Los equipos suelen consolidarse cuando sus protagonistas permanecen un tiempo prolongado en el plantel, y de esa forma el conocimiento entre ellos es mayor. El caso de Boca es bien claro. El campeón comenzó a defender el título con sólo dos jugadores nuevos entre los titulares, y eso provoca que su andamiaje no sufra modificaciones extremas. A diferencia de otros, que se renovaron con casi la mitad de su estructura principal, Boca tiene ventaja debido a que el sistema se mantiene inalterable en relación a lo que venía ofreciendo en el torneo anterior. Precisamente, en la victoria de ayer ante Olimpo, los recién llegados fueron lo que mostraron el rendimiento más bajo en todo el conjunto.
Los lugares de Tobio y Centurión fueron ocupados por Goltz y Cardona, quienes dejaron en evidencia que les falta rodaje para llegar al nivel del resto de sus compañeros.
El entendimiento entre Pavón, Bendetto, Gago, Pérez y Barrios fue fundamental para que el equipo tuviera el control del partido ante los de Bahía Blanca. La idea es precisa: tener la posesión de la pelota la mayor parte posible, salir jugando por abajo, e insistir con toques verticales para encontrar la aparición de los hombres que están cerca de la definición. Con esa fórmula, el equipo tardó siete minutos para ponerse en ventaja. En su primera aproximción profunda, Gago buscó a Pavón, éste a Benedetto, y el goleador no se equivocó frente al arco.
Las jugadas combinadas fueron apareciendo con frecuencia, y el local desaprovechaba varias oportunidades para aumentar la diferencia. El punto negativo era la mala posición en la quedaba el equipo, cuando estaba todo volcado en ataque. Como Olimpo no posee un gran poder ofensivo, Rossi no fue exigido con seriedad, pero la preocupación eran los desacoples entre los marcadores centrales. La seguridad en esa zona no fue completa, y podría ser letal ante rivales de mayor peso en ataque.
Cuando Boca ya ganaba por dos goles, por el remate de Pérez que se desvió en Nasuti y descolocó al arquero, los bahienses estuvieron cerca de descontar a través de Troyansky. La única aproximación de los visitantes, a los 44 minutos, casi termina en gol...
El ánimo de Olimpo fue decayendo en el segundo tiempo, y la utopía del empate ya estaba lejos. Boca siguió siendo el dominador absoluto, y pudo llegar al tercer gol a través de un penal ejecutado por Benedetto, quien había sido derribado en el área por Villanueva.
Si Boca finalmente no vende a ningún otro integrante antes del jueves próximo, cuando cierre el libro de pases en el mercado europeo, tendrá un plus extra con el resto de los conjuntos. La chance de haber mantenido a nueve hombres del campeonato anterior, es un lujo que pocos se pueden dar, y mucho menos siendo campeón. Y en la cancha se nota.