Entre el 12 y 19 de septiembre dos jóvenes estudiantes de 20 y 22 años de la carrera de Higiene y Seguridad del Fasta, vivieron días de terror donde denuncian que fueron acosadas constantemente y abusadas por el supervisor de la mina Farallón Negro, donde hacían la pasantía previa a su tesis. La denuncia penal fue radicada la semana pasada y como corolario la Facultad Fasta cesó las prácticas profesionales con YMAD y se suspendió a cuatro trabajadores, entre ellos al denunciado, un sujeto de apellido Villafañe.
Karina, madre de una de las jóvenes, relató a Catamarca/12 la odisea que debieron vivir su hija y su compañera dentro de la mina, de la que no podían irse por las distancias. La mujer explicó que decidió hacer público el caso porque “creo en el sufrimiento que padecieron mi hija y la compañera, y para que otras se animen a hablar porque seguramente hay más casos, no solo de gente de Catamarca porque ahí hacen pasantías otras provincias”.
Según su relato, las “faltas de respeto” iniciaron el mismo día en que las dos chicas subieron a la mina y se instalaron. “Villafañe era el supervisor y ellas dependían exclusivamente de él para el trabajo que debían hacer, por eso cada hora se les tornaba más difícil. No las dejaba en paz ni a la hora de comer. Les decía cosas como 'con esa boquita qué más haces chanchita´. Era todo el tiempo. Les tocaba las piernas, les subió la remera en un momento a modo de chiste, les tocó la cola con un papel, les metió las manos debajo de la ropa, incluso les dijo que cuando volviera de su descanso, porque él trabajaba siete días por siete de descanso, que se metería a la pieza de ellas en la casita donde estaban”.
Ambas jóvenes tenían miedo. Primero pensaron dejarlo pasar pero luego entendieron que no podían y se lo contaron a una de las empleadas de relaciones humanas. Cuando esto sucedió, el supervisor del momento avisó a su par quien en menos de dos horas dejó su descanso para volver a la mina.
Ahí, y al parecer sin tener un protocolo para este tipo de casos, la empleada de relaciones enfrentó a las dos chicas a un careo con el denunciado, luego de hacerles relatar por escrito lo que habían vivido. La violencia de ese careo fue fatal para las dos, quienes concluyeron llorando, más asustadas y traumadas por tener que escucharlo tratarlas de mentirosas y gritar. Pero él se fue sonriente”, contó la madre.
Ante la tensión, la hija de Karina se comunicó con su padre pidiendo por favor irse del lugar. Su padre llamó al rector del Fasta, Juan Oviedo, quien le prometió que al otro día temprano las chicas bajarían, y así fue.
Cuando todo concluyó, las chicas debieron seguir relatando una y otra vez lo sucedido. Primero ante la Justicia cuando se radicó la denuncia, luego ante miembros de la escuela, y después ante sus compañeros. “El rector me dijo que las iba a llamar esta semana para que le contaran a él lo sucedido. Pero por suerte no lo hizo aún”, contó Karina.
“Éste hombre llegó a ofrecerle un celular para que estén con él y luego las seguía por Instagram y desde el rectorado me dijeron que es porque las chicas no pusieron bien los límites”, contó Karina, y agregó que también tuvo que defender a su hija y a la compañera de esa acusación. “Cuando los compañeros se enteraron, relataron que ya había sucedido antes, con otras estudiantes. Ellas dicen que el rector sabía, pero él lo negó. Ahora les pidieron que escriban sus testimonios también y lo entreguen a la facultad, pero no sé qué harán ellas”, dijo.
Por el momento Karina no sabe si la denuncia será investigada en la Capital, donde las chicas la radicaron, o si será girada a la jurisdicción de Belén. En tanto desde Ymad, de quien depende Farallón Negro, que es la empresa minera del Estado catamarqueño, le dijeron a Karina que había 4 empleados suspendidos. Por parte del Fasta, aseguraron que cancelaron las pasantías con YMAD.
“Yo sólo quiero que esto no quede en nada y que no les vuelva a pasara a otras chicas”, concluyó.