Desde Nueva York

“Me tratan como un campeón en todos lados.” Sentado en el jardín de la zona de jugadores del complejo de Flushing Meadows, Juan Martín Del Potro explica las sensaciones que le genera regresar al sitio donde se metió en la historia del tenis, ya sin tener que pensar en cirugías o muñecas lesionadas. Pero a la vez, durante la entrevista con dpa, reconoce que está sintiendo el desgaste que le generó su inolvidable 2016, con el título de la Copa Davis, la medalla de plata en los Juegos Olímpicos de Río y memorables victorias sobre Novak Djokovic, Rafael Nadal, Andy Murray y Stanislas Wawrinka, entre otros. Incluso, antes de debutar hoy ante el suizo Henri Laaksonen en el Abierto de Estados Unidos, el ex número cuatro del mundo admite que le está costando encontrar motivación. Sin embargo, asegura que si su tenis y su hambre se despiertan puede ilusionarse con hacer un buen torneo.

–¿Cómo llega a un torneo tan especial en su carrera?

–Estoy en ese camino de encontrar la motivación, que en los últimos torneos me ha costado mucho. Es una realidad que no hay que ocultar, ni mentir, ni contar cualquier otra cosa.

–¿Por qué?

–Este año me está costando mucho jugar. El sacrificio que he hecho para volver a jugar al tenis, todo el año pasado, las cosas buenas que me pasaron, tal vez estoy pagando esas consecuencias del gran esfuerzo que hice.

–¿Regresar a Nueva York puede servirle?

–Venir acá siempre es especial. Me hacen sentir un campeón en cada lugar donde voy. Cada momento que camino por acá me recuerda a algo del 2009 y eso automáticamente me renueva las ganas y las energías, y espero poder volcarlo en la cancha.

–Que el regreso haya sido tan positivo, ¿generó que ahora el público y la prensa presionen con mejores resultados?

–El culpable de que eso pase fui yo, sin dudas, por como jugué el año pasado, por como me recuperé. Toda esa presión de la gente que me quiere ver bien o ganando torneos la tomo como una presión linda. Saben que puedo dar más y que tal vez hoy no lo puedo demostrar. Pero también estoy tranquilo y consciente de que hace un año y medio, esto lo veía por televisión: no podía competir, no podía jugar y sufría mucho todo lo malo que me estaba tocando. Y que en muy poco tiempo cambió de nuevo mi vida y conseguí la Copa Davis, que fue algo soñado para nuestro país durante muchísimo tiempo, con un lindo grupo que se formó. También viví una de las mejores semanas de mi vida en Río, consiguiendo otra medalla. Son cosas que no había logrado en toda mi carrera anterior y lo logré el año pasado de una forma estupenda. Todavía lo pienso y me emociono. Por eso no me puedo permitir ponerme mal, cuando viví tantas cosas el año pasado y sufrí tanto queriendo volver al tenis.

–¿Siente que hay una relajación después de lo que fue el año pasado y eso lo puede estar afectando?

–Obviamente que sí. A mí me pone mal perder y me amarga esta situación. Pero pasa mucho que la gente te compara todo con el año pasado, con el 2009 o cuando estaba bien. O también cuando estaba mal, cuando pegaba el revés de una manera y después de otra... Entiendo que sea así, pero yo hago otro trabajo, para estar día a día cada vez mejor, para sentirme contento con lo que hago, para disfrutar de estar acá. Hoy estoy 30 del mundo (ocupa el puesto 28) y hace un año y medio estaba mil y pico. Mucha gente lo naturaliza o lo ve como algo normal, pero no muchos pueden lograr eso. Desde (Roger) Federer hasta el que te imagines tienen altibajos, con momentos que se encuentran mejor, con momentos que se encuentran peor. Y es normal en un deporte tan exigente como éste. Esa es mi realidad y yo estoy muy feliz de poder volver a jugar al tenis, de poder estar en estos torneos y de venir acá, que es un sueño para mí.

–Hay muchas bajas, el cuadro está muy abierto. ¿Se permite soñar con repetir lo de 2009?

–Voy muy despacio, día a día. Lo que a mí me permite soñar es saber que estoy cerca de completar un equipo de trabajo, de que puedo estar mejor físicamente, de que me puedo sentir con un futuro saludable y mejorando mi tenis. Después, acá no es más que el resultado de un torneo. Todo el mundo sabe que es mi torneo favorito, donde mejor quiero jugar y donde más lejos quiero llegar, pero la realidad marca que mi situación no es como la deseo. Pero también me agarro de que le puedo ganar a (Tomas) Berdych como lo hice en Cincinnati o que puedo tener buenos partidos, como el que perdí con (Grigor) Dimitrov, que ganó el torneo. Sé que si el tenis se me despierta y ese hambre que siempre tengo me acompaña, me da ilusión de poder hacer un buen torneo.

–¿Y a futuro?

–Por ahí es medio loco escucharlo, pero a mí me encantaría estar en Tokio 2020 y llegar a esos Juegos Olímpicos sano y en buen nivel. Es uno de los objetivos que me planteo a largo plazo. En el futuro, me veo poniéndome físicamente como corresponde para estar a la altura de estos torneos y de los mejores del mundo. Me cuesta mucho más que a los 20 años, ya tengo casi 29, y sufrí mucho con el tema de las lesiones. No fue un parate de vacaciones en una playa pensando en pajaritos. Fueron dos años de sufrimiento, de querer y no poder, de ver médicos, de operaciones, cirugías... Fueron situaciones dramáticas, pero gracias a Dios pasó todo eso y trato de ver el futuro con las ganas de disfrutar el tenis y de poder hacer lo que me gusta.

–Después de un tiempo, aquí trabajará con un entrenador, Sebastián Prieto. ¿Cómo será esa relación?

–Dijimos de probar estos días. Es un gran tipo, tenemos una buena relación. Es un perfil bajo como a mí me gusta. No sabemos cómo puede seguir el futuro, pero para mí es importante en un torneo tan exigente y tan demandante encontrar una compañía, alguien que esté en la cancha conmigo, que me pueda ayudar, que me pueda corregir cosas. Lo tomamos como algo natural, nos estamos conociendo también dentro de la cancha y no cerramos ninguna puerta. Estamos abiertos al diálogo, pero sabemos que vamos día a día.

–¿Dio ventajas por no tener entrenador en este tiempo?

–No. Eso lo veo como que desde otros lugares sienten más la necesidad de verme a mí con un entrenador de lo que realmente yo pueda necesitarlo. Los que ahora me piden un entrenador o que dicen que estoy así porque no tengo un entrenador, son muchos de los que el año pasado cuando yo les ganaba a todos solo no decían nada. Incluso, recuerdo que cuando trabajaba con Franco (Davín) también decían que necesitaba un cambio, que mi ciclo con Franco estaba cumplido, pero de pronto metía semifinal de Wimbledon o ganaba torneos. Respeto las opiniones, pero muchas veces es más lo que quiere esa gente de mí de lo que yo necesito. Lo que más necesito es un buen equipo y buen entorno. Justamente me estoy tomando el tiempo para encontrar la gente que sea capaz de acompañarme, de la que pueda aprender. Y poco a poco lo estoy logrando.