En los alegatos del juicio contra Oscar Rodríguez por el femicidio de Milagros Melina Flores, cometido el 12 de noviembre de 2020, en La Merced, la fiscala Mónica Poma solicitó que se lo condene a prisión perpetua y dio cuenta de antecedentes de violencia de género. Los familiares de la víctima esperan que se aplique esa pena máxima, y están disconformes con su propio abogado, Pablo Tobío, quien pidió una atenuación de la pena a 25 años por supuesta emoción violenta.

El abogado defensor de Rodríguez, Rodrigo Palazzo, planteó que no negaría la autoría material de los hechos pero negó la violencia de género, pidió que se aplique la mínima pena y también pidió que le atenúe la pena por emoción violenta.

La fiscala destacó el testimonio Martina Flores, madre de la víctima, quien dio cuenta de las manifestaciones de la joven esa última semana, "había dado por finalizada la relación sentimental con Rodríguez. No quería retomar de ninguna manera la relación con él y le comentó situaciones varias de hostigamiento y de desconfianza que habían hecho mella durante prácticamente toda la relación sentimental", afirmó Poma. Esa vez la joven regresó a la casa materna con la remera rota. 

Poma alegó de manera extensa que Flores era víctima de violencia de género desde hace mucho tiempo. Flores se había separado una semana y media antes de Rodríguez, entre el 8 y 9 de noviembre.

La fiscala planteó que, lejos de la emoción violenta, el acusado actuó con lucidez y organizó de manera premeditada el crimen. Antes de ejecutar el asesinato, escribió una carta en la que pidió a sus familiares que cuidaran a la hija en común, porque "se quedará sin padres", adelantando lo que cometería, un femicidio seguido de suicidio, e incluso explicó el motivo: "porque Milagrin" como se refería a la joven, lo "dejó de querer" y "a ella no le importaba lo que a él le pasaba". Poma dijo que esa carta no era "suicida" sino que ahí el acusado anunciaba lo que iba a hacer.

En la investigación tras el femicidio quedó claro que Rodríguez le insistía a la víctima que regresara con él, incluso el mediodía del femicidio, en que se vieron a la salida del trabajo porque él debía retornarle a la hija a la que se había llevado el dia anterior. Hay chats entre víctima y victimario como prueba de la separación por una agresión física del acusado, quien reconocía ese hecho y le insistía que regresara, incluso por la hija en común, prometiéndole no volver a maltratarla.

Aquel 12 de noviembre de 2020, Rodríguez acompañó a Melina Flores y la niña al domicilio de la joven, después regresó a su casa, allí habría escrito la carta. Luego regresó con un cuchillo para interceptar a Flores cuando se dirigía de nuevo a su trabajo, a las 13.30. La atacó en un terreno baldío, provocándole más de 24 heridas cortantes

Vecinos y vecinas escucharon los gritos de la joven y acudieron en su auxilio, la fiscala dijo que algunos saltaron una tapia, le gritaron, le tiraron piedras al agresor, pero no lograron salvarla. Poma detalló el testimonio de varias de estas personas que presenciaron la agresión.

Estas personas contaron que Rodríguez atacó a la joven con un cuchillo, en un momento se detuvo para cortarse las muñecas y al notar que Melina Flores tenía signos de vida volvió a apuñalarla y después huyó a su domicilio, dejando el arma en la escena del crimen. La joven fue trasladada al Hospital de La Merced y luego al Hospital San Bernardo, en la ciudad de Salta. Pese a los esfuerzos médicos y a las intervenciones quirúrgicas que le practicaron, no resistió y murió al cuarto día, el 16 de noviembre.

La fiscala señaló que la pericia psiquiátrica realizada a Rodríguez no da cuenta de emoción violenta e indica que comprendía sus actos. Asimismo, recalcó que en un informe del Hospital San Bernardo se consignó que fue asistido tras cortarse las muñecas, que explicó las lesiones autoinfligidas, y que atacó a la víctima en el cuello y cuando la vio con vida la siguió atacando. 

Hablar mal de la víctima 

Para la fiscala, Rodríguez veía a la víctima como objeto de su "posesión absoluta" y desde el clásico y todavía no desterrado pensamiento machista "sos mía o de nadie". Consideró que el femicidio significaba un "castigo por dejarlo"; "un castigo puro, aleccionador porque no hizo lo que Rodríguez quería". 

Señaló incluso que la joven le informó a Rodríguez que quería conocer a otra persona, volver a enamorarse, recibir el buen trato que antes esperaba de él. Por lo que no era sorpresiva la decisión de la víctima para el acusado. 

