Un fallo judicial suspendió la construcción de dos torres, de 13 y 27 pisos, junto a la casona conocida como Villa Roccatagliata, en el barrio porteño de Coghlan. La casona está protegida como monumento histórico. El juez Osvaldo Otheguy determinó que el emprendimiento inmobiliario de Roosevelt y avenida Balbín viola el Código de Planeamiento Urbano y ordenó frenar la obra. Los vecinos denuncian que los trabajos continúan.
Según el fallo, los permisos otorgados para el desarrollo inmobiliario en 2014 no incluyeron el estudio de impacto ambiental con audiencia pública, obligatorio para obras de esta envergadura. Además señaló que el Gobierno porteño actuó con “un amplio margen de discrecionalidad” al autorizar una obra que excede lo establecido en el Código urbanístico, permiso que debió pasar por la Legislatura.
“La Justicia ordenó la suspensión de los permisos de obra y de los trabajos ya que la habilitación de las torres violaba el Código de Planeamiento Urbano en metros cuadrados, en altura y en la cantidad de espacio libre para la circulación”, explicó a Página/12 Gustavo Vera, legislador porteño que interpuso el amparo.
El amparo que tuvo lugar en la Justicia denunciaba que las torres se excedían entre un 40 y 80 por ciento la cantidad de metros construibles permitidos y duplicaban la altura máxima autorizada para esa zona, que es de 13 pisos. El proyecto también planeaba construir en el pulmón de manzana, lo que no está permitido.
Además de la altura de las torres, Vera denunció que el desarrollo inmobiliario está “rodeando de cemento” un monumento histórico. El palacio se convertiría en el nexo entre las dos torres y, según se pueden ver en las imágenes del proyecto final, pasaría a ser uno de los amenities del complejo como terraza verde.
“No logramos que se considere área de protección histórica al entorno del palacio, eso lo tendría que hacer ahora la Legislatura”, sostuvo el legislador, aunque puntualizó que los trabajos deben frenarse hasta que haya una sentencia definitiva.
La Villa Roccatagliata es una casona de estilo italiano que fue construida en 1900 para la familia Roccatagliata, dueños de la Confitería del Molino. Hasta hace tres años -cuando las empresas a cargo del desarrollo inmobiliario Estudio Aisenson y la firma de arquitectos Iannuzzi y Colombo compraron el predio- el palacio funcionó como una estación de servicio y minimercado.
Como la medida cautelar dejó sin efecto los permisos de obra y de habilitación cualquier trabajo en la construcción de las torres estaría por fuera de la ley. Los vecinos denunciaron que este martes el movimiento en la obra seguía como de costumbre. Desde el despacho del legislador Gustavo Vera se comunicaron con el abogado del Gobierno Fernando Conti, quien se mostró reticente a cumplir el fallo y anticipó que apelaría la medida.