Tras el voto favorable de las cámaras de Diputados y Senadores, el Instituto Universitario Nacional de Derechos Humanos Madres de Plaza de Mayo (IUNMA), fundado en 2014, pasará a ser la Universidad de las Madres de Plaza de Mayo. A diferencia del IUNMA, que dependía del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos, la nueva casa de estudios tendrá autonomía universitaria garantizada por la Constitución Nacional, lo que le otorgará, entre otras cuestiones, mayor independencia en la designación de sus autoridades y en la propuesta académica; así como una asignación presupuestaria que no estará atada a la decisión del gobierno de turno. Página/12 habló con sus autoridades y con los diputados que presentaron el proyecto, quienes dimensionaron la importancia de este logro a 40 años de la recuperación de la democracia. “Esta universidad materializa la lucha de las Madres con la afluencia de los jóvenes que van a poblar sus aulas”, reconocieron. Y sostuvieron, además, que será un “ámbito de resistencia” frente al avance del negacionismo.
El proyecto había ingresado en la Cámara Baja con la firma del diputado nacional Hugo Yasky y el acompañamiento de todo el bloque oficialista. Con la aprobación en el Senado --en una jornada en la que se trató la creación de otras cuatro casas de estudio--, la Universidad de las Madres coronó un largo recorrido que vincula excelencia académica con compromiso social. “La universidad viene a materializar y darle proyección en el tiempo a la lucha de las Madres, que constituyen el emblema de nuestras mejores tradiciones democráticas y de pensamiento crítico, a través de la afluencia de los jóvenes que van a poblar sus aulas”, valoró Yasky. El titular de la CTA explicó que la nueva categorización permitirá constituir un consejo académico, ampliar su cuerpo docente y pedagógico y tener la autonomía que le otorga ser una universidad nacional. Además, se espera que pueda recibir a alumnos de otros países de la región con el desarrollo de la modalidad de educación a distancia.
La historia de la casa de estudios se remonta al año 2000, cuando la Asociación Madres de Plaza de Mayo creó su Universidad Popular con sede en una vivienda refaccionada lindante con la Casa de las Madres, sobre Hipólito Yrigoyen 1442. Nació con el objetivo de tender puentes entre las luchas sociales y el conocimiento como herramienta, y de hablarles a los jóvenes para que se comprometan e interesen en la política, tras una década de políticas neoliberales que amenazaban el futuro de las nuevas generaciones. En aquella inauguración, Hebe de Bonafini lo expresaba en sus propias palabras: “La Universidad nació grande como nuestros hijos, hermosa y libre, absolutamente libre, como nacieron ellos, y hoy y aquí le cortamos el cordón y se la entregamos a ustedes”. La presidenta de la Asociación fue una de las principales responsables del desarrollo de la ahora universidad nacional, y por eso Yasky aseguró: “A tan poco tiempo de su partida, Hebe nos deja plasmada lo que fue su lucha. Esa llama que encendieron las Madres es la que hoy nos permite sentirnos orgullosos de vivir en el único país del mundo que fue capaz de juzgar y condenar a sus genocidas”.
Por su parte, la diputada nacional Natalia Souto, que acompañó el proyecto, dijo que “ha sido un enorme acto de justicia histórica. Hace 23 años que las Madres venían peleando por este sueño, que comenzó con la convergencia de una cantidad de intelectuales que encontraron a principios de los '90 junto a ellas un espacio de debate y construcción académica. En lo personal fue un enorme orgullo, como militante popular, haber podido sumar mi voto en la Cámara de Diputados, para que este sueño se vuelva realidad”.
Del instituto a la universidad
En noviembre de 2014, la ley 26.995 convirtió a la universidad popular en instituto universitario y la incorporó a la órbita del Poder Ejecutivo como unidad funcional del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos. La creación del IUNMA permitió integrar la experiencia pedagógica y la oferta académica precedentes y visibilizó el trabajo de las Madres. De esta manera, se crearon las carreras de Derecho, Historia, Trabajo Social y Comunicación, con una nómina de docentes destacados en cada rama profesional (Jorge Rachid, Raúl Zaffaroni, Javier Romero, entre otros). Entre elementos que caracterizan a la casa de estudios, el secretario general del IUNMA, Jacobo Grossman, destacó que “todas nuestras carreras están atravesadas por el compromiso con los derechos humanos y el reconocimiento a la igualdad de posibilidades para todas las personas que quieran estudiar en esta universidad. Tenemos también un target de edad mucho más elevado que otras casas de estudio”.
Sin embargo, la dependencia administrativa y financiera del ministerio de Justicia constituyó también un obstáculo para la gestión de los recursos durante el desarrollo de las actividades del instituto. Grossman, señaló que de esta forma “el presupuesto estaba sometido a los avatares que tuviera la jerarquía política sobre el estudio universitario. Al pasar a ser universidad adquiere autonomía y está regida por las normas del Ministerio de Educación en la formación universitaria”. Por esa razón, durante el macrismo se vació y se intentó modificar su nombre.
Fue el diputado del FdT quien se comprometió a llevar la inquietud de las autoridades del IUNMA al parlamento. Para la presentación del proyecto se transitó un camino de reconocimiento de carreras, de calidad, con intervención de la Coneau, que aconsejó, sobre la base del proyecto presentado, desarrollar una serie de actividades institucionales para aspirar a la categoría de universidad.
“Un ámbito de resistencia”
Actualmente, el IUNMA funciona en Defensa 119, en un espacio cedido provisoriamente por la Procuración del Tesoro. Las autoridades esperan poder llevar la sede próximamente al nuevo edificio de Rivadavia 4615, un inmueble de tres pisos en desuso de la Armada que la Agencia de Administración de Bienes del Estado (AABE) enajenó por pedido del ministro de Justicia, Martín Soria, a principios de este año. No obstante, las condiciones edilicias impiden la actividad (cimientos en mal estado, falta de ascensor) y están a la espera de un presupuesto acorde para iniciar las refacciones.
En este contexto, no es de extrañar que una de las legisladoras que votó en contra de la creación de la universidad haya sido la candidata a vicepresidenta de La Libertad Avanza, Victoria Villarruel, quien aseguró que se trata de “kioscos para la izquierda hambreadora”. Para Yasky, “Villarruel desde su negacionismo y su reivindicación del terrorismo de Estado tiene una mirada llena de rechazo hacia un centro que ha sido elogiado en su calidad académica por propios y extraños. Incluso desde universidades de Europa reconocen el papel de un instituto que pone el eje en los derechos humanos. Pero nunca tuvieron fundamentación que tuviera que ver con poner en discusión el nivel académico ni la calidad pedagógica. Ese odio es ciego”.
En tanto, Grossman aseguró que el rechazo de la extrema derecha está asociado al nombre de Hebe de Bonafini, y que se trata de un prejuicio con el que la casa de estudios tuvo que combatir desde su nacimiento. En este sentido, destacó que la nueva universidad “va a ser un ámbito de resistencia y no lo podrán tocar, será una institución formalmente respetada”.
Informe: Diego Castro Romero.