Hace dos meses, Felipe Barrozo tocaba Será que la canción llegó hasta el sol, un lado B de Spinetta, en un homenaje al Flaco en Vuela el Pez, y preguntaba al público si alguien conocía la canción. Nadie cantaba pero tampoco hablaban. Entonces empezó el solo de guitarra obligado y fue algo que el público sí conocía, una guitarra fácilmente identificable: era el sonido que el ex niño prodigio selló en el tiempo.

Lejos quedó ese chico que caminaba por las pasarelas de la villa rapeando que la "lancha" de la policía estaba hecha mierda junto a Pity Álvarez, soleando esos arreglos sutiles de guitarra, tocando Un beso y una flor o Bajan en un break de algún show. "Dentro de Intoxicados, Pity me dejó tener un espacio, porque yo tenía un montón de libertad en cosas. Muchas veces estaban re colgados los pibes y Pity me decía 'subí, subí y tocate unos temas'", cuenta.

Mientras tocaba la guitarra con Intoxicados, Felipe también componía. Por eso hoy, igual que ayer, está grabando canciones, con la salvedad de reconocerse, por primera vez, a gusto con los resultados. Caliente, el tema que editó durante la pandemia y cuyo video dirigió el dramaturgo Martín Flores Cárdenas, fue la punta de lanza de la decisión de empezar a usar su nombre y apellido. "Es un tema medio AC/DC con una letra medio extraña, fue lo primero que saqué y me sentí cómodo, como diciendo 'esto es lo que quiero hacer', aunque no por el estilo, porque después saqué Todo te queda bien, que no tiene el mismo estilo."

Luego se sumaron Despedida y Vals, también producidas por Ramiro Vergara, quien además grabó el bajo. Juntos, ya habían sacado el EP Tito y Fito en 2020. También están en la gatera Canción de navidad y Rápido lento. La idea es que estos temas se reúnan en un disco y "si la economía del país lo permite, hacerlo físico", dice el músico. Mientras tanto, el viernes 20/10 los tocará en Makena Club, Fitz Roy 1519, a las 22:30.

► Encontrar la canción propia

Llegado de una gira por Salta y Jujuy, Felipe celebra que le haya ido mejor de lo que esperaba. "Toco temas de Intoxicados y temas míos, y siento que son canciones con las que no hago diferencia, y tampoco siento que el público lo haga. Es muy impresionante. Aparte, muchos temas, medio en chiste te digo, son hitazos. Los toco el mismo día y terminan cantando el estribillo al lado de Nunca quise, Quieren rock, temas que son parte del rock nacional", cuenta.

Quince años después de que se terminara Intoxicados, Felipe empezó a reconocer ese "algo" que lo vuelve único, original; eso que, teniendo 15 años, logró hacer con una guitarra. "Ahora, que tengo 39, puedo empezar a aceptar un poco esa parte, por algo las personas me lo decían, antes me daba hasta vergüenza. Hoy puedo aceptar que guitarristas grossos me digan cosas. De la misma manera, también puede caer mal ser tan bueno y tan chiquito. No sé a qué se debe, puede ser algo con lo que uno viene."

Hoy Felipe toca las canciones de Intoxicados porque, dice, tiene ganas y se siente bien haciéndolo: "Acepto que fui guitarrista de Intoxicados un montón de tiempo de mi vida, estoy amigado con esa idea". Sabía que probaría algunos de sus temas entre los hits de la banda de Pity Álvarez pero, reconoce, nunca se sabe si el público espera escucharlos. "Me doy cuenta de que tengo 35 temas que probé en vivo. Tocarlos en medio de los hits de Intoxicados puede ser muy complicado, pero los toqué y se re coparon, y eso es bueno; ellos solos me pedían temas míos, rarísimo", dice.

