"Alrededor de las 10 de la mañana salí de mi casa para el centro de Tartagal cuando me doy con un hombre ebrio cavando en el suelo. Me acerqué y me dí cuenta que quería  sacar esos boosters. Le dije que no siga porque podían explotar. Lo agarré de la mano y lo alejé ¡Mire si tiraba de los cables! Capaz nomás explotaban".

El testimonio lo brindó a este medio Modesto Rojas, cacique de la Comunidad wichí Kilómetro 5. Rojas precisó el momento cuando encontró a una persona cavando con sus propias manos el suelo arenoso de la calle de acceso que conduce a varias comunidades. El hecho ocurrió el sábado último sobre el desvío a un camino vecinal al que se accede por la ruta nacional 86. Rojas explicó que ese acceso aparece a mano izquierda cuando termina el pavimento de la autovía nacional, entre los kilómetros 4 y 5.

"Una vez que alejé al muchacho llamé al 911", continuó el cacique wichí de Tartagal. Contó que a los pocos minutos llegaron los efectivos de la Comisaría 42 de la Policía de Salta. Personal policial marcó el lugar y alejó a los curiosos. "Saqué algunas fotos porque esos cables estaban a la vista", detalló Rojas, en alusión a los cables amarillos que completan los dispositivos que se detonaban a distancia por un impulso eléctrico que activaba la carga de trotyl que todavía hoy llevan dentro.

Demarcación del área del hallazgo y custodia policial (Imagen: gentileza Javier Oviedo).

Se trata de boosters sísmicos enterrados por la petrolera estatal Yacimientos Petrolíferos Fiscales en las décadas del 70 y 80 del siglo pasado. A simple vista, se los reconoce por su forma que se asemeja a un lápiz rojo gigante. Se trata de una cápsula de plástico y los más pequeños son de aproximadamente 20 centímetros de largo. Fueron enterrados a lo largo de picadas o líneas de prospección sísmica destinadas a la exploración de yacimientos de petróleo y gas en el norte argentino durante las últimas décadas del siglo veinte.

A escasa distancia del último hallazgo del sábado último, cruza la ruta nacional 86 de manera perpendicular una de esas líneas de exploración. Más precisamente, la 33028A. Fue concesionada a la empresa TecPetrol SA, según se desprende de la información disponible en el sistema de datos abiertos de Argentina. Cuando YPF fue privatizada durante la presidencia de Carlos Saúl Menem en los años 90, las picadas de exploración y la información asociada a ellas pasaron a manos de empresas privadas.

El sábado, después del hallazgo, personal de Bomberos de la Policía de la provincia cavó un pequeño pozo contiguo al lugar donde el hombre intentó extraer con sus propias manos los dos boosters sísmicos. Fue un paso previo a la detonación, que finalmente se hizo ayer al mediodía. 

Las primeras denuncias de explosivos en el norte salteño datan de febrero de 1999. Desde entonces, el procedimiento de extracción y detonación define que es personal especializado de Gendarmería Nacional el idóneo para manejar esos dispositivos. Fuentes consultadas en el Escuadrón 52 con asiento en la ciudad de Tartagal informaron a Salta/12 que el sábado por la noche ya habían reportado a Buenos Aires el nuevo hallazgo de los dos boosters petroleros.

Detalle de los boosters reportados en 2023 sobre la ruta nacional 86 (Elaboración Analía Brizuela).

Es la quinta vez durante este año que se reportan boosters sísmicos en las inmediaciones de esa ruta nacional. Sin embargo, suman seis los reportes de este año dentro del ejido urbano de Tartagal, si se cuenta el hallazgo denunciado por la Comunidad guaraní TGN 40 Viviendas en marzo de 2023. Los explosivos permanecen enterrados hace por lo menos cinco décadas, cuando la extensión del área urbana de esa ciudad del norte salteño era mucho más pequeña.

La causa abierta desde 1999 que se tramita en el Juzgado Federal 2 de Salta se abrió por dos reportes de explosivos a principios de ese año. Los primeros fueron hallados a la altura del paraje Zanja Honda, seis kilómetros al norte de Tartagal. El hallazgo fue denunciado en febrero de 1999 por una empresa privada que realizaba trabajos durante la construcción de un tramo del Gasoducto Norte. El segundo hallazgo ocurrió ese mismo mes y año, a la altura del kilómetro 2 de la ruta 86 durante los trabajos en el gasoducto.

Desde 1999 Gendarmería Nacional reporta a esa causa -a veces con años de delay- las extracciones y detonaciones de los explosivos petroleros. Esa información consta en el expediente al que Salta/12 tuvo acceso. Sin embargo, tras 24 años la investigación, permanece abierta y sin solución a la vista. Repsol YPF, la empresa que tuvo el control de petrolera argentina al ser privatizada en los 90, debía extraer ese pasivo ambiental, según se desprende del Informe Mosconi, de 2012, previo a la reestatización parcial de la petrolera argentina.

Del análisis de los expedientes de la causa 133/1999 se desprende que la empresa española removió boosters solo en algunas líneas o tramos. Esas líneas de exploración, trazadas como picadas sobre el relieve de montaña para explorar los depósitos de petróleo y gas a más de 3000 metros de profundidad, cubrieron una superficie que abarcó desde el norte de Tucumán hasta la frontera de la provincia de Salta con el Estado Plurinacional de Bolivia.

A mediados de setiembre de este año, al finalizar la misa en honor del Señor y Virgen del Milagro, el intendente electo de Tartagal, Franco Hernández Berni, se refirió a ese pasivo ambiental petrolero. "Debemos contar con una autoridad provincial y regional", aseguró el próximo jefe comunal de Tartagal, "para hacer respetar las leyes vigentes y la seguridad de todos los ciudadanos".

"Argentina tiene una normativa por abandono de pozos que no se cumple", recordó en alusión a la resolución 5, de 1996, de la Secretaría de Energía, Transporte y Comunicaciones de la Nación. "Más de la mitad de los pozos concesionados en el norte argentino no pertenecen a (la actual) YPF. Hay que poner la mirada sobre esas empresas internacionales y privadas que tienen la concesión en la exploración, explotación y cateos de recursos. Se tienen que hacer cargo", sostuvo.