Al clásico de La Plata se lo devoró la previa, el clima, el ingreso de los equipos, las banderas y los gritos de la hinchada de Estudiantes. Fútbol y emociones casi no hubo. El 0 a 0 resultó a la consecuencia de un partido de vuelo bajo, trabado, nervioso y cerrado en el que el equipo local tuvo la pelota sin saber bien para qué y Gimnasia se llevó lo que fue a buscar: un empate que lo deja en el mismo lugar donde estaba al principio. Con 37 puntos, comparte con Vélez el penúltimo puesto de la tabla anual y debería jugar un desempate para determinar quién se va y quién se queda en la Primera División.
Sobran los dedos de una sola mano para repasar las llegadas de Estudiantes. En el primer tiempo, el arquero Durso mandó al córner un remate desde afuera del área de Santiago AscacÍbar y luego atajó un cabezazo de Federico Fernández. En el segundo, otro cabezazo de anticipo de Santiago Nuñez salió cerca del poste izquierdo y sobre el final, un disparo cruzado de Eros Mancuso pasó no muy lejos del parante derecho. Antes y después, nada de nada. Lo de Gimnasia fue aún menos. Algún tiro de Eric Ramirez, alguna embestida de Tarragona y punto.
Estudiantes se preocupó tanto por darle buen manejo a la pelota que se olvidó de todo lo demás. No aceleró nunca el paso de tres cuartos de cancha en adelante. Por eso, por asegurar tanto el destino, su traslado fue lento, espeso y sin sorpresas. Pocas veces, casi nunca pudo verticalizar su juego. Ni siquiera cuando Mauro Boselli ingresó en lugar del chileno Altamirano para acompañar arriba al uruguayo Mauro Méndez. Benjamín Rollheiser y José Sosa, hasta que se fue reemplazado por Fernando Zuqui, trataron de aportar claridad pero no encontraron eco en la mayoría de sus compañeros, más preocupados en correr y meter que en jugar.
A Gimnasia se le debe reconocer su orden defensivo, su concentración, su esfuerzo y su compromiso. No se metió exageradamente atrás, en el segundo tiempo hasta llegó a compartir la posesión de la pelota y supo llevar adelante su idea de esperar del medio hacia atrás y apostar al juego directo. Tiene poco y no por nada pelea por mantener la categoría. Pero hizo un buen partido si se tienen en cuenta estas limitaciones y su situación en la tabla. El peso del partido debía llevarlo Estudiantes. Y por lo que se vio, le cuesta demasiado asumir ese protagonismo.
Estudiantes hace dos meses que no gana en su cancha por los campeonatos locales y en esa condición venció en uno de sus últimos siete partidos. O sea, no ha podido construir una localía fuerte y en el clásico volvió a demostrarlo. A Gimnasia, no le va mejor fuera del Bosque: lleva nueve encuentros sin triunfos como visitante. Jugando como jugaron, pasará algún tiempo más antes de que puedan romper esas rachas.