El dólar blue subió la semana pasada un 7,3 por ciento para terminar cerrando en 800 pesos. Según distintos analistas, los movimientos en los mercados financieros venían anticipando la corrida desde el lunes, y además era esperable por la cercanía de las elecciones: los inversores descuentan un cambio en las reglamentaciones del comercio exterior y las operaciones financieras en dólares ante un nuevo gobierno. PáginaI12 consultó a Leandro Ziccarelli, Emiliano Libman y Pedro Gaite para analizar la coyuntura financiera y las perspectivas para el mediano plazo.
“Se hizo evidente con el salto del dólar blue, pero a comienzos de semana pasada los títulos públicos en pesos se estaban desplomando y el Banco Central frenaba esa caída con emisión. Además empezó a aumentar el volúmen de los mercados financieros paralelos: si antes operaban 40 millones de dólares diarios, ahora contabilizan operaciones por 80 o 100 millones. Y mientras tanto el Central no está comprando divisas al tipo de cambio oficial porque el dólar soja no está funcionando. Según los datos oficiales, se liquidaron en el mercado oficial unas 700.000 toneladas de exportaciones de porotos de soja sobre unas 3,5 millones de toneladas que los productores vendieron a exportadores, y todo sin procesar”, analiza Leandro Ziccarelli, especialista en finanzas, en su último podcast Financiero, Monetario e Irreverente (FMI).
Los números revelan las dificultades. El Banco Central está comprando 3 millones de dólares diarios en el mercado oficial, pero usa 60 millones para intervenir en los mercados financieros. “Queda esperar nuevas regulaciones para operar en dólares o un aumento de las reservas netas negativas o bien que aparezcan nuevos dólares para que esta ecuación cierre de acá a mediados de noviembre, que es la fecha hasta la que el gobierno se comprometió en mantener estable el tipo de cambio”, agrega Ziccarelli. Recordemos que el valor del dólar oficial minorista es de 367 pesos, mientras que el dólar mayorista que rige para las operaciones de comercio exterior es de 350 pesos.
El gobierno dio a conocer algunas medidas la semana pasada como el “dólar Vaca Muerta”, la prórroga del dólar soja hasta el 20 octubre y la posibilidad liquidar los aportes de capital o deudas financieras al dólar Contado con Liquidación (CCL). Al igual que las primeras versiones del “dólar soja”, el petrolero nace de la mano de un acuerdo con las principales empresas del sector y se les permitirá liquidar una parte de sus exportaciones (el 25 por ciento) al CCL mientras el restante (75 por ciento) se cursará al dólar oficial. Esto arroja una cotización cercana a los 470 pesos. Se espera que el sector petrolero cierre el año con exportaciones récord que permitirán cursar liquidaciones por 1.200 millones de dólares al dólar preferencial en los próximos dos meses, según estimaciones del gobierno. Esto ayudará a contener la corrida cambiaria aunque el panorama luce incierto.
El último viernes de septiembre, y siempre dependiendo del título con el que se realice la transacción, el dólar CCL cerró en 822 pesos y el MEP avanzó hasta 701 pesos.
Para Emiliano Libman, investigador del área de Economía de Fundar, “era esperable esta corrida justo un mes antes de las elecciones y ante la promesa de no devaluar del gobierno.” El mercado le toma el pulso a la política pública. Además, agrega: “hay señales borrosas: por ejemplo el candidato que pica en punta para las próximas elecciones presidenciales promete dolarizar la economía, pero no se sabe bien cómo”. "Todo eso alimenta un clima de incertidumbre, en donde el mercado observa que hay más concesiones de parte del gobierno, pero que se mantiene firme en su decisión de no devaluar”, agrega.
Asimismo afirma que “el gobierno está aceptando un desdoblamiento cambiario progresivo en los hechos”. Es decir, un dólar que rige para el comercio exterior de bienes y otro para las operaciones financieras y el intercambio de servicios basados en el conocimiento, por ejemplo.
Por su parte, Pedro Gaite de FIDE también considera que “era esperable que a medida que se acercan las elecciones, aumente la dolarización de las carteras” y que a su vez “el gobierno tiene más herramientas para intervenir –y de hecho lo está haciendo- en el tipo de cambio oficial y en los financieros paralelos, pero el blue es un mercado diferente y más pequeño”. Las tensiones repercuten especialmente en este último mercado. Por último, indica que “esos valores de tipo de cambio no tienen un anclaje en las variables fundamentales de la macroeconomía o estructura productiva argentina, sino que más bien reseñan altas expectativas de devaluación ante un cambio de gobierno, las escasez de reservas del Banco Central y la incertidumbre provocadas por las elecciones”. Las medidas que plantean algunos candidatos, como la dolarización o la unificación cambiaria implicarían un salto cambiario muy fuerte.