“Ponemos en tus manos a nuestros hermanos que más sufren, los rostros concretos de más de 18 millones de hermanos que representan el 40% de pobreza”, dijo el arzobispo de Buenos Aires, Jorge García Cuerva, ante la imagen de la Virgen y hablando en la homilía matutina del domingo, con la cual se cerró la peregrinación popular a pie a Luján que miles de peregrinos iniciaron en el santuario capitalino de San Cayetano, en Liniers, en el medio día y la tarde del sábado. El arzobispo porteño sorprendió a los peregrinantes sumándose él personalmente a la caminata religiosa, siendo esta la primera vez que un arzobispo de Buenos Aires completa ese trayecto a pie acompañando a quienes peregrinaron. “Vivimos sensaciones muy lindas”, dijo García Cuerva en declaraciones a la prensa. “Uno se siente en medio de la gente. Es como un baño de pueblo que nos podemos dar los sacerdotes y, en mi caso, como arzobispo”, expresó y subrayó la idea de que “hay un pueblo creyente que se moviliza”.
Al hablar en la misa García Cuerva dijo que los peregrinos llegaron hasta Luján para ponerse “en manos de la Virgen” porque “estamos desesperanzados y tristes y necesitamos recuperar la alegría y la esperanza”. El arzobispo porteño recordó que “en estos tiempos se nos acercan manos llenas de promesas con sabor preelectoral”, señaló que “estamos en tus manos (las de la Virgen) que no piden nada a cambio” y “nos sostienen en este tiempo de crisis económica frente a quienes nos meten las manos en el bolsillo por la inflación, que es el impuesto de los pobres”.
El arzobispo fue el único orador en la misa, pero estuvo acompañado por los obispos Juan José Chaparro, Carlos Tissera, José María Baliña, Jorge Lugones, Gabriel Mestre, Eduardo García, Gustavo Carrara, Jorge Eduardo Scheinig y por Mauricio Landra, quien será consagrado obispo a mediados de octubre. Junto a ellos concelebraron decenas de sacerdotes de distintas diócesis de Buenos Aires y del país.
“Ponemos en tus manos a los 9 millones de argentinos que viven en la indigencia, a nuestros enfermos, a los ancianos que están solos, a los adolescentes y jóvenes quebrados por la droga con su futuro hipotecado”, sostuvo García Cuerva. Y agregó que “en definitiva, María, ponemos en tus manos a la Argentina toda que nos duele mucho. Y también, como dice el lema de este año, hoy te pedimos fuerza para unirnos”.
Al insistir en la idea de la unidad el recientemente designado arzobispo de Buenos Aires dijo también que “necesitamos más que nunca fuerza para unirnos” y señaló que “las heridas de la descalificación, de la intolerancia, de la violencia física y verbal ya supuran. Y nos están infectando el corazón del pueblo”. Por el contrario, subrayó, “es hora de fraternidad, es tiempo de unirnos”. En el mismo sentido García Cuerva manifestó que “la peregrinación a Luján es la demostración de un pueblo que no baja los brazos. Que sabe unirse, que puede caminar con un mismo objetivo. Un pueblo que sigue levantando las banderas de la paz y la justicia”.