"Desde chiquita viví en Mariano Acosta, el límite entre el gran conurbano y el interior", nos dice lx compositorx no binarix argentina Marté. Y agrega: "Es una vida de campo, yo crecí en un lugar donde no pasaba nada." Sin embargo, ya radicadx en Capital desde hace algunos años, algo de ese espacio en el que parecía no pasar nada deja sus marcas en las canciones y pasajes ambient que conforman su primer disco: "Mirruña" Para quienes no estén familiarizadxs con el género musical les contamos que uno de sus mentores principales, el célebre Brian Eno lo define así: "La música ambient debe poder adaptarse a muchos niveles de atención auditiva sin imponer uno en particular; debe ser tan ignorable como interesante." Y vaya si pasa esto (entre otras cosas) en el disco de Marté. Son siete tracks que pueden escucharse en loop, una y otra vez, prestando atención a los infinitos detalles que hace circular en el aire en forma de ondas sonoras; o simplemente dejar que transcurran sin más, dejándose masajear por los mismos mientras se mezclan amigablemente con todo lo que suena en el lugar.
Pero como la excepción hace la regla, el disco de Marté cuenta con letras en las voces de dos invitadxs: Dani Umpi y Nina Kovensky. ¿Ambient disidente?¿Canción ambient? Yendo al título del disco, mirruña es un americanismo mexicano que significa "cosa chiquita", sin embargo la primera vez que Marté escuchó la palabra fue de la boca de un novio. "Él la usó para referirse a una canción de cuna y a mí me quedó resonando el sonido de la palabra."Casualmente la canción 'Isla', cantada en el disco por Kovensky, remite sin dudas a un arrullo hi-fi que se va armando sobre una frase insistente de sinterizador que va creciendo con fuerza detrás de las únicas líneas vocales del track, también repetidas obstinadamente.
"Mi mamá es oriunda del Chaco, de la zona de El Impenetrable, crecí con un montón de historias y mitos de allá, me obsesionaban y a la vez me daban terror, era una sensación hermosa de querer oir más y no tener soporte para el realismo mágico", cuenta Marté. Sin dudas hay algo de todo esto que se escucha en el disco: pájaros, ráfagas de viento, voces de Marté intervenidas. "Que en sus brazos me sienta un niño pequeño, sonría, le mienta y se banque mis penas, que sacuda mi cama como un animal y que por la mañana me dé un poco más, que no sea muy malo, que no sea muy bueno y si me hace regalos, que no le cuesten dinero; que no quiero borrachos ni locos de atar, ningún mamarracho que me haga llorar, ni chicos perdidos buscando a mamá." Vaya declaración de principios, tomada de una canción de "Christina y Los Subterráneos", para la hora de dormir.
Y es que así es este disco, una larga canción de cuna que genera paz y sobresalto en partes iguales. Con formación en bellas artes durante su adolescencia Marté declara: "Pintaba porque no tenía otra herramienta y aunque quería aprender a tocar muchos instrumentos en mi casa había sólo una computadora, entonces aprendí a tocar con eso." Hay una característica visual muy pregnante en el rostro de Marté: una especie de lágrima tatuada en tinta turquesa que chorrea de su ojo izquierdo, sin embargo al acercarnos podemos apreciar que se trata del patrón de un circuito electrónico en color celeste llanto. "Mi identidad no es bien recibida en todos los espacios, yo soy no binarix y si bien me identifico con todos los pronombres, hay días donde soy una travesti porque entiendo que ponerme un vestido es una práctica de travestismo, hay días que tengo ganas de verme más como un chico; entonces hay una forma de tratarme que tiene que ver con una apertura a la experiencia queer", dice con seguridad. Y agrega: "Mi tatuaje es una manifestación para poder habitar la realidad de una forma más cómoda y tener esos filtros con ciertos espacios porque ya sé que si por cierto tatuaje no me aceptan, menos me van a aceptar por mi experiencia queer que es mucho más compleja que un tatuaje en la cara." ¿Estamos listxs para habitar la realidad de Marté?
Marté presenta su primer disco "Mirruña" junto a El Club del Gamelán (Kotekan Set) este miércoles 11 de octubre a las 21 horas en La Tangente, Honduras 5317 (CABA), entradas desde $2500.