La moneda digital argentina, MDA por la sigla que ya adoptó el gobierno, por ahora genera más interrogantes que certezas, pero para las autoridades económicas es la gran posibilidad de dar con una herramienta que contribuya al equilibrio fiscal, a reducir significativamente la evasión y a simplificar las operaciones financieras.
"Nosotros planteamos una moneda digital, que a cada DNI argentino de corresponda una billetera virtual, con la cual puedan reducir un 30% de los impuestos si todos los ingresos los hacen funcionar sobre esa plataforma", señaló Sergio Massa durante el debate presidencial del último domingo.
Y así lo puso de manifiesto un breve resumen que hizo circular posteriormente el Palacio de Hacienda en referencia al proyecto de la moneda digital y su impacto en la economía. En el trabajo se explica que "MDA es el inicio de un programa de políticas orientado a evolucionar el vigente sistema de pagos digitales minoristas", en el que hoy participan las fintech (financieras digitales, por afuera del sistema bancario regulado), los bancos comerciales y las cámaras compensadoras, estos dos últimos bajo la supervisión y regulación del BCRA.
"El objetivo final es impulsar el uso de los medios de pago digitales, formalizando las cadenas de pago y disminuyendo el uso del efectivo", apunta.
Luego, describe el proceso que llevará a su implementación. "Es un programa en dos etapas, en la que primero se fortalece el ecosistema existente y posteriormente se avanza en una nueva infraestructura provista y respaldada por el Banco Central, generando capacidades para que éste último pueda emitir una moneda digital o virtual".
Una de las vías para su expansión será la aplicación de beneficios impositivos y reducción de comisiones a las operaciones de la nueva MDA. "La propuesta permitirá más libertad y autonomía a la hora de realizar transacciones en lo cotidiano, de fácil uso y acceso, incluyendo sectores no digitalizados ni bancarizados y evita la burocracia financiera", señala.
Entre las ventajas que se espera ofrezca el nuevo sistema, se enumeran:
* Contribuye al equilibrio fiscal, y es la única viable al no forzar ajustes draconianos ni requerir de impuestazos que afecten negativamente el ingreso de las familias argentinas.
* Facilita el acceso a personas y empresas a las operatorias digitales, simplifica los procesos y genera incentivos de uso logrando libertad financiera, de manera segura y sencilla.
* Da respuesta y herramientas para incorporar la economía informal al circuito formal. Y así, al formalizar la economía, aumenta la base de contribuyentes y permite una mayor eficiencia recaudatoria.
* La iniciativa permite reducir los impuestos nacionales y provinciales, las comisiones de operación en plataformas y facilita la operacion p2p.
Más detalles y precisiones sobre sus características se promete dar a conocer en los próximos días. La tarea es piloteada por Leonardo Madcur, jefe de asesores de Sergio Massa. La intención es que el proyecto respectivo se comience a debatir en el Congreso dentro de los próximos 30 días y pueda ser votado (y convertido en ley) antes del 10 de diciembre.
Su promulgación, según especulan en Economía, debería ser simultánea a la del nuevo blanqueo de capitales, proyecto que ya está en el Congreso y apunta, principalmente, a atraer los recursos fugados al exterior y no declarados. Se espera que la existencia de una moneda digital de curso legal pueda resultar una atracción adicional para la repatriación y blanqueo de los activos no declarados y fugados.
Con este proyecto, Massa no sólo busca diferenciarse de las posturas de sus dos contrincantes principales a la presidencia en materia monetaria. Mientras Javier Milei mantiene --aunque perdió énfasis en defender la propuesta-- la hipótesis de hacer desaparecer la moneda nacional y su reemplazo por el uso del dólar, Carlos Melconian (sustituto de Patricia Bullrich en temas económicos) sostiene la necesidad de asumir el bimonetarismo, es decir formalizar en paralelo las operaciones tanto en pesos como en dólares, y un tipo de cambio libre para establecer la paridad entre ambos.
El modelo de MDA que promueve Massa apunta en otro sentido: un control más eficiente del Banco Central sobre la moneda de pago que será digital, instalando de ese modo un mecanismo más riguroso para combatir la evasión con una trazabilidad (conocimiento paso a paso) de la ruta del dinero.