Este miércoles 22 de octubre, Patricia Bullrich, en una conferencia de prensa junto a su excompañero de fórmula Luis Petri, manifestó su apoyo por Javier Milei. La excandidata a presidenta dijo que a pesar de las "diferencias" que mantiene con el candidato de La Libertad Avanza, tiene la "obligación de no ser neutral" hacia el balotaje del 19 de noviembre. Aununció que va a "aunar fuerzas para un objetivo superior" con el diputado libertario.
Te amo, te odio, dame más. La frase que inmortalizó Charly García podría resumir de esta manera la relación entre Patricia Bullrich y Javier Milei. Un vínculo oscilante, que coqueteó y viró de un momento a otro. El punto cúlmine llegó cuando la exministra de Seguridad de Macri dijo que denunciaría al libertario que a su vez la habìa acusado de "poner bombas en jardines de infantes". Y sin embargo la exministra de Macri se superó hoy, anunciando un "arreglo" y "acuerdo privado" con Milei.
Pero ni la disputa ni el pacto son una novedad. Como repiten los consultores, Bullrich y Milei buscan captar atención de la misma pecera. Apuntaron su discurso a un mismo electorado, más identificado con la faceta conservadora de la política argentina. Por eso tantos choques y las “corridas” de Milei por derecha a Bullrich y respuestas de Bullrich a Milei por su falta de experiencia, improvisación y endeble “estabilidad emocional”, como indicó este martes a través de las redes sociales.
Alcanza con recordar el cruce de octubre de 2020 en la mesa de Mirtha Legrand, donde Milei acusó a Bullrich de “defender el gradualismo”, de “cercenar las libertades” y de “ser lo mismo que el kirchnerismo”. En el gran paquete de la “casta política”, Milei siempre fue muy preciso en incluir a casi todo Cambiemos, con excepción de algunas figuras como Mauricio Macri, por ejemplo, a quien incluso tentó con formar parte de su gobierno si se convierte en Presidente.
Sin embargo, cuando los números parecían no dar, aparecían también los coqueteos. La idea de sumar fuerzas. Pero había otro condimento, los compañeros “moderados” del PRO, las famosas “palomas”, la UCR, que hacían de equilibrio y le ponían un freno al fantasma de los libertarios. No resulta llamativo, sobre todo si te tiene en cuenta que Milei llegó a decir, suelto de cuerpo, que su terapia era pegarle a un muñeco con la cara de Raúl Alfonsín.
Igual los guiños entre Bullrich y el libertario continuaron. Ambos tenían un buen vínculo y hablaban casi diariamente. A las fotos que buscaban mostrar encuentros casuales se le sumaban los intercambios en estudios de TV, siempre con sonrisas de por medio, mostrando buena sintonía.
Cuando el oficialismo tenía una alta imagen positiva hubo algunos intentos de levantar puentes, como cuando Bullrich le dijo que Juntos por el Cambio era “la contracara del populismo”, que esa fuerza era un “fuerte contrapeso institucional”, que era un lugar donde había referentes liberales y que habían aprendido de los errores.
Milei y Bullrich se conocen desde 2015, cuando el líder de La Libertad Avanza participaba de las reuniones de Juntos por el Cambio para hablar de economía. Después llegó el fuerte cruce en la “mezasa” y la reconciliación, meses después, en una marcha en repudio al llamado “vacunatorio VIP”. Desde ese día - repiten - comenzaron a hablar diariamente hasta que llegó la siguiente pelea.
Las idas y vueltas se mantuvieron, así, durante todo el Gobierno de Alberto Fernández. Llegó a puntos de distensión, como cuando en junio de este año, en pleno armado de coalición, Milei aseguró que estaría dispuesto a llamar a Patricia Bullrich para formar una alianza de gobierno.
Luego de las elecciones generales, con un Milei fortalecido y una Bullrich debilitada, las peleas llegaron a un punto máximo y luego se conviertieron en todo lo contrario. Alcanza con repasar lo que ocurrió las últimas semanas , donde el libertario la acusó de poner bombas en jardines de infantes durante la dictadura; y la exministra respondió con la amenaza de llevarlo a la Justicia con una denuncia penal.
El otro foco que fue inclinando la balanza del amor al odio fue el propio expresidente Mauricio Macri, que en algunos momentos de la campaña coqueteaba más con Javier Milei que con sus candidatos, Patricia Bullrich y Rodríguez Larreta.
Del otro lado del péndulo también hubo elogios. Eduardo Eurnekian, presidente de Corporación América y hombre muy cercano a Javier Milei, aseguró al finalizar un congreso del que participaron políticos, que el discurso de Bullrich lo “llenó de esperanzas”. “Es diferente al resto, nos ha mostrado una Argentina clásica, con valores y agallas para enfrentar el futuro", sostuvo semanas atrás.
La disputa entonces podría tener un giro de cara al balotaje: ¿qué posición tomará cada partido en caso de que haya una segunda vuelta de la que no formen parte? Bullrich parece ya haber respondido aunque varias figuras del PRO toman distancia (como entre otros, Martín Tetaz o Amalia Granata). El propio Macri disparó: "En caso de que Milei gane las elecciones espero que nuestra coalición apoye cualquier reforma razonable en el Congreso y que nos quiten las trampas que nos pusieron en estos años". Bullrich, como era de esperar, volvió a enojarse. Pero su enojo fue débil: los patos intentan nadar en las aguas de la polìtica esperando que un felino les arroje las sobras.