Al igual que hace 49 años, te lo pedimos a vos madre, que seguís acompañando el camino de nuestro pueblo", dijo el religioso y los fieles gritaron ¡"Viva la virgen!".
Esa imagen peregrina de la Virgen fue bendecida hace 10 años por el Papa Francisco. El arzobispo de Buenos Aires y primado de la Argentina, Jorge Ignacio García Cuerva, aseguró que la peregrinación "se vive con este anhelo profundo de pedirle a María que nos dé fuerza para unirnos. Claro, en un año, digamos, difícil".
Cecilia, "Tati" y Mariela, tres amigas oriundas de Villa Sauze, provincia de Buenos Aires, y de Intendente Alvear, La Pampa, llegaron pasadas las 8 a la iglesia de San Cayetano con unas gorras verdes fosforescentes para identificarse entre la multitud y no perderse en el camino. "Es la primera vez que la hacemos. Habíamos ido a Luján pero nunca hecho la caminata. Venimos a cumplir una promesa. Estamos muy emocionadas, esto tiene que ver con la fe. Sabemos que vamos a llegar", contó Cecilia. "Tuve una operación en febrero, la virgencita me ayudó así que ahora vengo a sus pies", agregó Mariela.
Alejandra de Salliqueló, provincia de Buenos Aires, llegó con 15 amigas en dos combis desde su pueblo y se sentaron todas en la vereda frente a la iglesia para tomar un café con medialunas para recargar energía antes de partir hacia Luján. "Es la tercera vez que vengo pero para algunas es la primera vez. Vinimos a agradecer, a pedir, de todo un poquito", contó la mujer. "Igual no somos religiosas practicantes", aclaró una de sus amigas.
Héctor, del barrio porteño de Mataderos fue con su bicicleta a la peregrinación para hacer los 60 kilómetros hasta Luján. "No es difícil, es un ritmo tranquilo, de paseo, no es una carrera. Vamos a ir tranqui y me voy a volver en tren", aseveró el hombre, que agregó: "No soy creyente, pero es una buena oportunidad para pedalear".