La madre de la víctima dijo a Salta/12 que en el juicio el acusado y sus familiares vertieron calumnias sobre la joven intentando "justificar" el crimen. También la fiscala advirtió que se dedicaron a "hablar mal de la víctima". 

Según contó la madre, su hija era empleada en una finca de plantaciones de tabaco y con esos ingresos mantenía a su hija pequeña, porque Rodríguez no aportaba económicamente e incluso reconoció la paternidad recién estando preso por el femicidio. Esto último fue considerado por la fiscala como una estrategia defensiva del acusado.

Poma pidió que se instruya al juzgado pertinente para que se le quite la responsabilidad parental a Rodríguez en virtud del artículo 700 bis del Código Civil y Comercial de la Nación, tras haber asesinado a la madre de la niña.

Melina Flores además estudiaba el segundo año de la carrera de análisis de sistemas en un terciario de La Merced. Su madre recordó los esfuerzos que hacía la joven para salir adelante con la niña pequeña a cargo.

Una denuncia previa

La fiscala Poma sostuvo que Melina Flores estaba inmersa en la espiral de la violencia de género desde varios años antes. Además de citar testimonios, se refirió a una denuncia por violencia de género realizada por la víctima contra Rodríguez en 2014, cuando ella tenía 17 años de edad e iba al colegio. 

La entonces todavía adolescente dio cuenta de que su novio "la ahorcó" provocándole lesiones en el cuello tras escenas de celos porque ella tenía un teléfono móvil y "no estaba autorizada por Rodríguez a tener celular". Esa vez ella había recibido llamadas y su pareja reaccionó violentamente porque no le dijo con quien se comunicaba. 

El querellante había señalado en una entrevista que esa denuncia no estaba agregada a la causa, pero la fiscala aclaró que sí está. Asimismo, indicó que Melina Flores pidió después que no se siguiera con las actuaciones porque Rodríguez no la había vuelto a agredir y había decidido continuar la relación. 

La madre dijo que su hija siempre fue víctima de violencia de género, incluso contó que Rodríguez solía sacarle las zapatillas en la calle y la joven regresaba sin calzado a la casa. Relató que su hija le había manifestado tras la separación, que "quería ser feliz". 

Por su parte, el abogado defensor sostuvo que Rodríguez no fue imputado y no se habrían impuesto cautelares en 2014. Asimismo, dijo que en ese caso, ante una denuncia previa, el Estado no protegió a la víctima. 

Desconcierto ante el pedido del querellante

Familiares de la víctima quedaron desconcertados al escuchar el alegato del abogado querellante Pablo Tobío, a quien contrataron en 2020 y, según afirmaron, se había comprometido a pedir la pena de prisión perpetua. El letrado solicitó 25 años de prisión y no hizo mención a la violencia de género que ejercía el acusado sobre Melina Flores. En cambio, dijo que hablaría de "las relaciones humanas". Se basó en que la víctima le había escrito a otra persona un mensaje en el que dice que Rodríguez estaba mal, tenía "miedo de que se haga algo" y la culparan a ella. 

Tobío esgrimió que "por más que pongamos penas de prisión perpetua los crímenes no disminuyen". Y por ello pidió se considere la emoción violenta como atenuante, teniendo en cuenta el "contexto social, emocional, geográfico de la persona". 

La fiscala Poma dijo que en los mensajes que intercambió la víctima con el acusado le señala que no volvería con él porque la había agredido delante de la hija. En esos mensasjes el hombre reconoce haberla agredido, dice haber comprendido que eso estuvo mal y promete no volver a hacerlo. 

Tía y tío de la víctima. 

La madre de la víctima no estuvo de acuerdo con el pedido de 25 años de prisión que hizo el abogado querellante. Se la vio afectada y preguntándole "¿por qué hizo eso?" tras finalizar el alegato y en el cuarto intermedio que dispuso el Tribunal.

"Nosotros estamos en desacuerdo (con el abogado Tobío) pero él se justifica diciendo que se adelantó a lo que iba a pedir la defensa, que iba a pedir la mínima. Dice que mañana (por este martes) son las réplicas, que él va a pedir la pena máxima. Esa es la explicación que nos dio. Nosotros como familiares, sobre todo por la madre, y por el hecho que fue brutal, solicitamos la pena máxima", dijo a Salta/12 Sergio Delgado, padrastro de Melina. Sin embargo, Tobío debía usar la instancia de alegatos para solicitar la pena, sería insólito y contradictorio que realice un pedido diferente al que ya planteó y fundamentó.

La audiencia continuará este martes, a las 8. El Tribunal presidido por la jueza Paola Marocco e integrado por Javier Aranibar y Federico Diez, escuchará hoy las réplicas y las últimas palabras del acusado antes de deliberar la sentencia para darla a conocer en la misma jornada.