Antes de despedirse con “Mi enfermedad”, Fabiana Cantilo presentó a sus músicos, a su equipo de trabajo, a su mánager y también le agradeció al empresario que hizo posible su vuelta al Gran Rex. En realidad, cuando surgió la propuesta de hacer algo grande, ella lo puso a prueba diciéndole que tenía ganas de actuar en el Luna Park. Al final se inclinaron por el teatro erigido en Avenida Corrientes 857. Apenas salieron a la venta las entradas, el productor del recital le preguntó si estaba dispuesta a hacer una nueva función. La cantante y compositora no tuvo inconveniente, aunque quiso saber por qué: “Está agotado”, justificó él. Y el segundo show devino en un tercero. Si bien es una música querida por todos y todas, amén de que es dueña de una identidad artística distinguible a leguas, no hay duda de que El amor después del amor (no el disco, sino la producción de Netflix inspirada en Fito Páez) tuvo impacto en este arrebato.
Por más que ella no lo pidió ni lo esperó, el éxito de la serie de streaming le rebotó positivamente. Tanto así que la actuación de Micaela Riera, la actriz que la encarnó, caló hondo entre los que ya la conocían, al mismo tiempo que le permitió empatizar con una audiencia joven que quizá la tenía vagamente en su radar. Ese cruce generacional fue más que evidente en la noche del martes, al igual que sucedió en las funciones del sábado y del domingo en el mismo lugar. Otro rasgo que atravesó a los tres recitales, y de lo que puede dar constancia el público que asistió, es el afán de Fabi por aferrarse al presente. Esa lucha no es de ahora. Sin embargo, en esta ocasión consiguió amplificarla. Así como le pasó con el biopic acerca de su otrora pareja, tampoco tuvo injerencia en ese imaginario retrospectivo que pende sobre ella y su obra, y que la condena constantemente a ser parte del pasado de la cultura popular argentina.
Si algo de responsabilidad le toca en ese flashback es haber estado en el momento justo y con los músicos indicados. Aunque no se cuelga de esa primavera “made in” los '80. Tenía la posibilidad de incluir en estos Gran Rex alguno de los clásicos que interpretó en La dicha en movimiento, disco debut de Los Twist, que en 2023 cumplió 40 años, como “Jugando hulla hulla”. No metió nada. También tuvo la ocasión de cantar “Detectives”, partícipe del repertorio de su primer álbum solista, titulado igual que ese temazo, y tampoco lo invocó. Y es que todo ese trabajo, con excepción de la canción que firmó con Isabel de Sebastián, llamada “Mujeres”, surgió de la inventiva de Charly García. Esto no quiere decir que no se haga cargo de lo que hizo, ni que se despegue de su mentor, del cantautor rosarino y de sus colegas de aquellos años. De hecho, en su setlist estuvieron presentes Fito, Charly y hasta los Redonditos de Ricota.
La artista aprovechó la vitrina y la época para repasar su trayectoria. Más que desempolvar sus discos, Fabiana Cantilo apeló a resignificar su cancionero. Por eso no fue fortuito que previo a hacer “Cuidado”, de Información celeste (2002), le pidiera a la muchedumbre que le diera más bola a sus temas propios en Spotify que al cover que hizo de “Amanecer en la ruta”, himno del grupo Suéter (rankea entre los tres más escuchados de su perfil en esa plataforma). “Pobre (Miguel) Zavaleta, no tiene la culpa”, dijo Fabi. “Tengo muchísimos mejores temas y son míos”. Justamente, la tercera fecha, de la misma forma que las anteriores, arrancó con una de sus canciones más recientes, “Tren”, compuesta para su álbum Superamor (2015). Y como intro o disparador del show usó uno de sus pasajes: “Señores pasajeros, ustedes han sido invitados a un viaje único. Destino final: el Paraíso”. Entonces salió camino al Edén de la mano de “Una tregua”.
Durante el desarrollo del tema, arengó al público a cantarlo. Y redobló la apuesta: “¡Canten los varones, carajo!”. Si ahí había empezado a subir la temperatura, en el inédito “Payaso” ya la estaba rockeando. A los cuatro músicos y la corista que se encontraban en la estructura erigida sobre el escenario se sumaron la sección de vientos y las bailarinas. Una vez que terminó “De qué se ríen”, la cantautora se colgó la guitarra acústica en “Empire State”, que dio pie al ingreso del grupo de cuerdas. Tras saludar al público, rompió el silencio con su apropiación de “Fue amor”, original de Fito. En tanto que ese cover coqueteaba con la India, ella misma advirtió que “Ya sé qué hacer” tenía sabor celta. Si algo distinguió al repertorio que desplegó fueron sus matices, y “Universo fiel” sintetizó esa intención al juntar folklore, pop y el flow del rapero argentino JRB. Le antecedió su versión de “La bestia pop” y le secundó “Llego tarde”.
En medio de su histrionismo funcional al show, Fabi salió de escena, no sin antes comenzar a cantar su hit “Nada es para siempre”, que siguió con ella en las pantallas. Cuando regresó, se encontraba vestida igual que en el video: con saco, camisa y pantalón naranjas. A continuación, presentó a su primer invitado. Pese a que se corrió el rumor de que iba a estar el sábado, Fito Páez se encontraba actuando en Lima junto a la gloriosa Susana Baca. El martes, el músico irrumpió en esa escena ataviado con el outfit de conde victoriano que lo caracterizó este año, aunque esta vez de color rojo. Aprovecharon el reencuentro para desahogar su frustración por la escena metafísica de la serie El amor después del amor que nunca apareció, inspirada en una historia real entre ambos, y que dio origen a un tema inédito de Fito: “F Y F”. Lo estrenaron sobre el escenario, en clave jazzera, con ambos repartiéndose los roles vocales. Todo un detalle sortear la obviedad.
Las poco más de dos horas de recital continuaron con “Júpiter”, donde las bailarinas acapararon la atención, y con el electrónico “Delfines”. En “Algo mejor”, la artista no solo demostró que sigue teniendo una voz impoluta, sino que es una baterista con swing. Mientras que en “Superamor” mostró su perfil más britpop. Hubo homenaje a Charly mediante “Demoliendo hoteles” y “Bancate ese defecto”, y posterior agradecimiento al ídolo por “hacer estos temas”. Se volvió a colgar la guitarra en “Una vez más”, y al momento de hacer “Mary Poppins y el deshollinador” el público saltó de sus asientos. El aforo se quedó de pie en “La batalla” (otra canción nueva, inspirada en la pandemia), y cuando introdujo a Lula Bertoldi y Brenda Martin, de Eruca Sativa, para interpretar el himno feminista “Canción sin miedo”. Antes de despedir a las integrantes de la banda cordobesa, se le escuchó decir a Lula: “Qué honor”. Y sí. Es que el martes por la noche, Fabiana Cantilo agrandó su leyenda.