► Oye niño

Después de dejar Intoxicados en 2009, el guitarrista se tomó un tiempo para decantar lo que estaba viviendo. Creó Nada Más Que Hoy, banda que no despuntaba justamente el rock and roll sino algo más folk o cancionero, y le dio forma a un aura diferente. Influenciados por The Kinks o los primeros Beatles, incluyeron cello y trompeta y nacieron canciones como Luz o La playa. "Era algo más raro, muy lado B todo, lo más gracioso es que yo pensaba que estaba haciendo Alta suciedad de Calamaro, mil hits. Pero bueno, yo estaba en otro viaje", dice.

Durante esa etapa y los años que siguieron, Felipe se tomó el tiempo para buscar una forma de cantar y componer y, además, encontrar nada menos que el contenido, las letras. "Siempre me rodeé de gente más grande, por eso es un problemazo, porque tenés 15 años y todos escriben cosas buenísimas y vos escribís boludeces; claro, porque tenés 15 años", dice.

Felipe, que conserva del niño la humildad y algún rastro de aquella timidez, es consciente de lo increíble del azar. Por eso se sigue sorprendiendo a medida que repasa su historia. "Las cosas que te van pasando no se pueden creer. Tenía 14 años y me voy a vivir a Lugano con una de mis tías y ahí conozco al Pity. Un mes antes o un mes después, no hubiera tocado en Intoxicados. O sea, es caer justo en el momento. Es medio mágico, me parece... tampoco me copa ponerlo en ese lugar, pero que sucede, sucede", dice.

► Felipe toca el tango como ninguno

Y la misma mística le otorga al hecho de haber acompañado con la guitarra a María Graña: "Fue la experiencia más fuerte que me pasó con la música; empieza a cantar y te olvidás todos los acordes. Es la Mick Jagger del tango, nadie canta como ella. Hay un video muy lindo, donde la acompaño yo solo con Malena, y después ella hace así con la mano y le beso la mano. Yo me tenía que aguantar las ganas de llorar".

Es que el tango es otra de sus pasiones, desde que encontró aquellos discos a los 13 y, años después, conoció a Alfredo Sadi, su maestro. "Mi mamá y mi papá son rockeros, escuchaban a Peter Gabriel, Los Redondos. Yo siempre jodo, lo digo en chiste, que para rebelarte contra padres rockeros tenés que caerles con el tango", dice.

La malaria previa al 2001 lo llevó a tocar tango en los colectivos con otro pibe que cantaba, y fue ahí cuando empezó a tomar clases. "Caí a la casa de Alfredo Sadi, que vivía con la mujer, Susana. Él tenía, no sé, 60 años, venía de pintar casas. Empecé a ir y yo tocaba con los dedos y me dice 'No, pibe, el tango se toca con púa', todo lo contrario a lo que yo creía. Y eso fue muy increíble. Él es quien considero mi maestro de guitarra, en general; de hecho, esto fue paralelo a Intoxicados", cuenta. Y recuerda que a los dos días de estar aprendiendo, Sadi empezó a convocarlo para acompañar en vivo a algún cantor.

Foto: Cecilia Salas

Está subido en YouTube el primer show de Intoxicados en Cemento donde la banda, fresquísima, tocó temas de Viejas Locas y también de la flamante agrupación. Felipe tiene el pelo rapado, toca con una Squire que, dice, no estaba para ese tipo de shows. Después vino la Yamaha Pacífica, "como la que tocaba Spinetta", aclara. El tiempo traería las Telecaster, los viajes, el cariño del público y la impresión de ese sello característico al sonido de la banda. Como se dice, pasó mucha agua debajo del puente en esta veintena de años, entre el fanatismo por AC/DC, Deep Purple y Los Simpson, las clases de guitarra que imparte y el amor por el teatro.

Ahora, Felipe canta en Despedida, un tema tan pegadizo como Todo te queda bien: "Desatarse para poder volar, me despido para poder seguir". Si bien fue compuesto hace unos años, de alguna forma resignifica este nuevo presente. Algo así como haber descubierto dentro de él una nueva perla que, lo más seguro, sea algo con lo que vino.


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