Luciana Murujosa, directora de Hedy Crilla. Maestra de actores, asegura que su documental está “atravesado por múltiples sincronías”. Cuando se le consulta por el origen de la película que estrena este jueves 5 en el cine Gaumont, no lo asocia a una imagen o a un momento particular sino a un proceso de paulatina gestación, como una semilla que crece hasta que de pronto parece inevitable abordar el asunto.

Ella es directora de cine, por entonces trabajaba como montajista y hacía teatro. Su expareja había estudiado con Julio Ordano y un día le sugirió hacer una película sobre la historia de Hedy Crilla, quien había sido maestra de Agustín Alezzo, Carlos Gandolfo y Augusto Fernandes, entre otros. La sugerencia quedó ahí hasta que en un cumpleaños de su ex algunos debatían sobre las devoluciones de los docentes de teatro y Ordano recordó una frase: “La Crilla decía: 'si lloran es porque no sirven'”. Eso quedó resonando en la cabeza de Murujosa y de alguna manera marcó el inicio del proyecto que giraría alrededor de una mujer que hasta ese momento era puro enigma.

Después se inscribió en un seminario de actuación con Alezzo, y en las clases volvió a escuchar numerosas referencias a ella y al grupo de teatro La Máscara. “La forma en la que él hablaba de Hedy era maravillosa. De golpe, me detuve y pensé que en esos diez años transitando el mundo teatral nunca había escuchado su nombre, que es fundamental para entender cómo actuamos hoy en la Argentina. Conocemos a los maestros pero no al maestro de los maestros y resulta que es una maestra, algo no menor”, señala Murujosa.

-¿Qué pensás sobre esa invisibilización de las maestras mujeres?

-Las mujeres que sobresalieron fueron muy pocas; de alguna manera lograron imponerse. Hedy era directora y no había tantas en esa época; estaban Laura Yusem o Helena Tritek. Creo que hubo un espacio que no se les dio. Cora (Roca, alumna, amiga y biógrafa de Crilla) siempre cuenta una anécdota: Hedy trabajaba con otro director y la que hacía todo era ella pero después no aparecía como él en los créditos. Evidentemente hay un lugar de no reconocimiento.

Así fue como empezó esta aventura y por eso la directora sostiene que ella no elegió a la película sino al revés. El 26 de septiembre pasado Hedy Crilla hubiese cumplido 125 años y el día anterior fue el estreno para prensa e invitados (no por casualidad) en un teatro: el Centro Cultural 25 de Mayo. Hay una dimensión meta en la película: está filmada en varios teatros, pero también hay algunas dramatizaciones de su biografía a partir de la obra de Bertolt Brecht, Terror y miseria del Tercer Reich. “Hedy es una mujer atravesada por el teatro. Una película que retratara su vida también tenía que ser puro teatro. Me gusta mucho ese metalenguaje: el teatro adentro del cine”, dice la directora.

En el camino Murujosa se encontró con gran cantidad de material de archivo, a pesar de que la preservación del patrimonio audiovisual en la Argentina sigue siendo un problema. Tanto había que hoy fantasea con una exposición o una serie. Varios de esos hallazgos están disponibles en la web y en el Instagram @hedycrilladoc. La propia maestra guardó muchas cosas en el archivo personal que hoy custodia su sobrino, Andrés Schlichter. Otros materiales fueron aportados por Cora Roca, quien escribió Hedy Crilla. La palabra en acción (INT) y Días de teatro: Hedy Crilla (Alianza Editorial). Crilla nació en Viena en 1898 pero en 1933 debió huir del nazismo y en 1940 abandonó definitivamente Europa y viajó a Buenos Aires. Para reconstruir ese período, Murujosa acudió al Museo del Holocausto en Estados Unidos, consiguió algunas películas que hizo en la Argentina en el archivo de la TV Pública y se contactó con Fernando Martín Peña, quien había digitalizado varias para su ciclo Filmoteca. Carlos Melijovich, por entonces boletero de La Máscara, también tenía su propia carpeta con programas, folletos y artículos.

-La música aporta esa impronta europea. Además del lied de Schubert hay música original. ¿Qué rol tiene?

-Para mí la música es muy importante en general. Cuando estaba haciendo la propuesta estética pensé en tango klezmer porque fusionaba los orígenes de Hedy con Buenos Aires, pero sentí que ella no estaba en esa música. Le pregunté al sobrino qué escuchaban y me dijo que como en su casa todos eran austríacos solían escuchar música clásica. Después Cora me habló de la Oración de Margarita del Fausto de Goethe y gracias a una amiga llegué a “Margarita en la rueca” que da origen al famoso lied de Schubert, también austríaco. Me pasó el link, lo escuché y supe que era eso. Luego apareció Lucio Bruno-Videla, especialista en música vienesa, quien compuso para la peli. Con él encontramos muchas coincidencias y fue un trabajo fantástico.

La muerte del Federico Luppi, uno de los discípulos más célebres de Crilla, funcionó como una advertencia. “Cuando él falleció en 2017 me dije: ‘Empezá a grabar porque se van a morir todos’. El día que grabamos la primera entrevista con Alezzo, volví a mi casa y me enteré que había fallecido Lito Cruz, otro de los grandes discípulos de Hedy. Ellos tenían una relación hermosa, se adoraban mutuamente. Por suerte pude entrevistar a esos maestros que ya no están; tiene un gran valor contar con sus voces y haber logrado generar el vínculo para que se abrieran y confiaran”. El documental cuenta con testimonios de Alezzo, Fernandes y Pepe Novoa como representantes de La Máscara; también Cora Roca, Héctor Bidonde, Pochi Ducasse, Julio Ordano, Bernardo Forteza, Luisa Kuliok, Daniel Marcove, Edgardo Moreira, Helena Tritek y Mónica Villa, entre otros.

Murujosa asegura que esta película va mucho más allá del teatro: “Quienes la vieron dicen que es de visión obligatoria para la gente de teatro, sobre todo estudiantes. Pero en realidad excede al nicho teatral porque hay un trabajo con la música y la estética, algo que estaba presente en todos los aspectos de su vida. Es la historia de una mujer que tuvo una vida muy trágica, una inmigrante y una resiliente. La peli habla sobre la pasión y la figura del maestro”. Para la directora hubo algo mutuo: Hedy le abrió un camino y ella pudo devolverle un lugar con su documental. “No quiero que se vea porque es mi película; quiero que todos conozcan la historia de Hedy”, concluye.