Desde Roma
En una plaza de San Pedro llena de fieles pero también de cardenales, obispos, religiosos y religiosas y laicos, el Papa Francisco inauguró con una misa la XVI Asamblea General del Sínodo de Obispos de todo el mundo que concluirá el 29 de octubre. Y en la homilía de la misa recordó que el Sínodo “no es una reunión política sino una convocación del espíritu”, “no es un parlamento polarizado”, “no es una aduana”, tal vez como tácito mensaje a ciertos sectores conservadores de la Iglesia que lo critican porque Francisco impulsa algunos cambios dentro de la Iglesia que se discutirán durante el Sínodo.
Y paralelamente a esta celebración, el Vaticano difundió una Exhortación Apostólica del Papa Francisco sobre la crisis climática, en la que hace un detallado análisis de los distintos problemas que hoy se presentan en este sentido y el modo de afrontarlos.
La misa en la Plaza de San Pedro fue celebrada con varios de los nuevos cardenales que el Papa consagró el pasado domingo y ante la presencia de unos 25.000 fieles, cardenales, obispos, religiosos y religiosas y otros invitados.
La Asamblea General del Sínodo cuenta con 464 participantes, 80 de ellos mujeres, y 169 obispos designados por las respectivas conferencias episcopales. Tres de ellos argentinos: Oscar Vicente Ojea, obispos de San Isidro, Marcelo Daniel Colombo arzobispo de Mendoza, y Carlos Alfonso Azpiroz Costa, arzobispo de Bahía Blanca. También fue invitado el flamante cardenal creado por el Papa la semana pasada, y arzobispo de Córdoba, Angel Sixto Rossi.
La nueva Exhortación Apostólica
Como el 4 de octubre se celebra el día de San Francisco de Asís, un gran ecologista de su época, patrono de Italia y el santo admirado por Jorge Bergoglio y por el cual eligió su nombre como Pontífice, el Papa argentino difundió una nueva Exhortación Apostólica sobre la crisis climática.
Francisco es una persona muy preocupada por temas ecológicos a los que dedicó hasta ahora dos encíclicas, “Laudato si” (Alabado sea) sobre el cuidado de la casa común, el 24 de mayo de 2015, y “Fratelli Tutti” (hermanos todos) que difundió en Asís, la ciudad originaria de San Francisco, el 3 de octubre de 2020. También se habló de la crisis climática durante el Sínodo para la Amazonía que se hizo en el Vaticano en 2019 y donde los indígenas contaron lo que sufrían.
En la Exhortación Apostólica sobre la crisis climática, Francisco dice que con el paso del tiempo, desde que publicó “Laudato si”, “ no tenemos reacciones suficientes mientras el mundo que nos acoge se va desmoronando “ y “ es indudable que el impacto del cambio climático perjudicará de modo creciente las vidas y las familias de muchas personas. Sentiremos sus efectos en los ámbitos de la salud, las fuentes de trabajo, el acceso a los recursos, la vivienda, las migraciones forzadas”. “El cambio climático es uno de los principales desafíos a los que se enfrentan la sociedad y la comunidad mundial”, enfatizó.
También se refirió a los que pretenden esconder los peligros del cambio climático. “Por más que se pretenda negar, esconder, disimular o relativizar, los signos del cambio climático están ahí, cada vez más patentes -subrayó-. Nadie puede ignorar que en los últimos años hemos sido testigos de fenómenos extremos, períodos frecuentes de calor inusual, sequía y otros quejidos de la tierra”. Se sabe que “cada vez que aumente la temperatura global en 0,5 grados centígrados, aumentarán también la intensidad y la frecuencia de grandes lluvias y aluviones en algunas zonas, sequías severas en otras, calores extremos en ciertas regiones y grandes nevadas en otras”.
