En la tercera jornada del juicio oral por la muerte de Manuel Storani, hijo del histórico dirigente de la Unión Cívica Radical, una testigo clave y de identidad reservada complicó al único acusado que tiene la causa, Pablo Torres Lacal.
Frente al Tribunal Oral 1 de San Isidro, la mujer reveló que el hombre conducía su lancha en el Delta bajo los efectos del alcohol ya que horas antes del fatal accidente Lacal la llamó y ella le cortó porque "balbuceaba".
Según explicó en el juicio oral, vive en Trenque Lauquen y el imputado la llamó, fue en ese momento cuando sostuvo que "no se le entendía mucho lo que decía porque había estado tomando y hasta balbuceaba, entonces cortó". Al día siguiente se enteró del hecho y viajó para Buenos Aires.
La testigo no era ni más ni menos que la pareja de Lacal, que tras su testimonio complicó a la defensa del acusado que en reiteradas oportunidades manifestó que Pablo no toma y que es una persona saludable.
Otra de las cuestiones que remarcó la mujer es que nunca navegó con él de noche ya que manejaba su lancha Shark II a muy alta velocidad.
Fue el 31 de marzo de 2016 cuando un bote a "gran velocidad" por el Delta impactó de lleno contra otra lancha y produjo la muerte de Manuel Storani; Ángeles Bruzzone, su mamá; y Francisco Gotti, amigo de Lacal.
“Nunca imaginé que iba a estar en un tribunal hablando de la muerte de mi hijo y de Ángela”, expresó Federico Storani.
"A Manuel lo caracterizaba un humor fino, sutil, excelso. Y su belleza se expresaba en el espíritu con el que acometía la vida. Era un sol. Tenía don de gente. Era un excelente estudiante del Cristóforo Colombo. Su proyecto de vida quedó frustrado por la tragedia. Él era una persona con futuro que generaba una enorme empatía. Por lo tanto el golpe a mi familia fue devastador", contó el dirigente.
Durante la primera jornada también tomó la palabra el imputado de "triple homicidio simple por dolo eventual" (una figura que contempla penas de entre ocho y 25 años de prisión) quien sostuvo que “fue lo peor que me pasó en la vida. Desde que me desperté, siete días después del accidente, no paraba de llorar. Entiendo el dolor de todos los familiares. Pido sinceras disculpas porque entiendo lo que están sintiendo”.
“No entiendo cuando se me acusa de jugar a la ruleta rusa. Yo venía de mi mano, y el conductor de la otra lancha a contramano. Nada en mi aspiró a hacerle daño a nadie, y menos a mis dos amigos”, manifestó Lacal.