Patricia Bullrich venía ordenando un ataque coordinado contra Javier Milei, cuando entró Mauricio Macri y le volvió a desbandar la campaña. Peor que eso: el expresidente volvió a sembrar dudas sobre si la apoya o a Javier Milei. La candidata había orquestado un spot donde mostraba la cantidad de gobernadores e intendentes de Juntos por el Cambio, para dar a entender que Milei no tenía con qué gobernar. Desde Estados Unidos, Macri le desarmó el argumento: afirmó que espera que su espacio le vote a Milei las leyes, si llega a ser presidente. "No fueron convenientes", dijo Bullrich con furia contenida, antes de una charla con Macri. Algunos, como José Luis Espert, lo invitaron a Macri a irse con Milei. Con sorna, desde el otro espacio de extrema derecha dijeron que lo esperan a Macri con los brazos abiertos.
A tres semanas de las elecciones, Juntos por el Cambio volvió a ser una interna a cielo abierto. Justo el día en el que parecían haber ordenado el discurso para lanzar una contraofensiva contra Milei por haber afirmado que Bullrich "puso bombas en un jardín de infantes", Macri apareció para socorrer al candidato de La Libertad Avanza.
Lo hizo en una presentación de su libro ¿Para qué? en Instituto de Políticas de la Universidad de Harvard. Allí, luego de ser presentado como "el expresidente de Venezuela", respondió preguntas de estudiantes y una de ellas fue sobre cómo se desempeñaría en una hipotética presidencia de Milei. “Vamos a ganar las elecciones. Pero en caso de que eso no pase y gane él las elecciones, espero que nuestra coalición apoye cualquier reforma razonable en el Congreso para que Argentina deje atrás este sistema tramposo en el que estamos atrapados”, aseguró Macri. Entre lo que dijo y admitir la derrota, hay dos pasos.
Fuego amigo
No es la primera vez que Macri la complica en su campaña, pero Bullrich no termina de acostumbrarse. Con evidente fastidio, dijo públicamente: "Considero que no es conveniente en este momento que diga una cosa así. Cuando tenemos un punto fundamental para nosotros, no es el momento de discutirlo”. Y también le anunció que levante el teléfono: "Discutiré con Mauricio Macri sobre por qué hace una definición de este tipo, en un momento en el que nosotros estamos en una lucha diferente".
La conversación llegó velozmente. Según cuentan en el entorno de Bullrich, Macri le dijo que lo habían malinterpretado, que él siempre dijo que la apoyaba a ella y que creía que iba a ganar ella. Cerca de la candidata, prefieren decir que Macri "se equivocó" a pensar que está jugando para Milei. No obstante, siempre se equivoca para el mismo lado: hace una semana Bullrich tuvo que tener otra conversación con Macri para que dejara de pelearse públicamente con los radicales, lo que le metía "ruido" a la campaña.
Macri intentó tardíamente arreglar lo que había hecho con un tuit: "Patricia es la única con la fuerza y el apoyo político para vencer a las fuerzas del statu quo", afirmó. Ya era tarde. La interna se había desatado.
Andate y vení
Espert fue quizás el que expresó con más honestidad brutal el fastidio que hay con Macri en el espacio: "Yo le diría a Macri que se afilie a La Libertad Avanza y listo, terminemos con esta historia".
"En Juntos por el Cambio, el liberalismo es serio y en serio. Nada de kirchnerismo de segunda generación como el de Milei", completó el exaliado de Milei.
No tardaron en contestarle los candidatos de La Libertad Avanza, que se metieron alegres en la interna de Juntos por el Cambio a no dejar piedra sobre piedra. Al intento de echar a Macri, la candidata a gobernadora Carolina Píparo —que fue aliada de Espert y se peleó hace años— le contestó con felicidad: "Será bienvenido.
Juntos existe por Macri y ahora lo critican. Se volvieron cualquier cosa. Cada vez queda más en claro que La Libertad Avanza es la única alternativa para derrotar al kirchnerismo y salvar al país". Y cerró con un socarrón: "Saludos".
El candidato a jefe de Gobierno de Milei, Ramiro Marra, también aprovechó para meterse en la disputa: "Parece que ahora lo quieren jubilar a Macri por estos dichos. Mauricio, ya todos saben que votas a @JMilei, y mientras otros te quieren echar, nosotros te damos la bienvenida #LaLibertadAvanza".
Para los dirigentes de Milei fue como maná caído del cielo: una pelea pública entre Macri y Bullrich a tan poco de las elecciones. Y la necesidad de Macri de volver a aclarar a quién apoya.
Guerra total
Entre los dirigentes de Juntos por el Cambio, reinó un clima de guerra total. El candidato a jefe de Gobierno Jorge Macri intentó defender a su primo: "No hay ninguna duda del compromiso que tiene Mauricio con el espacio y estamos trabajando en ese sentido”, aseguró. “Incluso los que han perdido en la interna están trabajando junto a nosotros. Horacio lo hace con Patricia y en la Ciudad con proyectos que tenía el radicalismo. También vamos a integrar en nuestro gobierno a los mejores dirigentes de la coalición”, afirmó.
Horacio Rodríguez Larreta, de hecho, eligió no meterse en la interna y salió con un apoyo genérico a Bullrich y sin hacer mención a Macri. No fue la estrategia que eligieron desde el radicalismo ni desde el sector de Martín Lousteau. “En vez de estar haciendo campaña está fuera del país y encima le quiere marcar la cancha al bloque de legisladores de Juntos por el Cambio que no maneja”, se quejó Martín Tetaz sobre las pretensiones de Macri de que le voten futuras leyes a un eventual Milei presidente.
Desde la Coalición Cívica, también expresaron su hartazgo. Lo hizo Facundo del Gaiso, quien contrastó el esfuerzo por llegar al ballotage con este tipo de declaraciones: “Nos estamos jugando todo. La única alternativa al salto al vacío o que nada cambie es @PatoBullrich. Este comentario sólo hace daño a JxC".
Hasta el exconsultor estrella de Macri, Jaime Duran Barba, se sintió con ganas de meter cuchara y dijo: "Mauricio tuvo una involución a ideas más anticuadas, lo veo más cercano a Milei. Él cree que hay que ir a una Argentina que de ajuste los cinturones".
No faltó nadie a la interna, que desdibujó la denuncia penal que Bullrich había anunciado contra Milei y los tuvo discutiendo entre sí, en lugar de ordenar una campaña hacia el 22 de octubre.