Francisco también se refirió a la falta de información y a la información falsa sobre este tema. “Con la pretensión de simplificar la realidad, no faltan quienes responsabilizan a los pobres porque tienen muchos hijos y hasta pretenden resolverlo mutilando a las mujeres de países menos desarrollados. Como siempre, pareciera que la culpa es de los pobres” cuando en realidad Africa, que alberga más de la mitad de los más pobres del planeta, es responsable de una mínima parte de las emisiones”, subrayó el Papa. En efecto, los tres primeros países que hasta ahora se han demostrado los más contaminadores del ambiente por la difusión de anhídrido carbónico son China, Estados Unidos y la Unión Europea, seguidos por India, Rusia y Japón, según datos de la COP 27, la Conferencia de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático de 2022.
Los cambios necesarios
Según el Papa “urge una mirada más amplia que nos permita no sólo admirar las maravillas del progreso, sino también prestar atención a otros efectos que probablemente ni siquiera podían imaginarse un siglo atrás. Se nos pide nada más que algo de responsabilidad ante la herencia que dejaremos tras nuestro paso por este mundo”.
Y para esto hay que repensar el “uso del poder”, según Francisco. “No todo aumento de poder es un progreso para la humanidad”. “Necesitamos repensar entre todos la cuestión del poder humano, cuál es su sentido, cuáles son sus límites. Porque nuestro poder ha aumentado frenéticamente en pocas décadas. Hemos hecho impresionantes y asombrosos progresos tecnológicos, y no advertimos que al mismo tiempo nos convertimos en seres altamente peligrosos, capaces de poner en riesgo la vida de muchos seres y nuestra propia supervivencia”, subrayó haciendo alusión a casos en los que se convence a una población de que una tal empresa, o fábrica o dique, les dará grandes beneficios, cuando en realidad el ambiente será maltratado o destruido. Durante al sínodo sobre Amazonia, los indígenas que participaron denunciaron varios casos que no sólo destruían la selva amazónica sino también sus comunidades.
Francisco denunció asimismo en el texto la “debilidad de la política internacional”. “Para que haya avances sólidos y duraderos, me permito insistir que deben ser favorecidos los acuerdos multilaterales entre los Estados», dijo. Y advirtió que “no es conveniente confundir el multilateralismo con una autoridad mundial concentrada en una persona o en una élite con excesivo poder”.
Las organizaciones internacionales
Y en este ámbito Francisco hizo referencia a las organizaciones internacionales, en particular a las Naciones Unidas que no siempre se muestra muy eficaz en su accionar. “Hablamos sobre todo de organizaciones mundiales más eficaces, dotadas de autoridad para asegurar el bien común mundial, la erradicación del hambre y la miseria, y la defensa cierta de los derechos humanos elementales. La cuestión es que deben estar dotadas de autoridad real de manera que se pueda “asegurar” el cumplimiento de algunos objetivos irrenunciables. De este modo se daría lugar a un multilateralismo que no dependa de las circunstancias políticas cambiantes o de los intereses de unos pocos y que tenga una eficacia estable”, subrayó. Pero aclaró que “Más que salvar el viejo multilateralismo, parece que el desafío actual está en reconfigurarlo y recrearlo teniendo en cuenta la nueva situación mundial”.
E indirectamente Francisco aludió a la crisis que vive la ONU en este momento de guerra en Ucrania pero no sólo, dado que se encuentra frenada por ciertos países del Consejo de Seguridad (el único que puede decidir sanciones o imponer otras medidas). Tienen derecho al veto sólo los cinco miembros permanentes de este Consejo: Estados Unidos, China, Rusia, Francia y Reino Unido.
“No basta pensar en los equilibrios de poder sino también en la necesidad de dar respuesta a los nuevos desafíos y de reaccionar con mecanismos globales ante los retos ambientales, sanitarios, culturales y sociales (...) Se trata de establecer reglas globales y eficientes que permitan “asegurar” esta tutela mundial”. Todo esto “supone generar un nuevo procedimiento de toma de decisiones y de legitimación”, indicó Francisco.
Y para finalizar hizo referencia a las distintas conferencias sobre el cambio climático (COP) que se han hecho en los últimos años, pero cuyas sugerencias no fueron realmente aplicadas. A las autoridades de la COP28 que se realizará a fines de noviembre en los Emiratos Árabes Unidos, les pidió que estimulen formas de transición energética que tengan tres características: “que sean eficientes, obligatorias y que se puedan monitorear fácilmente”.