El ministro de Economía y candidato de Unión por la Patria, Sergio Massa, sorprendió al anunciar durante el primer debate presidencial que pondrá en marcha un programa de creación de una moneda digital argentina. Por qué podría ser una medida innovadora clave, qué dicen los expertos y para qué serviría.
Lo cierto es que las Monedas Digitales de Banco Central (MDBC) —o CBDC, por sus siglas en inglés— no son algo nuevo. En muchos países del mundo surgieron estas iniciativas como una manera de responder a las crecientes criptomonedas y adaptar el sistema a una economía cada vez más digitalizada.
De entre 81 bancos centrales de países que representan el 76 por de la población mundial y el 94 por ciento de la producción económica global, 9 de cada 10 organismos están explorando las CBDC. Las razones, sostienen los expertos, tienen que ver con crear una versión digital del efectivo, mientras que en países con menor penetración de pagos digitales el objetivo es mejorar la inclusión financiera.
Entre aquellos que estudian su implementación en la región se encuentra el Banco Central de Chile, que consideró que una moneda digital minorista podría contribuir a maximizar los beneficios de las transformaciones tecnológica. Además, considera que podría ayudar a mitigar los riesgos asociados a las propias transformaciones. Sin embargo, advierte que tiene un costo alto y que existen complicaciones operativas que aún restan por resolver.
Qué se sabe de la Moneda Digital Argentina (MDA)
Cerca de Sergio Massa explicaron a Página|12 que la nueva Moneda Digital Argentina (MDA) tendría la principal ventaja de “facilitar las operaciones digitales y generar oportunidades, autonomía e independencia a personas y empresas a partir de la simplificación financiera”.
Los economistas que trabajan en el equipo del ministro advierten que permitiría reducir impuestos y comisiones, generando incentivo de uso. Esto se debe a que se “evita la burocracia financiera”, incluyendo a sectores no digitalizados ni bancarizados.
“La moneda digital, y la mayor digitalización, contribuyen al equilibrio fiscal, y es la única viable al no forzar ajustes draconianos ni requerir de impuestazos que afecten negativamente el ingreso de las familias argentinas”, explicaron en Economía.
Esto es así porque, al blanquearse las transacciones, se incorpora al sistema legal la economía informal. De esta forma, el sistema de moneda digital aumentaría la base de contribuyentes y permitiría una mayor eficiencia recaudatoria.
En este punto, aseguraron: "La iniciativa permite reducir los impuestos nacionales y provinciales, las comisiones de operación en plataformas y facilita la operación p2p (peer-to-peer)".
Cómo se podría implementar la moneda digital
Según precisaron, la MDA será “el inicio de un programa de políticas orientado a evolucionar el vigente sistema de pagos digitales minoristas en el que participan las fintech, los bancos comerciales y las cámaras compensadoras bajo la supervisión y regulación del BCRA”.
Además, desde el entorno del ministro de Economía explicaron que es un programa que cuenta con dos etapas: primero se fortalecerá el ecosistema existente y luego se avanzará en una “nueva infraestructura provista y respaldada por el Banco Central”, generando capacidades para emitir una moneda digital o virtual.
Qué soporte podría tener la moneda digital
Por fuera de la información suministrada por la cartera de Economía, Carlos María de los Santos, exdirector del Nuevo Banco del Chaco y presidente de la fundación Inclusión Productiva, que creó el PAD (Peso Argentino Digital) y le presentó hace unos años este proyecto a Sergio Massa, explicó cómo podría llevarse a cabo.
De los Santos sostiene que ni bien se apruebe la ley estaría habilitado un plazo para que las personas digitalicen todo el dinero que tengan en efectivo en el banco o billetera virtual de preferencia, y que una vez finalizado este plazo se dejaría de usar definitivamente la plata física.
Consultado acerca de si su proyecto prevé la creación de una plataforma oficial para el uso de la moneda, el titular de la fundación Inclusión Productiva explicó que no, y que el objetivo principal es registrar todos los movimientos, independientemente de si estos están gestionados por un banco privado, público o una billetera virtual.
En tanto, respecto de los problemas que faltan resolver para su implementación —como aquellas personas que no tienen acceso a internet o a celulares—, aseguró que estos inconvenientes son menores y que, si él fuese el presidente del Banco Central, se animaría a aplicar esto “de manera inmediata”.
“Hoy los estudios demuestran que la conectividad está en el 95 por ciento. Con el 5 por ciento restante hay que buscar una solución complementaria. Que inviertan en arreglar la conectividad que funciona a medias y conectar a aquellos que no la tienen. Mientras tanto, solucionemos el tema con ese 95 por ciento”, comentó a Página|12.
“Lo importante es que queden registradas las transacciones y paguen impuestos, independientemente de que después un juez diga si son delitos o no. Y tener un superávit fiscal que me permita después bajar el impuesto y realmente vivir ordenado y no tengas que hacer ajuste para cumplir las metas del FMI”, finalizó.
La opinión de los especialistas
Consultado por Página|12, Emiliano Libman, economista del think tank Fundar, explicó que esta iniciativa “no es muy diferente de lo que ya existe por fuera de las transacciones físicas”, donde los países emiten billete en papel pero “la mayor parte del dinero es digital y se mueve por entradas en una computadora”.
“La principal diferencia es que esto sería más seguro, por todo lo que es la tecnología del encriptado. En concreto, si funciona bien, sería más barato operar y utilizar servicios de pago. Sería más seguro. Más fácil de blanquear. Por eso le interesa tanto a los Bancos Centrales, para combatir actividades ilícitas”, destacó Libman.
De todos modos, el economista bajó a tierra algunas visiones hiperoptimistas al respecto: “Si alguien está esperando una solución mágica a los problemas de Argentina, que se olvide. Porque no cambia nada. Siguen siendo pesos. Uno puede pensar que sube la recaudación porque se blanquean actividades, pero es todo muy difuso”, apuntó.
En tanto, sobre la privacidad y el seguimiento a las transacciones, Libman puso un paño frío sobre el asunto: “Depende de la tecnología. Hoy ya se pueden rastrear las transacciones en blanco. Entiendo que hay un potencial de rastrear más rápidamente las transacciones, pero quizás sea con alguna tecnología que permita conservar el anonimato. Es una discusión de académicos y de cómo se implementa”, finalizó.