Luego del debate presidencial, Patricia Bullrich y Javier Milei recalcularon su estrategia de campaña y redirigieron sus cañones para disputarse entre sí el voto de derecha más concentrado y captar a los sectores más indecisos de ese universo. En las últimas horas no buscaron intermediarios y fueron protagonistas de cruces mediáticos con acusaciones, reproches y despechos.
“Hasta hace poco tiempo Javier Milei hablaba muy bien de mí. No sé qué le pasó”, se preguntó la candidata de Juntos por el Cambio a través de sus redes sociales. Fue parte de una dura respuesta al jefe de La Libertad Avanza (LLA), quien horas antes la había vuelto a acusar de “montonera tirabombas”.
Milei no solo la cuestionó por su pasado en esa organización a la que él llamó “terrorista” sino que además la acusó de haber “puesto bombas en jardines de infantes”.
Si bien el hecho nunca fue probado, el dato es un eco de la caterva de acusaciones que su compañera de fórmula, la negacionista Victoria Villaruel, suele desplegar cuando se refiere a los años ’70. De hecho, esa información nunca fue utilizada por Milei cuando coqueteó con el PRO presidido por la ex ministra de Seguridad para ingresar a Juntos por el Cambio.
"Inestabilidad emocional"
Bullrich salió inmediatamente a despegarse de ese hecho y desacreditó a su contendiente por decir “mentiras y calumnias”, y de “emitir juicios y falsas acusaciones” sobre ella. Luego, no se quedó allí y redobló el fuego.
Tildó a Milei de padecer “inestabilidad emocional” y de haber “diseñado su programa y sus propuestas” en ese estado. Lo insólito es que le criticó una a una las iniciativas de campaña que ella misma había defendido y hasta tomado para su plataforma.
“De esa inestabilidad (emocional) surgen proyectos que dañan a los argentinos o son lisa y llanamente insostenibles, como la dolarización, la libre portación de armas o la privatización de la educación pública”.
Lo notable es que solo hace un mes atrás Bullrich había abogado por la dolarización. Lo hicieron ella y su gurú económico Carlos Melconián cuando propusieron la adopción de un “sistema bimonetario”, en el que “convivan el peso y el dólar”, tal como lo habían dicho.
También le criticó la idea de permitir la “libre portación de armas”, una iniciativa que ella misma había defendido públicamente cuando era precandidata y antes de ello también. “El que quiera estar armado que ande armado, la Argentina es un país libre”, había dicho en 2018 durante una recorrida por Córdoba.
Idas y vueltas
Más allá de las peleas de coyuntura electoral, el romance político entre Milei y Bullrich no es irremontable. Los esfuerzos por diferenciarse entre sí, son menos que las coincidencias en propuestas: liberación del tipo de cambio, devaluación, recortes contra los sectores más desprotegidos, privatización de empresas públicas y endurecimiento de las fuerzas de seguridad para combatir la reacción social frente a las políticas de ajustes.
Además, los momentos en que regía la ley de atracción entre ambos no datan de mucho tiempo atrás. Apenas hace un año, en octubre del año pasado, Bullrich había reconocido en una entrevista que tenía "varios puntos en común" con el referente de La Libertad Avanza y aseguró que si ella es presidenta "pensaría" en incluirlo en su gestión.