Nora Benaglia nació en La Plata, pero hace 26 años se dejó embrujar por el paisaje quebradeño de Jujuy. Desde allí enseña, escribe y compone melodías. Su nuevo trabajo se titula Agua (2023), una obra sutil y preciosista que presentará este viernes 6 de octubre a las 20.30 en Páramo Cultural (Carlos Calvo 3974), con la participación de Liliana Vitale, Flor Ruiz y Tomi Lebrero como invitados. “En 2019 comencé a trabajar con los temas que tenía escritos y cuando focalicé en el universo agua decantaron con fuerza estas seis que integran el álbum”, detalla Benaglia, quien aprendió con su maestro Ricardo Vilca cómo escribir en diálogo con el silencio y la contemplación. “El tema del agua es un desvelo que tengo hace muchos años. La Quebrada ayudó a sensibilizarme y comprometerme con su mundo”, dice.
Con una poesía transparente y sutiles arreglos de cuerdas (violín, viola, chelo, charango y guitarra), el disco nuevo de la compositora y cantante tiene un carácter conceptual y "pretende acompañar desde el arte la defensa del agua como fuerza vital de la naturaleza". “Por un lado, cada tema pedía lo que necesitaba para construir su sonoridad, o sea, el texto y la idea sugerían una instrumentación. Pero hubo que probar cosas diferentes y descartar o elegir qué era lo que más le hacía crecer expresivamente, hasta llegar a lo que quedó grabado”, explica Benaglia sobre los arreglos sonoros y la temperatura calma y acústica del disco. “Quise ser muy rigurosa en esa búsqueda, llevó tiempo definir el perfil sonoro de las ideas de cada canción. Y siempre terminan de definirse en la cocina de los ensayos, al soplar los vientos, al pulsar o frotar el arco de las cuerdas, al tensar la chirlera de la caja, al juntar las voces. Esa es la prueba de fuego de la música”, dice.
“Lo poético tomó mucho espacio y distintas formas en este trabajo”, apunta Benaglia. “Se explayó en las letras, poesías y sonoridades que colorean los momentos instrumentales. Es un territorio donde quise situar el trabajo, siempre intentando sensibilizar y sensibilizarnos”, dice. En este plano, las canciones versan sobre los ciclos de la vida ("Fulgor" y "Niña"); el amor y la naturaleza como fuerzas creadoras ("Anillo" y "Hecho a mano"), y el agua y las mujeres pulsando la transformación ("Reflejos" y "Agua cantora"). “Estela Mamani, amiga poeta, dijo una vez que mis melodías son ‘cerrosas’. Yo creo que también alimentarse de este aire, este tempo, este paisaje, el acento y los modos de hacer, sobre todo, impregnaron mi música y se fusionaron con la raíz rioplatense en un caleidoscopio nuevo”, explica sobre la influencia de la música andina en su obra.
“Siempre hay un posicionamiento aunque no esté explicitado. Hacer arte es político. Es una relación ineludible”, explica en alusión a la importancia de preservar el medio ambiente y un recurso clave como el agua en este contexto convulsionado. “Por supuesto que no hablo de política partidaria, sino de la manera en que nos paramos frente a la vida, definiéndonos en cada pequeño acto. Es una relación ideológica, no coyuntural, quizá también más espiritual. Este es un momento crucial y el tema ambiental nos contiene y nos determinará absolutamente en poquísimo tiempo. Es tremenda y muy cruel la negación y subestimación del poder sobre este tema. En Jujuy las comunidades lo tienen muy claro”.